Del cuchillo y las balas ‘fake’ de Marlaska, Iglesias y Maroto a la denuncia falsa de un ataque homófobo
La Policía no encuentra a los autores de la agresión homófoba de Malasaña en ninguna de las cámaras
El joven que denunció ser víctima de una agresión homófoba en Malasaña confiesa que se la inventó
No es la primera vez que la izquierda política instrumentaliza una falsedad para atacar a la derecha española. Existe un reciente precedente al de la falsa agresión homófoba. Ocurrió durante la campaña electoral de la Comunidad de Madrid del 4M. Las balas ‘fake’ que recibieron Pablo Iglesias, candidato de Podemos, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la directora de la Guardia Civil, María Gámez, así como la navaja ensangrentada que le llegó a la entonces ministra Reyes Maroto, fueron utilizadas para justificar la «alerta fascista» con la que PSOE y Podemos trataron de impedir el triunfo de Ayuso.
Como en el caso de la falsa agresión homófoba del madrileño barrio de Malasaña, la Policía puso el sentido común y descubrió al autor del envío a Maroto, un hombre de la localidad madrileña de El Escorial, diagnosticado con esquizofrenia. No fue complicado dar con el autor de tan burdo montaje porque el hombre había puesto en el remite su nombre, apellido y dirección. Todos datos reales. El caso pasó a un juzgado ordinario y nunca más se supo. Pero aquella amenaza ‘fake’ fue aireada en los medios de comunicación afines a la izquierda, que la usó como arma arrojadiza contra la candidata del PP. Días después, Ayuso barría a PSOE y Podemos en las urnas.
La carta de Maroto poco o nada tenía que ver con las que recibieron una semana antes Pablo Iglesias, Fernando Grande-Marlaska y María Gámez. En este caso, eran balas de revólver, excepto en el caso de Iglesias, que eran de Cetme, un antiguo subfusil usado por las Fuerzas de Seguridad españolas. La Policía se puso manos a la obra e investigó el origen de las misivas, pero aquí el amenazante escritor de cartas, si es que alguna vez existió, fue mucho más astuto y no dejó rastros que pudieran localizarle.
Reyes Maroto se presentaba en la candidatura del socialista Ángel Gabilondo como vicepresidenta económica de un Gobierno de Madrid si el socialista hubiese ganado las elecciones. “Recibir una navaja donde quieren atentar contra vuestra vida os podéis imaginar lo duro que es”, decía la ministra en plena campaña por las autonómicas.
El asunto de las balas quedó archivado por la titular del Juzgado de Instrucción 3 de Madrid, ya que de «las gestiones llevadas a cabo durante la investigación no se derivan datos para la identificación de las personas responsables». A Grande-Marlaska le habían escrito: «Tienes 10 días para dimitir. El tiempo de reírte de nosotros se terminó. Policía Nacional, Guardia Civil. El tiempo lo tienes en contra para los taponazos».
La campaña del miedo de la izquierda para tomar el Gobierno de la Comunidad de Madrid no tuvo éxito. Idéntico final es el que ha tenido la falsa denuncia de Malasaña para convertir a Vox en el partido que incita a la agresión de los homosexuales.
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