España

La ceniza del volcán desborda La Palma y afecta al tráfico aéreo de Canarias

Cuando cumple veinte días de erupción, el volcán de Cumbre Vieja ha desbordado por primera vez este viernes la isla de La Palma, al extenderse la nube de ceniza hasta Tenerife e interrumpir las operaciones en el aeropuerto de Los Rodeos, afectando así al trafico aéreo de toda Canarias.

Desde por la mañana, las aerolíneas renunciaron a operar en Tenerife Norte por la presencia de ceniza, a pesar de que AENA mantenía la operatividad de las pistas, y desviaron sus vuelos a Tenerife Sur o directamente retrasaron los enlaces a la espera de alguna mejoría.

Esa mejoría se produjo a primera hora de la tarde, cuando la compañía aérea Binter retomó sus vuelos interinsulares en Tenerife Norte y reforzó las conexiones ante la acumulación de pasajeros en la terminal.

Sin embargo, desde Santa Cruz de La Palma el comité del Plan de emergencia volcánica de Canarias (Pevolca) advirtió de que las cenizas podrían extenderse por la tarde al aeropuerto de Tenerife Sur y por la noche al de La Gomera, antes de la mejoría en el régimen de vientos que se espera para mañana.

El cambio en la dirección del viento, que se prevé que soplará desde el norte a partir del sábado, despejaría la atmósfera de cenizas y permitiría elevar además la calidad del aire que se respira en el Valle de Aridane, calificada de «regular».

En todo caso, en la isla de La Palma no se han recuperado las conexiones aéreas porque su aeropuerto está inoperativo desde el miércoles por la tarde, mientras AENA se afana en despejar la pista de cenizas.

Más allá de las afecciones de las cenizas y del dióxido de azufre a la calidad del aire y el transporte aéreo, la erupción volcánica no ha experimentado grandes cambios en las últimas horas, en las que se mantiene en una fase de estabilidad, marcada por la continuidad de las emisiones desde tres focos en el cráter del volcán y uno en la ladera que conducen el magma hasta el mar por la colada principal.

Al sur de esa colada principal se desgajó una bifurcación el miércoles por la tarde que discurre por fincas agrícolas en dirección al mar, de donde aún dista unos 150 metros.

Y desde la colada principal sigue entrando lava en el océano, donde se ha formado un delta o fajana que avanza hasta el límite de la plataforma insular, a partir del cual la mayor profundidad podría generar un derrumbe en su frente que, a su vez, podría causar la liberación brusca de gases, explosiones hidromagmáticas y olas.

La mayoría de los parámetros que se monitorizan para el seguimiento de la erupcion volcánica corroboran la fase estable o «valle» del volcán. Pero eso puede cambiar de un día para otro, según se encargan de repetir los científicos.

Entre esos parámetros, solamente la sismicidad ha seguido aumentando en número e intensidad, pero los terremotos se mantienen a gran profundidad, de más de 10 kilómetros, lo que hace pensar al Pevolca que la posibilidad de un nuevo centro eruptivo alejado del cono principal sea, de momento, «escasísima».