Carlos Mazón: «Se me hace muy difícil decir quién es más tóxico para Valencia: Sánchez o Ximo Puig»
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Carlos Mazón se ha convertido en la gran esperanza del Partido Popular para recuperar la Comunidad Valenciana donde los ‘populares’ llegaron a gobernar durante veinte años. El primer mandatario de la Diputación Provincial de Alicante ha sido elegido, recientemente, presidente del PPCV y cartel electoral para las próximas elecciones autonómicas de abril de 2023, siempre que Ximo Puig no las convoque antes. Hasta entonces, seguirá deshojando la margarita para averiguar la toxicidad política de Sánchez y Puig, como destaca en la entrevista: “Se me hace muy difícil decir quién es más tóxico para Valencia: Sánchez o Ximo Puig”.
Mazón recibe a OKDIARIO en el Palacio Provincial, sede de la institución alicantina, un edificio emblemático de estilo neoclásico construido en 1928. Durante una hora en una sala próxima al salón de plenos de la Diputación, el dirigente ‘popular’ no se deja nada en el tintero. Aborda, analiza y adelanta sus futuras medidas políticas para temas tan acuciantes como: agua, educación, lengua, impuestos, corrupción, catalanismo, pobreza, pandemia, turismo, hostelería, financiación, independentismo….
Las respuestas del político alicantino justifican la confianza que Pablo Casado ha depositado en él para desbancar al Gobierno del tripartito -PSPV, Compromís y Podemos- que preside el dirigente socialista Ximo Puig desde hace siete años.
Mazón, que tenía ocho años cuando se aprobó el Estatut valenciano en 1982, si logra conseguir una mayoría en 2023, se convertiría en el primer alicantino en ocupar el Palacio de la Generalitat, en la plaza de Manises de Valencia. Eduardo Zaplana fue hace 28 años el primer presidente procedente de las filas de los ‘populares’ de Alicante, pero nació en Cartagena (Murcia).
El candidato del PP, que en la entrevista a OKDIARIO se manifiesta como un gran defensor de la Constitución de 1978 -entonces había cumplido cuatro años- se licenció en Derecho en la Universidad de Alicante. Con tan sólo 25 años fue director general del Instituto Valenciano de la Juventud en el primer Gobierno de Eduardo Zaplana y con 35, director gerente de la Cámara de Comercio de Alicante.
Pregunta.- ¿La unidad demostrada en el Congreso en el que salió elegido presidente con casi el 100% de los votos va a servir para que el Partido Popular pierda los complejos de antaño?
Respuesta.- No sé a qué complejos se refiere. En mi no habitan. Ni complejos ni prejuicios. He llegado a una etapa de entendimiento en la Comunidad Valenciana, por tanto, los prejuicios de que el otro es siempre mejor que uno eso no forma parte de la idiosincrasia del PP.
P.- ¿Teme usted que el PSOE recurra al agit-prop y orqueste una campaña de desprestigio contra usted desde La Moncloa como ya lo hizo con Ayuso en Madrid?
R.- Forma parte de la decisión tomada. Estamos viendo cómo está ocurriendo con Ayuso o Juanma Moreno. O con Fernando López Miras, contra quien desde la propia Moncloa se intentó con nocturnidad una moción de censura gravísima. Y antes también con Núñez Feijóo…. Entre Sánchez y Casado existe una gran diferencia: cuando despunta algún líder o barón, en el partido socialista es laminado -ya vimos lo que ocurrió con Tomás Gómez, en Madrid, o con Susana Díaz, en Andalucía. Con Casado ocurre lo contrario: cuando ve una fuerza territorial complementaria o alguna baronía, son impulsadas. Ahí están los casos de López Miras, de la propia Ayuso, de Alberto Núñez Feijóo o de Juanma Moreno. Lo que me llama la atención es que desde La Moncloa no sólo se manifiesten en contra de las baronías propias, sino que también se está en contra de las de otro partido. Estamos preparados porque sabemos a quién nos enfrentamos.
P.- ¿Le puede perjudicar al PPCV un adelanto electoral si, finalmente, lo decide el presidente Ximo Puig?
R.- Estamos preparados para gobernar en la Comunidad Valenciana. Sabemos que al presidente Puig le perjudicará cuanto más tarde convoque las elecciones porque está perdiendo votos todos los días. Si las elecciones fueran mañana, le tengo que decir que estamos preparados. Pero quien más está preparada para el cambio es la Comunidad Valenciana.
P.- En otra época, el liderazgo y el carisma de presidentes como González o Aznar eran una ayuda para los candidatos autonómicos. ¿Cree que Sánchez va a ser una rémora para Puig o el presidente con él solo se basta?
R.- Es que hay un progresivo deterioro. En el año 2019, Pedro Sánchez estaba recién llegado y algunos creían en él. La figura electoral de Sánchez ahora es un acompañante tóxico. Paralelamente a eso, tenemos todo esta diatriba e impulso catalanoide y segregacionista que tenemos en Cataluña. Se me hace muy difícil decir quién es más tóxico para Valencia: Sánchez o Ximo Puig.
La doble vara de medir
P.- Le voy a preguntar por la doble moral y la corrupción. ¿Puede ser el ‘caso Azud’, en el que se ven implicado varios dirigentes del PSOE, el antídoto para que los socialistas no caigan una vez más en la tentación de pasear los casos de corrupción del pasado?
R.- El mantra de que el Partido Popular y, sobre todo, en la Comunidad Valenciana era un nido de corrupción va ofreciendo algunos resultados concretos: 200 compañeros del PP en la Comunidad se han visto exonerados de toda culpa. Bien con sentencias de inocencia o directamente con el archivo en instrucciones. ¡200! Ahora resulta que el defensor de Ximo Puig en las Cortes, el portavoz de los socialistas va a la cárcel a hablar con el responsable de las finanzas del partido o con el presunto cabecilla de una trama de corrupción a ver qué es lo que sale. Después se convierte en su propio defensor. Y dice que va a ser al mismo tiempo el defensor de Ximo Puig en las Cortes Valencianas y el defensor de un presunto cabecilla de una trama de corrupción.
Y el presidente de los ‘populares’ valencianos se hace la siguiente pregunta:
R.- ¿Dónde está el conflicto de intereses? Cuando algún cargo del PP ha sido investigado se le ha retirado las competencias y se le ha abierto un expediente dentro del partido. En estos momentos en la Generalitat Valenciana hay más de una decena de cargos que están imputados o procesados y que siguen en sus puestos como altos cargos de la Generalitat. Por ejemplo, el director general de Política Lingüística, que está procesado, por dar ayudas ilegales al hermano del presidente de la Generalitat, sigue en su puesto. El director general del Agua está imputado por delito ambiental. El hermano del presidente Puig está imputado por ayudas ilegales y la Agencia Antifraude ha denominado “cártel” -no es un nombre que me haya inventado yo en estos momentos- a todo el conglomerado de ayudas. El ex marido de la vicepresidenta y consejera de asuntos sociales está condenado a cinco años de prisión por abusar de una menor en un centro del área de su mujer, de la Consejería de Bienestar Social. Y todos siguen en sus cargos. La número dos de la Consejería de Sanidad está imputada por prevaricación y sigue en su cargo. Si tienen el arrojo de enarbolar la bandera de la corrupción, nos encontrarán en ese debate y escucharán unas cuantas verdades.
P.- ¿Por qué los casos de corrupción que afectan a la izquierda, como el del hermano de Ximo Puig y otros dirigentes del PSOE, quedan anestesiados en los medios de comunicación valencianos? ¿Hay un pacto de silencio?
R.- Desde luego hay una doble vara de medir. Será porque a los diputados del PP no nos da por ir con una camiseta con la cara de Ximo Puig boca abajo a las Cortes Valencianas y a los plenos como hacía Mónica Oltra. En el tratamiento que se dan a estos casos hay una doble vara de medir. No querría ni imaginarme que, al hermano de nuestro último presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, se le hubiera acusado de que su hermano estuviera dándole ayudas irregulares y que un director general del propio Gobierno de Alberto Fabra estuviera procesado por dar esas ayudas irregulares al hermano del presidente. Abrirían las noticias de la BBC a nivel europeo.
P.- Usted ha reivindicado la memoria de Rita Barberá. ¿Cree usted que su partido estuvo un tanto cicatero con la ex alcaldesa de Valencia?
R.- Pues puede que sí. Hay que trasladar el contexto a un momento muy duro tanto mediática como socialmente, en el que además se pasaba por una crisis muy dura. Yo comprendo que haya podido ocurrir: que algunos compañeros míos dirigentes se hayan visto abrumados con aquello. No se afinó bien. He hablado del presidente Camps, que está viendo cómo se archivan cada una de las acusaciones que había contra él. Aún le quedan dos casos que yo espero que le salgan muy bien. Camps, junto a Rita Barberá y otros, han sido extremadamente maltratados. Se ha visto que no había nada de nada. Veíamos sus caras en las camisetas de la oposición. Hay una cosa en la Constitución que se llama presunción de inocencia, pero se le olvida a la gente. No sé si el término es cicatero, pero sí ha habido errores dentro del propio partido en tratar estos temas.
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