España
Cake Minuesa en la protesta de la Policía Municipal de Madrid

Begoña Villacís: «El Ayuntamiento de Madrid no quiere a su Policía Municipal»

La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) y el Colectivo Profesional de la Policía Municipal (CPPM) han participado hoy martes en la concentración convocada en la Plaza de la Villa para exigir «un acuerdo digno» para la Policía Municipal de Madrid.

En un comunicado, CSIF ha explicado que se une a la concentración tras haber redactado y preparado una propuesta «realista», y tras considerar que la última presentada por el Ayuntamiento es «muy similar» a la sometida a votación en junio y rechazada ampliamente por los policías.

En opinión de este sindicado, un buen acuerdo debería incluir tanto las condiciones económicas que en otros colectivos se implementaron recientemente como retribuciones acordes al cambio de grupo, al haber pasado los policías locales del grupo C2 al C1, según la nueva Ley de Coordinación de Policías Locales aprobada este 2018.

Asimismo, reclaman horas extras con valor por encima de las ordinarias, blindaje en la suspensión de las libranzas o compromisos sobre el pago de horas extras en tiempo y forma, entre otras propuestas. Somos conocedores de lo que está suponiendo el cambio de grupo en muchos pueblos de nuestra Comunidad, y lo que se está negociando a nivel autonómico para adaptarse a la nueva Ley», ha señalado CSIF.

A la concentración ha asistido Begoña Villacís para apoyar las exigencias del cuerpo municipal. Entre las consignas de los manifestantes («¡Barbero, dimite, la poli no te admite!») la concejala de Ciudadanos ha dicho tajantemente: «Las negociaciones con la Policía no avanzan. Se falta al respeto constantemente de mil millones de maneras distintas. Esta corporación no quiere a su Policía» ha sentenciado.

Por su parte, el CPPM ha animado a la participación en redes sociales en esta protesta, que discurrirá coincidiendo con la comisión de Seguridad del Ayuntamiento. «Nos niegan lo que dan a otros colectivos y no valoran nuestro trabajo. Cuatro meses después insisten en imponernos el preacuerdo rechazado», señalan.