España
Crisis del coronavirus

Austria, Holanda y Alemania vuelven a hablar de hombres de negro y de rescate en el caso de España

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Pedro Sánchez vendió la piel de un Plan Marshall antes de cazarlo en la UE. Y lo cierto es que la pésima gestión del coronavirus en España ha provocado que los socios europeos del norte no quieran ayudar a España, a menos que sea por medio de un rescate y con hombres de negro incluidos. Porque ni Alemania, ni Austria, ni Holanda se fían del Gobierno socialcomunista de Sánchez. Y porque ya están cansados de que, de forma periódica, España acuda a pedir ayuda multimillonaria por los destrozos generados por el PSOE en materia económica. Y ahora ya, además, por los destrozos humanos en materia sanitaria.

El Ejecutivo de Sánchez vendió su titular rápido. Lo plasmó hasta en el Financial Times: «España apuesta por un nuevo Plan Marshall para toda la Eurozona con el que liderar la recuperación”. Pero lo hizo tan rápido, que se pasó de frenada, para no variar.

Y es que tras los tres billones inyectados en la economía europea por las instituciones de la Unión Europea desde la última crisis, los contribuyentes netos de la UE consideran que ya es más que suficiente. La vídeocumbre de jefes de Estado y de Gobierno celebrada este pasado jueves evidenció ese cansancio de algunos Estados miembros de seguir pagando desastres ajenos.

En especia  lo evidenció con respecto a Italia y España. El encontronazo llegó hasta el punto de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, bloquearon durante horas la aprobación de las conclusiones, básicamente, porque no había nada concreto que echarse a la boca. Ni Plan Marshall de 750.000 millones de euros, ni nada parecido.

Los alfiles más visibles en el freno de los deseos de Sánchez fueron Austria y Holanda. Pero el reconocible hombre invisible tras ellos, era evidente: Alemania.

Y es que el país germano ya sufrió las tensiones en su propio electorado por haber ayudado a salir de la crisis de 2008 a los alumnos no aventajados. Y allí, entre esos alumnos con suspenso estaban ya Italia, en primer lugar, y, varios puestos por detrás, España.

Italia y España, en esta ocasión, afirmaron que el plan económico de la UE para salir de la crisis del Covid-19 es insuficiente. Pero el norte recordó que son esos dos países los que han desbocado su crisis humanitaria y, con ello, su crisis económica, por el consecuente parón económico.

El resultado fue ya insinuado por el norte en esa vídeorreunión: si se quiere ayuda, tendrá que ser con el consiguiente rescate oficial y, por supuesto, con hombres de negro vigilando y limitando el comportamiento y los actos diarios de gobierno.

Austria y Holanda recordaron el programa de inyección masiva de fondos por parte del BCE mantenido durante años. Un plan por valor de 2,6 billones de euros, depositado en su práctica totalidad en el balance del BCE ante la falta de demanda de crédito y que ha llevado al Banco europeo a soportar con estas ayudas un importe equivalente a más del 40% del PIB de la Eurozona.

También recordaron el Plan Juncker (2014) con otra inyección de 360.000 millones de euros, que se unió al plan de estímulo privado de 500.000 millones de euros en los últimos 6 años.

Y recordaron los 200.000 millones de euros destinados a crear millones de empleos y empresas en la Unión Europea. Traducido: que el norte se ha cansado. Y España se vuelve a jugar un rescate.