Sánchez traga con la exigencia de Torra y permite la foto de la ‘cumbre’ de Barcelona
La cumbre de Barcelona entre los gobiernos de España y la Generalitat de Cataluña ya tiene su foto. El presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, y el del gobierno autonómico catalán, Quim Torra, han posado junto a sus vicepresidentes y los ministros y consejeros que les han acompañado en las dos reuniones celebradas en el Palacio de Pedralbes.
En la víspera del Consejo de Ministros de Barcelona, Sánchez y Torra se han reunido en el mismo lugar en el que el dictador Francisco Franco celebró también un Consejo de Ministros en 1970, la última reunión de este nivel que ha tenido lugar en la Ciudad Condal.
De forma paralela ha habido otro encuentro de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet; el vicepresidente catalán, Pere Aragonés; y la portavoz del Govern, Elsa Artadi.
Durante el encuentro, Sánchez se ha situado al lado de la bandera nacional y Torra, en el de la catalana. La imagen típica de una reunión entre dos jefes de Estado. En medio, dos flores amarillas, color que el separatismo ha identificado con su causa política. La delegación del gobierno nacional se ha percatado del ‘mensaje’ y, a media reunión, ha colocado una flor de Pascua en medio, de tal forma que el rojo, junto al amarillo, ha devuelto a la foto los colores oficiales tanto de la bandera española como de la catalana.
Ha sido el última de los encontronazos protocolarios que ha rodeado la reunión, donde la polémica ha llegado hasta el último momento. El Govern había anunciado primero la reunión de todos los presentes. Minutos después lo ha desmentido el Gobierno de España, que, sin embargo, ha terminado aceptando una foto de familia con los seis participantes en la ‘cumbre’ de Barcelona, un formato inédito en las reuniones del presidente del Gobierno con los presidentes de las comunidades autónomas.
De momento no ha trascendido nada del encuentro pero, a juzgar por las caras de los presentes, la cosa no ha ido bien. Únicamente Sánchez y Calvo sonríen tímidamente mientras que Batet mira a la parte catalana con desconfianza. Torra, Aragonès y Artadi, con rostro serio e incómodos.