La UE y Reino Unido hacen un último esfuerzo para salvar las negociaciones y evitar un Brexit duro
El Brexit ha entrado en la recta final de las negociaciones, ya que el próximo 31 de diciembre expira el plazo para pactar un acuerdo para la salida ordenada de Reino Unido de la Unión Europea (UE). Un escenario que ha intensificado los contactos de ambos equipos negociadores, que han retomado este domingo en Bruselas las negociaciones para un acuerdo que defina su relación postbrexit, con quien ha sido su socio durante 47 años una vez culmine el periodo transitorio.
Un encuentro que se podría tratar de la última oportunidad para Reino Unidos y la Unión Europea para lograr un acuerdo que garantice una competencia británica leal con el resto de mercados europeos, ya que el pasado viernes las negociaciones entre el negociador británico, David Frost, y el negociador jefe europeo, Michel Barnier, se paralizarán por diferencias para cerrar el acuerdo.
No obstante, las conversaciones se reanudaron este sábado con la llamada telefónica entre la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Boris Johnson, quienes decidieron que merecía la pena hacer un nuevo intento para «salvar diferencias significativas en tres cuestiones clave: relación equilibrada, gobernanza y pesca».
Una negociación que se está retrasando en el tiempo, ya que tanto la UE como Reino Unido preferían cerrar el acuerdo antes de que acabe el mes de octubre por los plazos que exige la burocracia y ya estamos en diciembre. Ante este escenario, los líderes europeos ya han pedido a Bruselas que se prepare también para el peor escenario.
Así lo explico este sábado la presidenta de la Comisión Europea (CE) en un comunicado conjunto tras la conversación telefónica: «Aunque reconocemos la seriedad de estas diferencias, hemos acordado que nuestros equipos negociadores deberían hacer un esfuerzo más para evaluar si pueden ser resueltos».
En concreto, los puntos de bloqueo que impiden que hasta la fecha se produzca una salida ordenada del Reino Unido de la Unión Europea (UE) siguen siendo la pesca, la igualdad de condiciones en las normas de ayudas públicas y la gobernanza del acuerdo que regirá las relaciones de competencia de la UE.
Vuelven las negociaciones
Los equipos negociadores británico y europeo han retomado este domingo el trabajo a primera hora de esta tarde y continuarán negociando todo el día. Aunque según fuentes comunitarias, estos contacto se podrían extender también hasta el lunes -por la situación de enrocamiento que viven las negociaciones a tan sólo tres semanas de que se cumpla el fin del periodo de transición-.
Unos negociaciones que se expondrán este lunes ante los embajadores comunitarios de los Veintisiete a las 07:30 horas, ya que el embajador alemán ante la UE, Michael Clauss, cuyo país preside este semestre el Consejo de la UE, ha invitado al negociador europeo, Michel Barnier, a informar al resto de países.
Mismo día en el que Von der Leyen y Johnson volverán a hablar por la tarde para ver si es posible poner punto final al periplo, a pesar de que en los últimos días, ambas partes se han acusado mutuamente del bloqueo de unas negociaciones que comenzaron en febrero y se han intensificado en las últimas semanas -por el parón que se ha producido por la crisis del coronavirus-.
Últimas semanas para cerrar el acuerdo
Una negociación que se está retrasando en el tiempo, ya que tanto la UE como Reino Unido preferían cerrar el acuerdo antes de que acabe el mes de octubre por los plazos que exige la burocracia y ya estamos en diciembre. Ante este escenario, los líderes europeos ya han pedido a Bruselas que se prepare también para el peor escenario.
La relevancia política de la pesca supera con creces su peso económico -un 0,1 % del PIB- para algunos países comunitarios, en particular Francia, Países Bajos, Bélgica o Dinamarca, los que más dependen de unas aguas que representan el 40% de las capturas de la UE. Precisamente el Gobierno francés ha advertido esta semana de que vetará el acuerdo si no le satisface, algo que hasta ahora no había hecho ningún de la Unión Europea.
En cualquier caso, la economía del Reino Unido sufrirá un impacto significativo independientemente de la modalidad en la que finalmente se materialice su salida definitiva de la Unión Europea con un efecto negativo de entre el 1,5% y el 3% en su Producto Interior Bruto (PIB) para 2022, frente al 0,4% estimado en el peor de los casos para la Unión Europea (UE) por el Banco de España. Un escenario que incluso podría perjudicar a España por su estrecha relación con el país británico en el que tiene una amplia exposición.
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