Economía
¡Es el mercado, amigo!

Teresa Ribera se asegura seis años de trabajo para su maridito y coloca a su protegida

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Es bien sabido que, cuando un Gobierno se hunde y sabe que va a perder las siguientes elecciones, quien más, quien menos se empieza a buscar las habichuelas para el provenir. Suele ocurrir con los ministros y secretarios de Estado, pero en un Ejecutivo tan endogámico y nepotista como el actual, esto también aplica ahora a cónyuges y demás parentela.

Esto es exactamente lo que ha hecho esta semana Teresa Ribera, la ministra responsable del recibo de la luz y del gas. A su marido, Mariano Bacigalupo, le vence el año que viene el mandato como consejero de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), el órgano supuestamente independiente que regula la libre competencia en los distintos sectores. Y como un PP en el poder no le iba a renovar, le han trasvasado a la CNMV (la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la policía de la Bolsa), donde podrá disfrutar de seis años más en la poltrona.

¡Qué más da un órgano que otro! El que vale, vale pa tó. Como si le ponen en el Consejo General del Poder Judicial y así lo desbloquean. Un asalto desvergonzado por parte de Pedro Sánchez que usa estos organismos, igual que RTVE o el Defensor del Pueblo, para pagar favores y asegurarse lealtades como si fueran suyos. Si esto lo hiciera la derecha, por supuesto que las redes estarían ardiendo indignadas por el escándalo. Pero el PSOE lo hace sin ningún pudor y le da igual que alguien proteste: total, son fachas.

Conflicto de interés… ahora

Se ha justificado este movimiento por el conflicto de interés que supone que Bacigalupo fuera responsable de la sala de Supervisión Regulatoria de la CNMC siendo marido de la responsable de la política energética; el matrimonio que rige los destinos energéticos de España con el éxito por todos conocido.  Y claro que existe ese conflicto, pero no ahora; lo hay desde 2018, desde que Ribera es ministra, y no les había importado en ningún momento.

 

Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV.

No, la realidad es que el mandato le vencía a Bacigalupo en 2023 y con este trasvase escandaloso se asegura tener trabajo los seis años que puede ocupar el sillón de la CNMV tras la ampliación de los mandatos de este organismo que el Consejo de Ministros aprobó en junio. Y Nadia Calviño vendió entonces esa medida para preservar la independencia de los consejeros, chúpate esa. Un ejemplo: ¿No tiene nada que decir Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV, del escandaloso asalto del Gobierno a Indra? ¿Por qué no obliga a la SEPI, Amber y Sapa a lanzar una opa por su evidente concertación?

La protegida sustituye a Bacigalupo

Pero no se vayan todavía, que aún hay más. ¿Quién va a sustituir a Bacigalupo? Pues la protegida de él y de su mujer, María Jesús Martín Martínez. Como informó en su día OKDIARIO, el matrimonio ya la colocó como directora general de política energética y minas en su Ministerio de Transición Ecológica, de donde tuvo que salir por tener paralizada esa dirección con graves consecuencias, por ejemplo, para la crisis de Abengoa. Y entonces la enchufaron en la CNMC como directora general de Energía, aunque tuvieron que convocar un concurso para guardar las formas. Ahora, Martín Martínez culmina esta brillante trayectoria con un puesto en el consejo y la consiguiente subida de sus emolumentos.

Y mientras este clan que controla la energía se asegura su futuro tras la caída de Pedro Sánchez, la electricidad sigue disparada, quitando alivios puntuales como el de este sábado, y está pegando unos sustos terribles a los clientes del mercado libre que empiezan a disfrutar de la compensación por el tope al gas que el Gobierno ha metido graciosamente en el recibo. Lo mismo va a ocurrir con el gas en cuanto bajen las temperaturas.

Al mismo tiempo, estamos importando gas a espuertas y somos los que más le compramos a Putin, básicamente para generar electricidad que en buena medida le vendemos a Francia. Lo de Francia es de aurora boreal: le compramos su gas para después venderle la electricidad que generamos con él a precios bajos, porque los franceses no pagan la citada compensación que sí pagamos los españoles. Y así todo. Pero ellos seguirán cobrando de nuestros impuestos mientras usted no llega a fin de mes por la factura energética.