Todo lo que hay que saber sobre un corralito en Cataluña
El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha advertido de la llegada de un corralito si ganan las elecciones catalanas los partidarios de la secesión unilateral. Respalda la postura de las patronales bancarias (AEB y CECA), que han anunciado que no podrán garantizar la seguridad de los depositantes. Pocos pensaban que esto se pudiera producir dentro de un país europeo, pero la ofensiva independentista ha decidido obviar las consecuencias económicas de una ruptura de la unidad nacional.
El término “corralito” nació en Argentina en 2001, cuando el Gobierno decidió restringir la disposición de efectivo de los ciudadanos para evitar una masiva fuga de capitales. Desde entonces se emplea en España este concepto para explicar un proceso que, aunque parezca complejo, es muy sencillo: las autoridades del país prohíben las transferencias de dinero y las disposiciones de efectivo, estableciendo unos límites mínimos para permitir la supervivencia.
El corralito más cercano es el de Grecia, donde el Gobierno impuso el cierre bancario para que los ciudadanos no sacaran sus euros ante el riesgo de que el país saliera de la eurozona. Si esto hubiera sucedido, el dinero de los griegos habría sido convertido en la nueva moneda local, perdiendo el porcentaje de valor que decidieran los políticos. Precisamente, cuando un país quiere recuperar su moneda lo primero que hace es devaluar, lo que supone un robo a todos los ahorradores.
El caso de Cataluña sería similar. Si ganan los independentistas y anuncian una secesión unilateral, los ciudadanos temerán perder sus euros, y retirarán el dinero de sus cuentas corrientes con la mayor velocidad posible. Esto descapitalizaría a las entidades financieras en cuestión de horas, quebrando el sistema. Para evitarlo las autoridades deberán limitar el acceso de los catalanes a sus fondos.
Fuga de capitales aunque no haya independencia
Es más, el corralito se podría producir antes incluso de la declaración de independencia, ya que el temor es suficiente para iniciar la fuga de capitales. El riesgo ha sido ocultado por los impulsores de la plataforma secesionista, aunque desde hace años conocían el resultado económico de la independencia: la quiebra del sistema financiero.
El hecho de que sea una comunidad autónoma la que imponga la restricción de liquidez incorpora aún más incertidumbre al proceso. Si la salida de capitales comienza antes de la secesión, la Generalidad no tendrá capacidad normativa para obligar a las entidades financieras a cerrar sus ventanillas y limitar las operaciones en cajeros y banca electrónica. Los bancos podrían incluso actuar por su cuenta y aplicar el corralito para evitar las retiradas masivas de dinero.
No podemos finalizar este repaso sin mencionar los efectos que tendría la salida del euro para la deuda de las empresas y familias. Los créditos otorgados por las entidades financieras están nominados en euros y deben ser devueltos en la misma moneda. Si Cataluña se independizara la Generalitat crearía una nueva divisa, con un valor menor que el euro, por lo que la devolución de las deudas contraídas hasta ese momento tendría un mayor coste.
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