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El populismo amenaza el crecimiento económico de Chile

El auge del populismo amenaza el crecimiento económico y social de Chile. Así lo asegura el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada en su último análisis sobre el país del cono sur. El instituto asegura que las decisiones estratégicas que han tomado los últimos gobiernos del país «han estado dirigidas más a solventar estos problemas del corto plazo que a mejorar la competitividad, la integración de la economía chilena en la economía mundial, las reformas estructurales y la reducción de las desigualdades sociales».

Aunque el modelo económico de Chile ha sido un referente de crecimiento y de reducción de la pobreza y la desigualdad en todo el continente latinoamericano, en la actualidad «los desórdenes que se están registrando han logrado una modificación de las políticas públicas, dando impulso a una centrifugación a los extremos de corte populista que hace pensar que el consenso económico que ha existido en Chile desde el final de la dictadura y que ha permitido un crecimiento sostenido del país, con las más relevantes mejoras sociales, ha caído en el olvido».  Por ello, asegura que en estos momentos hay un «alto riesgo» de que la cesión ante el populismo comprometa el desarrollo futuro de Chile.

La última década

El Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada también sostiene que en la última década el ritmo de crecimiento de la economía chilena se ha «ralentizado y, lo que es más grave, según las estimaciones de los principales organismos internacionales, la capacidad de crecimiento futuro de Chile se ha reducido».

El motivo es que «las prioridades de la agenda política han estado marcadas durante ese tiempo por las exigencias derivadas de los debates y conflictos sociales que se han planteado, sin atender a la institucionalidad o a las reformas estructurales que los tiempos demandan».

Según el análisis del Instituto Coordenadas, se han dejado a un lado las exigencias de una política y la disciplina de una estrategia centrada en conseguir un objetivo común de crecimiento y convergencia en renta. Un objetivo que había sido asumido de forma consensuada por la sociedad chilena desde el la presidencia de don Patricio Aylwin.

Más consecuencias

El Instituto sostiene que la actual situación «se está traduciendo en severo riesgo de contracción de la inversión extranjera; en la relajación de la disciplina fiscal, con las consiguientes rebajas de las calificaciones crediticias y una menor credibilidad internacional. El mercado laboral se ha hecho mucho más rígido y los costes laborales se han disparado, lo que como bien se conoce en España genera desempleo sistémico».

El panorama político chileno está generando todo tipo de «dificultades y retrasos para la puesta en marcha de las reformas necesarias para diversificar el patrón exportador, aumentar la competitividad, reducir la burocracia y las barreras de entrada en algunos sectores, indica el análisis del Instituto.

Este panorama político y social que ha provocado que Chile pierda posiciones en los informes “Doing Business” y “Global Competitiveness Report”, que reflejan además cómo otros países lo han superado en la última década, añade.

De cara al futuro inmediato, el Instituto apuesta por «mejorar la formación y la capacidad de adaptación de los trabajadores a las nuevas tecnologías; aumentar el atractivo del país y conseguir una economía más flexible que atraiga a la inversión».