Petróleo más caro e inflación agravada: temor a que la guerra de Israel golpee a la economía española
El conflicto de Oriente Próximo supone una grave zozobra añadida tras la escalada de precios que se arrastra desde el estallido de la guerra de Ucrania
Expectación ante el impacto que tenga en las bolsas la guerra desatada por el ataque de Hamás a Israel
La guerra provocada por el ataque de los terroristas palestinos de Hamás contra Israel ha hecho cundir la zozobra en la economía. El conflicto ha estallado cuando el Banco Central Europeo (BCE) sigue en su particular batalla contra la inflación, lo que se está traduciendo en una encadenada subida de los tipos de interés con los que pretende enfriar la escalada de los precios que están golpeando los bolsillos de los ciudadanos. España es un ejemplo evidente del problema, con expertos que ya estaban alertando de un claro riesgo de estancamiento. Ahora, la guerra en Oriente Próximo irrumpe como un cisne negro, expresión con la que los economistas se refieren a hechos totalmente imprevistos, que alteran por completo los cálculos, las estrategias y la dinámica de los mercados.
Petróleo más caro e inflación agravada son dos de las consecuencias inmediatas que se temen, firmemente, ante un conflicto que todavía no se sabe cómo va a evolucionar, cuánto se va a prolongar en el tiempo y qué implicaciones internacionales puede tener en el mundo árabe, que incluye a grandes productores de crudo.
Antes de que estallara la guerra de Ucrania por la invasión rusa ya había comenzado a subir la gasolina y el gasóleo en España. Llenar los depósitos de los vehículos empezó a hacerse cuesta arriba en nuestro país, y la escalada de los costes energéticos en general, también. La situación se disparó con la invasión ordenada por Putin. Aquello desató un efecto en cadena: subida añadida de los precios energéticos, repercusión en los costes de las producciones y elevación general de precios en la cesta de la compra y en el resto de bienes de consumo.
Eso desencadenó una escalada de la inflación muy acusada, que ha golpeado el bolsillo de los españoles y que constituye uno de los grandes retos para las autoridades económicas. Y no solo en España, sino en el conjunto de la Unión Europea. De ahí la batalla que libra el BCE con la clásica herramienta monetaria de elevar los tipos de interés del dinero para contener el consumo, aun a riesgo de que eso erosione la inversión productiva y acabe afectando al empleo.
España, con problemas añadidos
En el caso español, a todo ello se le suma un flanco débil preocupante en la economía nacional: la indigesta deuda pública, que no deja de engordar y que lo hace más cuanto más suban los precios, ya que el IPC tiene un sobrecoste inmediato en el grueso gasto de personal que tienen las administraciones públicas y en el pago de las pensiones. Con déficit y deuda pública al alza, el escenario de la rebaja de la presión fiscal se desvanece, perdiéndose así una herramienta típica para estimular la inversión productiva y el empleo.
La guerra provocada por los terroristas de Hamás contra Israel complica gravemente el escenario de la economía. A falta de saber cuánto se prolonga el conflicto y si su onda expansiva extiende la tensión a otros países de la región, lo que todos los especialistas coinciden en indicar es que no va a ayudar a contener la inflación en España y en el resto de Europa. El principal y más inmediato temor es a una escalada añadida de los precios del petróleo, cuyos efectos se tienen muy presentes desde que estalló la guerra de Ucrania.
Los bolsillos de los españoles se verán golpeados de forma añadida. Y más cuanto más dure el enfrentamiento armado entre Hamás e Israel. Pero también si callan las armas y se mantiene la tensión en la zona, porque eso es en sí mismo un motivo de incertidumbre agravada que se traspasa de inmediato a las cotizaciones del crudo y a su efecto en cadena en las economías occidentales.
Bolsillo, bolsas y mercados de deuda
Con este panorama, pocos dudan de que, con más o menos intensidad, por más o por menos tiempo, la guerra provocada por los terroristas de Hamás con su ataque a Israel va a ser un golpe añadido a la economía española. La incertidumbre compromete el ya castigado poder adquisitivo de los ciudadanos y, además, por la vía de un previsible repunte de los precios de la energía, se tema que sea un problema añadido para las empresas y, por tanto, para el empleo.
Mientras tanto, con este escenario lleno de sombras, los expertos aguardan expectantes al impacto que la guerra en Israel va a tener en las bolsas y en los mercados de deuda pública.
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