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Economía
Turistas

Una pareja de alemanes intenta vivir en España y les ocurre ésto después de un año: «Los caseros…»

Cada año, miles de europeos deciden emigrar a España buscando sol, tranquilidad y una vida más asequible. Nuestro país aparece siempre como el destino perfecto: buen clima, ritmo pausado y, en teoría, un coste de vida más bajo que en otros países del continente. Pero lo que para algunos es un sueño cumplido, para otros se convierte en una experiencia con más sombras que luces, tal y como es el caso de una pareja de alemanes que tras mudarse a España han tenido que volver a su país.

 ennifer Itinga Fontan y Lukas Reinike, un matrimonio alemán que en 2024 decidió dejar su vida en Remscheid, en el oeste de Alemania, para instalarse en Dénia (Alicante) junto a sus dos hijos, Noel, de seis años, y Elián, de cuatro. Lo hacían siguiendo los pasos de los padres de ella, que ya se mudaron tiempo atrás al mismo destino. Sin embargo, apenas un año después, la familia ha vuelto a hacer las maletas. En declaraciones al diario Remscheider General-Anzeiger, ambos reconocen que la realidad fue muy distinta de lo que esperaban. Así lo que empezó como una aventura familiar para empezar de cero en el Mediterráneo acabó siendo una sucesión de dificultades que les hizo regresar a Alemania antes de tiempo.

Unos alemanes explican las dificultades de vivir en España

El primer golpe de realidad llegó con el tema de la vivienda. Jennifer lo resume de forma clara: «La realidad fue muy diferente a lo esperado». Aunque la pareja contaba con la ayuda de los padres de ella, que ya vivían en Dénia, pronto descubrieron algo que viven miles de españoles actualmente, y es que encontrar un piso en condiciones y a un precio razonable es casi una misión imposible.

«No encontrábamos un apartamento asequible. Los caseros preferían alquilar a turistas o solo para estancias cortas», explica la mujer. Así, el auge del alquiler vacacional en la provincia de Alicante complicó aún más la búsqueda. Muchos propietarios optaban por el turismo de temporada, dejando a las familias que buscaban estabilidad sin opciones reales.

Los bajos salarios de España

Además de la problemática de la vivienda, la pareja encontraron un segundo segundo gran obstáculo con respecto al trabajo y los ingresos. Jennifer consiguió empleo en la administración de una residencia de ancianos, con una jornada parcial de veinte horas semanales. Sin embargo, su sueldo, según explica, era similar al de un minijob de baja remuneración en Alemania, lo que les impedía llegar a fin de mes.

«No puedo trabajar dos o tres veces allí para llegar a fin de mes», reconoce al medio alemán para el que ha hablado. Y en el caso de su marido, Lukas, logró mantener su trabajo remoto como asesor de clientes para la firma de moda Breuninger, pero ni siquiera con dos ingresos estables lograban cubrir todos los gastos que se tienen en el día a día en España.

El coste de la vida, lejos de ser tan bajo como imaginaban, les sorprendió. No lo detallan, pero es de esperar que la cesta de la compra, los alquileres elevados y algunos servicios básicos terminaron por romper sus cálculos iniciales. Con dos niños pequeños, las cuentas simplemente no salían.

Choque cultural y diferencias de ritmo

A las dificultades económicas se sumó el choque cultural. Lukas admite que, aunque el país les gustaba, les costó adaptarse al ritmo mediterráneo. «Estamos acostumbrados a la estructura de aquí (Alemania), y allí (España) falta eso», comenta. Las diferencias en horarios, la burocracia más lenta y cierta percepción de informalidad en los trámites administrativos fueron factores que, poco a poco, les hicieron añorar la organización alemana.

Aun así, los niños sí consiguieron adaptarse con facilidad. La pareja explica que en pocos meses aprendieron español, se integraron en el colegio y disfrutaban de la vida al aire libre. De modo que la adaptación más problemática, la de los niños, fue finalmente la que mejor resultó. Pero eso no bastó para sostener una vida que, para los adultos, se estaba volviendo insostenible.

El regreso a Alemania

Con lo vivido, el pasado mes de agosto, la familia decidió poner fin a su etapa española y regresó a Alemania. Jennifer retomó su antiguo trabajo en un supermercado, mientras Lukas continúa desempeñando su puesto en remoto desde Remscheid, en el estado de Renania del Norte-Westfalia.

Aunque el cambio no fue fácil, ambos coinciden en que regresar fue la decisión correcta. «Emigrar es más fácil que volver», admite Lukas, en alusión al esfuerzo emocional que supone deshacer una vida que parecía empezar de nuevo.

Pese a todo, aseguran que su paso por España no fue en vano. «Antes me molestaba la lluvia, pero no, aquí no todo es malo”» reflexiona el padre. Ahora, la familia busca una vivienda estable en su antigua ciudad, valorando lo que ya de por sí tenían antes de intentarlo en otro país.