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La OCU tiene la solución perfecta para dejar de gastar un dineral en aceite de oliva

La OCU desvela las mejores alternativas al aceite de oliva

La OCU confirma la fecha exacta en la que el precio del aceite de oliva empezará a bajar

En los últimos años, el aceite de oliva ha visto un incremento espectacular en su precio, lo cual ha afectado significativamente los presupuestos domésticos de todos los consumidores en España. Desde 2021, el costo del aceite de oliva ha aumentado un 200.4%, lo que significa que su precio se ha triplicado en tres años, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Solo en el último año, el precio de este producto esencial en muchas cocinas ha subido un 70%, convirtiéndolo en el producto con la mayor alza en su categoría. Esta tendencia de incremento continuó con un alza del 3.2% solo en marzo respecto al mes anterior.

Este fenómeno no es aislado al aceite de oliva; otros productos básicos también han experimentado subidas significativas, como el chocolate y el cacao, que también se han visto impactados por crisis globales que afectan la disponibilidad y el costo de la materia prima.  Ante esta situación, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) desarrolló un informe especial en el que ofrece alternativas viables al aceite de oliva de manera que podamos olvidarnos un poco de lo caro que sigue estando y tengamos otras opciones a la hora de cocinar o aderezar nuestros platos.

De este modo, la OCU ofrece una guía esencial para aquellos que buscan optimizar su gasto en alimentos sin comprometer la calidad ni el sabor de sus comidas con recomendaciones prácticas sobre qué tipos de grasas pueden usarse en diferentes preparaciones culinarias, ofreciendo así soluciones adaptadas a las necesidades de cada consumidor.

La OCU tiene la solución para dejar de gastar en aceite de oliva

A través del informe especial que la OCU hizo sobre grasas para cocinar, la organización deja claro primero de todo que aunque el aceite de oliva es una base tradicional en la dieta mediterránea, existen otras opciones que pueden ser igualmente saludables y económicas. De este modo, entre las mejores alternativas se encuentran los aceites de semillas como el de girasol, soja o incluso grasas de origen animal como la manteca.

La elección señala además que el decantarnos por una u otra de estas opciones, depende del tipo de cocción y del sabor que se desea obtener. Por ejemplo, para frituras, el aceite de girasol alto oleico y el aceite de orujo de oliva son recomendados por su resistencia a altas temperaturas, mientras que para ensaladas, aceites con sabores más suaves pueden ser más apropiados.

Uso de grasas en preparaciones crudas y calientes

Para las preparaciones que se disfrutan en crudo, como las ensaladas y los gazpachos, el aceite de oliva virgen extra sigue siendo el preferido por su capacidad de añadir un sabor distintivo y enriquecer el plato. Este aceite es valorado no solo por su perfil de sabor, que puede variar de frutado a herbáceo, sino también por sus beneficios para la salud, ricos en antioxidantes y grasas monoinsaturadas saludables para el corazón.

Sin embargo, la OCU señala que hay ocasiones en las que el sabor pronunciado del aceite de oliva puede competir con otros ingredientes delicados. Por ejemplo, en el caso de los aliños o mayonesas, un aceite con un sabor menos dominante puede ser más adecuado. Aquí, los aceites de semillas como el girasol o la soja, conocidos por sus sabores más neutros, son excelentes opciones. Estos aceites, además de ser económicos, contienen grasas poliinsaturadas que no necesitan ser estabilizadas por el calor, por lo que son perfectos para aderezos y salsas frías.

Cuando se cocina a altas temperaturas, la estabilidad del aceite es crucial. El calor puede alterar la estructura química del aceite, lo que afecta no solo a su sabor y beneficios saludables, sino también a su seguridad al producir compuestos no deseados. La OCU explica que para los aceites ricos en grasas poliinsaturadas, como los de maíz, soja y girasol común, tienden a degradarse más rápidamente cuando se exponen a altas temperaturas.

Para freír, se recomienda utilizar aceites con un alto punto de humo y estables, como el aceite de girasol alto oleico, el aceite de oliva refinado o el aceite de orujo de oliva. Estos aceites son capaces de soportar altas temperaturas sin descomponerse, manteniendo la calidad del frito y minimizando la formación de sustancias nocivas. Además, algunos aceites especiales para freír incluyen antioxidantes y aditivos que protegen el aceite de los efectos de las altas temperaturas.

Además de los aceites, otras grasas como la margarina y la mantequilla pueden ser utilizadas en hornos y asados, aunque son menos adecuadas para freír debido a su menor estabilidad térmica. En cambio, proporcionan un sabor y textura incomparables en la repostería y en preparaciones como bechameles o cremas de verduras, donde la nata y la mantequilla enriquecen notablemente el sabor final.

Consejos para el uso eficiente de las grasas

Para optimizar el uso de aceites en la cocina, la OCU recomienda técnicas que reducen la absorción de aceite como freír con aceite muy caliente y en trozos grandes, y utilizar métodos de cocción que requieran menos grasa, como el horneado, la cocción lenta o el uso de electrodomésticos alternativos como las freidoras de aire. Además, se aconseja variar el tipo de aceite utilizado para aprovechar los distintos perfiles nutricionales y gastronómicos que ofrecen.