Economía

Los mercados, en vilo ante los movimientos de Japón, temen otro descalabro como el que costó 2,5 billones

  • Jose de la Morena
  • Jose de la Morena, periodista especializado en economía desde hace más de 15 años, desarrolla su labor en el campo de la comunicación desde el prisma de las tendencias, los números y resultados de las distintas compañías. Una tarea que le ha llevado a conocer a fondo el mundo empresarial. Ha trabajado también en comunicación corporativa y como asesor para distintas marcas internacionales e institucionales.

El mes de agosto borró de los mercados 2,5 billones de dólares, con Japón y el yen como protagonistas de una operativa llamada carry trade, que está volviendo a atraer a los grandes fondos de inversión ante la vuelta de la estabilidad que solía haber en esa misma operativa.

El problema de centrar esa operativa en el yen es que se basa, con perdón por la simplificación, en la expectativa de que éste siga un patrón estable y débil frente al dólar, pero un cambio en los planes del Banco de Japón dio al traste con los planes. Subieron tipos de interés en el país nipón para fortalecer la divisa, un informe de empleo en Estados Unidos salió más débil de lo esperado e incluso algunos miembros del propio regulador japonés insinuaron que las políticas que habían llevado a cabo hasta ese momento habían terminado.

El bofetón fue mayúsculo y muchos pensaron en el final del mercado alcista y la llegada de una crisis. No fue así.

Estabilizados los fondos, el propio Banco de Japón aseguró que no habría, por el momento, nuevas subidas en los tipos de interés, porque «no eran necesarias». Mañana viernes lo explicará, en la madrugada, Kazuo Ueda en el Parlamento nipón. El gobernador del Banco de Japón tiene una tarea difícil por delante.

La atípica política económica de Japón

Para estabilizar la economía, Japón ha llevado durante años un tipo de política muy particular, en la que los propios ciudadanos y empresas se hacen con su deuda -empresas estatales incluidas-, de manera que financian por sí mismos su economía. De esa manera, y aunque los rendimientos sean menores, hay una suerte de círculo entre el dinero que se presta al Estado y el que se acaba recibiendo, pero no hay un interés en promover otros aspectos de la economía.

El envejecimiento poblacional -es el país con la mayor esperanza de vida del mundo- no invita a realizar inversiones, por ejemplo, de tipo inmobiliario, y el tipo de abastecimiento alimentario hace que tampoco haya una excesiva inflación. De hecho, los tipos de interés están muy bajos y se financian ellos mismos por esa misma circunstancia. Lejos de haber inflación, hay deflación. Una caída de los precios de muchos de los bienes. Por eso el consumo no terminaba de repuntar. Los últimos años, a través de una serie de incentivos estatales, se ha buscado revertir esa situación, y los conflictos comerciales con China han elevado los precios. Por eso el Banco de Japón subió los tipos de interés, aunque prácticamente nadie lo esperara.

El golpe a los mercados

El movimiento en el mercado fue tan fuerte que el vicegobernador del Banco central nipón salió a decir que no subirían más los tipos «si esto provocaba inestabilidad en los mercados». Y en eso están los famosos mercados. Esos entes misteriosos plagados de ballenas de la inversión que tuvieron que retirar su dinero en pérdidas al inicio del mes y que, eso sí, desde el 5 de agosto han visto como el yen volvía a debilitarse el yen más de un 5%.

Pero Ueda puede hacer que todo esto vuelva a saltar por los aires si no dice ante el Parlamento nipón lo que el mercado quiere oír: que no habrá nuevas subidas de tipos de interés en Japón.

En concreto, el S&P 500 se encuentra un 2% por debajo de los niveles máximos alcanzados en julio. El 8% de subida que lleva el índice en las últimas 2 semanas es el mayor visto en casi 2 años. Además, «el selectivo lleva ya 8 días consecutivos cerrando en positivo, algo muy inusual y visto por última vez hace dos décadas», como comentan los analistas de Ibercaja. Por último, «las 7 magníficas -las grandes tecnológicas- han subido un 12% y están ahora a tan solo un 7% de sus máximos de julio, mientras que el índice sin eso siete valores está en máximos históricos».

Esto hace pensar que, además del miedo en Japón, hay una cierta reticencia a que el recorrido de las grandes tecnológicas necesite «ser evaluado». El mercado quiere ver que el potencial sigue siendo alcista y, sobre todo, espera el otro de los grandes hitos de esta semana. La reunión de banqueros centrales en Jackson Hole.

Encuentro en Jackson Hole

Los analistas buscarán estos días pistas en las palabras de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, en esa reunión que se celebra en Jackson Hole. Pistas que indiquen que, igual que el Banco de Japón, la FED -acrónimo en inglés de la Reserva Federa- también seguirá el camino previsto por los mercados. En este caso no es que no quieran subidas en los tipos de interés, es que esperan bajadas.

Y para culminar el maremoto que podría azotar a los mercados, el 28 de agosto publica sus cuentas NVIDIA, el gigante estadounidense paradigma de la nueva ola tecnológica. Existen dudas sobre el potencial de la compañía -en todo caso cotizando muy por encima de sus números-, y eso hace que esta vez los inversores si estén nerviosos ante la posibilidad, como decíamos, de un agotamiento del recorrido de las grandes compañías del sector.

Tres citas clave en apenas cinco días. Y el mercado pasando revista o sufriendo las consecuencias.