Economía
Las empresas denuncian imprecisiones y condiciones leoninas

Lío en el concurso de Aena de 160 millones para no sacar los líquidos ni el ordenador en el aeropuerto

Lío en el concurso de Aena para adjudicar, por 158 millones de euros -130 millones sin IVA-, las máquinas y organización de los controles de entrada de los viajeros en los aeropuertos españoles.

El sistema que tiene previsto implantar la compañía en los aeropuertos agilizará la entrada de los viajeros por los controles, evitando a los pasajeros la farragosa tarea de quitarse cinturones o poner en bandejas diferentes ordenadores o teléfonos móviles.

Sin embargo, las imprecisiones y condiciones expuestas en los pliegos del concurso son tan elevadas y tan leoninas, denuncian fuentes de las empresas interesadas consultadas por este diario, que hacen prácticamente inviable la presentación de ofertas formales.

«Todas las empresas han enviado una batería de preguntas y dudas relevantes sobre este tema a Aena», comentan en las compañías interesadas en el concurso. «Es impreciso, no define unidades, no sabemos a qué aeropuertos se van a destinar las máquinas, ni cuántas serán necesarias, se deja todo en manos del director del expediente», aseguran. Fuentes de AENA han señalado que «este concurso se ha diseñado en la modalidad de ‘Acuerdo Marco’ y, en ese caso, siempre, los detalles se conocen cuándo se licitan los proyectos concretos. Por supuesto, los pliegos están avalados, como siempre, por criterios jurídicos».

El nuevo sistema que quiere implantar Aena, Sistema Automatizado (ATRS), permitirá el tratamiento de los equipajes de mano de forma automática, clasificándolos entre los que son favorablemente inspeccionados y los que no.

Los pasajeros colocarán sus pertenencias en bandejas que, de forma automática, llegarán hasta la zona de inspección, que genera una imagen de la bandeja que es enviada a un puesto de análisis. En ese puesto, los operadores deciden si la bandeja es sospechosa de llevar un objeto peligroso. Los equipajes son sometidos a una inspección Rayos X, generando una imagen 3D.

Imprecisiones y penalizaciones

Aunque el proyecto ya se anunció el pasado año, a estas alturas las empresas interesadas en participar en su adjudicación desconocen cuándo está prevista la implantación, ni en qué aeropuertos españoles se va a instalar el nuevo sistema.

Las fuentes consultadas destacan también las elevadas garantías y penalizaciones contempladas en los pliegos. Por ejemplo, la retención de un 18% de la garantía ofrecida que se abonará a razón de un 6% anual durante tres años.

También se refieren las fuentes consultadas al requerimiento en concepto de garantía definitiva del 4,5% del importe de la adjudicación para garantizar la ejecución de cada pedido en firme de los contratos. Además, en caso de retraso en el plazo de entrega de los equipos se aplicará una penalización del 10% del coste del equipo por cada siete días naturales de retraso.

«Este tipo de cláusulas no son habituales, ni en la Administración ni a nivel privado, Aena lo que está haciendo es mejorar mucho su propia financiación del proyecto», indican desde las empresas interesadas. «Las penalizaciones propuestas son una barbaridad», afirman.

Aena impone que si, por causas imputables al adjudicatario, no se hubiese formalizado el contrato dentro del plazo previsto, se le exigirá el importe del 3% del presupuesto base de licitación. En caso de que el adjudicatario no firmara la formalización del pedido en firme en el plazo previsto, se le aplicaría una penalización del 4% del importe debido, que debería ingresar en efectivo o que sería descontado de la garantía prestada.

Discapacitados y mujeres

Como ya va siendo habitual en este tipo de contratos, en caso de igualdad entre dos o más licitadores, se valorarán como criterios objetivos para seleccionar la mejor oferta, en primer lugar, la proposición presentada que tenga en su plantilla mayor número de trabajadores fijos con discapacidad; en segundo lugar, la que tenga en su plantilla un mayor porcentaje de mujeres.

Aunque todavía no se han precisado las fechas en las que se instalará el nuevo sistema, Aena exige también que el suministro de los equipos deba realizarse en un plazo máximo de doce semanas.

Los costes de los trabajos necesarios que deban realizarse por la noche, o en festivos, serán asumidos por la empresa adjudicataria. Y si se produjera una variación de la ubicación de los sistemas, ese gasto de traslado igualmente sería asumido por la empresa seleccionada.

«Son condiciones que difícilmente hacen rentable los contratos», consideran las fuentes consultadas, «necesitamos más precisión». Mientras no se aclaren las condiciones del contrato de Aena, en España los pasajeros seguirán desvistiéndose a su entrada a los controles aeroportuarios.