Italia se quedará Competencia a cambio del visto bueno de Meloni a Von der Leyen en la Comisión Europea
Von der Leyen sigue al frente de la Comisión, Antonio Costa lidera el Consejo y Kaja Kallas exteriores
Los líderes de la UE no logran que Meloni apoye los cargos de la nueva Europa: Leyen, Costa y Kallas
Giorgia Meloni y su desafección con Ursula von der Leyen han encontrado una vía para la calma: Italia llevará los próximos cinco años la cartera de Competencia en la Comisión Europea, que trae aparejada además una de las tres vicepresidencias ejecutivas.
Ese es el compromiso al que llega la familia popular con la dirigente de Italia, y el acuerdo al que han llegado para tratar de contentar a Meloni con los socialistas. Fuentes comunitarias aseguran que «de esta forma se logra un amplio consenso para garantizar la estabilidad los próximos años», aunque admiten que la preocupación «de que el voto, que es secreto», cambie sin aviso previo, «es algo que está ahí».
La composición del nuevo Parlamento Europeo no da mucho margen, y Meloni amenaza con hacer campaña contra el nombramiento de nuevo de Ursula von der Leyen al frente de la Comisión Europea. Y decimos que el Parlamento no da mucho margen porque, en 2019 se supone que contaba con 60 escaños de diferencia y logró ser presidenta por solo 9.
La negociación en la que se fijó como candidatos oficiales a Von der Leyen para liderar la Comisión Europea, a António Costa para el Consejo y a Kaja Kallas para ser la representante de Exteriores europea, tuvo la nota discordante de una Giorgia Meloni que votó en contra de los dos últimos y se abstuvo con Von der Leyen.
El miedo a que Meloni y la nueva ola que asoma con Le Pen en Francia logre apoyos suficientes para derribar la candidatura de Von der Leyen hace que tanto socialistas como populares traten de ser cautelosos. Las dos grandes familias políticas quieren cosas distintas, pero en Von der Leyen encuentran a alguien que aúna sus posiciones. Los socialistas -Pedro Sánchez el primero, incluso por amistad- esperan que la línea sea similar a la marcada los últimos años. Los populares creen que apoyarla ahora -a fin de cuentas es su candidata- a cambio de una serie de condiciones garantiza un cambio de rumbo que, sin hacer mucho ruido, podrá llevarse a cabo sin dificultades.
Pero Meloni hace tambalear todo eso. La dirigente italiana quiere un cambio de rumbo y a Von der Leyen fuera, aunque aceptará su candidatura a cambio de hacerse con una vicepresidencia ejecutiva y la comisaría de Competencia. Incluso se habló en esas negociaciones de otorgar Interior a Italia, pero Meloni quiere ser quien marque el rumbo ante China.
El peligro del voto secreto
El gran problema, a pesar de todos estos acuerdos, es que todo puede saltar por los aires en las votaciones. Costa arrastra un pasado que los más conservadores rechazan en Bruselas. Las distintas imputaciones -archivadas o resueltas- dejaron una huella que creen que «sigue suponiendo un cierto lastre», y el nombramiento de Kallas está muy «enfocado a la defensa de Europa frente a la invasión de Ucrania». Y, por último, Von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, cuya salida del cargo fue casi una promesa electoral en las elecciones europeas de muchos partidos, y que ahora aspira a revalidar el cargo.
Que el voto sea secreto en este tipo de elecciones es algo que garantiza la independencia de los parlamentarios. Pocas veces se saltan el guión, pero no hay una mejor ocasión para expresarse libremente que ésta, y ése es el miedo de muchos, y la esperanza de otros.
El legado Von der Leyen
La presidenta de la Comisión Europea no ha sido ajena a la polémica a lo largo de su mandato. Desde la compra de vacunas durante el periodo de la Covid-19, hasta las actividades de su marido, Heiko von der Leyen, financiadas por la propia presidenta. Siete diputados de los Verdes, en Alemania, llegaron a denunciar públicamente esas actividades, «escandalizados» porque la Comisión Europea diera «contratos a una empresa estadounidense que emplea al marido de la presidenta». En la carta que realizaron al respecto de esas actividades, mencionan abiertamente los «más de 300 millones de euros que la Comisión dio en contratos». El marido de Ursula von der Leyen dimitió por aquello.
Y eso, sin contar un capítulo menor, pero que agitó a la opinión pública, cuando la propia Von der Leyen se posicionó a la hora de revisar la protección del lobo en Europa, tras sufrir su poni un ataque de estos animales.
Pese a todo, las partes negociadoras aseguran que la presidenta de la Comisión ha realizado un buen trabajo en lo tocante a Ucrania y a la defensa de los intereses europeos y, sobre todo, creen que «las condiciones propuestas servirán para elevar el control» sobre determinadas políticas. Se quiere incrementar el gasto en Defensa, reordenar las políticas arancelarias frente a EE.UU. y China y reducir otro tipo de cargas políticas vinculadas a la Agenda 2030.
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