Economía
Reestructuración bancaria

Ibercaja será la tercera pata de la fusión Unicaja-Liberbank si se alcanza un acuerdo en 2021

Unicaja y Liberbank retrasan la batalla por el liderazgo en la gestión del banco a 2023

Ibercaja está asesorada por JP Morgan y ha descartado una operación con Abanca tras mantener contactos preliminares

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La fusión de Unicaja y Liberbank presentada formalmente este miércoles tendrá una tercera pata si se llega a un acuerdo el próximo año: Ibercaja. Su integración posterior siempre ha estado en el proyecto desde el inicio de las conversaciones en 2019, Manuel Azuaga y Manuel Menéndez quieren integrarla, el BCE lo ve con buenos ojos e Ibercaja tiene que acometer una operación corporativa o salir abolsa en 2022. Le asesora JP Morgan y ha mantenido contactos con Abanca, pero ha descartado esta opción, según fuentes conocedoras de la situación.

«Siempre se ha contemplado esta operación como una fusión a tres bandas en dos fases: primero entre Unicaja y Liberbank, que era la integración más fácil; y después, con Ibercaja», señala una fuente conocedora del proyecto. Ahora bien, advierte de que no será una integración fácil y que será necesaria una negociación dura para llegar a un acuerdo: «Si la operación fácil fracasó en 2019 y ahora ha estado a punto de no salir, imagina una integración a tres».

Ahora bien, las ventajas de una integración son muy grandes en un momento como el actual, de rentabilidades y márgenes bajo mínimos, y ante una esperada oleada de morosidad solo mitigada por los avales del ICO (y habrá que ver cómo acaba eso). Alantra estima que la fusión de Unicaja y Liberbank incrementará el beneficio por acción de las dos entidades en un 50% gracias a las sinergias, algo que también se aplicaría a Ibercaja si entrara en la operación.

Salir a bolsa, Unicaja-Liberbank, Kutxabank o Abanca

Además, la entidad aragonesa que preside José Luis Aguirre no tiene muchas más opciones. Tiene la posibilidad de salir a bolsa, para lo cual el Gobierno ha extendido el plazo dos años hasta 2022 debido a la pandemia. Pero esa operación se antoja muy complicada: «El mercado está cerrado para una OPV de un banco pequeño», según un gestor de patrimonios. «Esa opción era viable cuando salieron a bolsa Unicaja y Liberbank, pero ahora ese tiempo ya ha pasado», añade.

En todo caso, el escenario central de Ibercaja es seguir en solitario y, para ello, presentará en breve un nuevo plan estratégico 2021-2023. Y asegura que la presión es mucho menor que en la anterior crisis al no tener problemas de solvencia. Pero, en este entorno económico y bancario, no será fácil que continúe en solitario mucho más tiempo (hay dudas sobre si Sabadell, mucho más grande que Ibercaja, podrá seguir solo tras la ruptura de las conversaciones con BBVA). Y el BCE, como es sabido, es partidario de que los bancos pequeños se integren en entidades más grandes y más fuertes.

Para una integración que no sea una mera absorción por un gigante, Ibercaja solo tiene tres opciones: la citada de integrarse en Unicaja-Liberbank, Kutxabank o Abanca. Kutxabank está deseando protagonizar un movimiento para crecer -de hecho, se aproximó en verano a Liberbank por si fallaba la fusión con Unicaja e intentó entrar en el de BBVA y Sabadell-, pero siempre desde una posición de dominio absoluto: es la ambición del PNV, que controla la entidad a través de las fundaciones de las antiguas cajas vascas. Y eso no es lo que quiere Ibercaja.

La opción de Abanca parece menos complicada por el lado político. Tanto es así, que ambas entidades han mantenido contactos informales en los últimos meses. Pero su presidente, Juan Carlos Escotet, también plantea condiciones muy complicadas para las operaciones corporativas: recordemos su intento de compra de la red de Deutsche Bank, fallido por ofrecer un precio muy inferior al requerido por la entidad alemana, o la opa fracasada sobre Liberbank, donde incumplía la normativa española de ofertas de adquisición. Así pues, tras estos contactos preliminares, también ha quedado descartada una unión con la entidad gallega.

El BCE lo apoya, pero la negociación será dura

Por tanto, la única opción que parece viable hoy por hoy -en este sector las cosas pueden cambiar mucho, pero no parece probable mientras los tipos de interés sigan en negativo- es la de Unicaja-Liberbank. Además, algunas de las fuentes consultadas aseguran que es la preferida del supervisor que, como ha informado OKDIARIO, ha tenido un papel crucial en el éxito de la operación entre la entidad malagueña y la asturiana. Es decir, su opinión pesa mucho a la hora de tomar decisiones sobre fusiones y adquisiciones (aunque tampoco es imperativa, como han demostrado BBVA y Sabadell).

Las fuentes confirman que Manuel Azuaga (presidente de Unicaja-Liberbank) y Manuel Menéndez (consejero delegado) están decididos a incorporar a Ibercaja a su proyecto a lo largo de 2021. Pero también son conscientes de que la negociación no será fácil. Como siempre en estos casos, los puntos calientes serán la ecuación de canje y el reparto de los órganos de gobierno.

El primero tiene el problema de la Fundación Unicaja, que ha exigido quedar por encima del 30% en la fusión con Liberbank para no perder ventajas fiscales, lo que ha obligado a que Unicaja Banco tenga más del del 59% de la nueva entidad en la ecuación de canje. Con la integración de un tercer banco, la fundación que preside Braulio Medel tendría que renunciar irremediablemente a ese 30%.

Y la gobernanza ha sido el gran obstáculo que ha estado a punto de hacer descarrilar la operación en las últimas semanas. Dar entrada a una tercera pata con su cuota correspondiente de poder exigirá un replanteamiento total del acuerdo alcanzado.