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Hacer ruido en tu casa te puede salir muy caro: la Ley de Propiedad Horizontal le da la razón a tus vecinos

Hacer ruidos en casa por obras puede ser motivo de denuncia por parte de los vecinos

Hacer obras en casa es algo que a priori, parece sencillo (o al menos la planificación) hasta que empiezan los problemas. A veces basta con cambiar los azulejos del baño o meter mano a una tubería rota, y otras nos animamos a reformar la cocina entera. Pero lo que pocas veces se piensa es en el efecto que todo eso tiene en la escalera: el ruido constante, el polvo en el rellano o ese martilleo que no cesa y que evidentemente, puede molestar a los vecinos.

La Ley de Propiedad Horizontal no dice que no puedas reformar tu vivienda, al contrario, reconoce tu derecho a adaptarla a lo que necesites. Pero esa libertad tiene límites y no son precisamente menores. Si te saltas las normas, la comunidad puede ir contra ti y obligarte incluso a parar la obra. Y no es algo nuevo, lleva tiempo sucediendo. Son muchos los casos de vecinos en los que por culpa de unas obras o reformas que no habían sido avisadas, se acaba en los tribunales. Así que antes de llegar a ese punto conviene saber qué permite la ley, qué prohíbe y cuáles son los horarios en los que realmente se puede hacer ruido sin ganarse una denuncia por parte de los vecinos.

Qué dice la Ley de Propiedad Horizontal sobre las obras en casa

El punto de partida está en el artículo 7.1 de la Ley de Propiedad Horizontal (LPH). Este reconoce que cada propietario puede realizar obras en el interior de su vivienda o local, pero añade dos límites fundamentales. El primero, y quizá más importante, es no modificar los elementos comunes del edificio. Esto significa que no se puede tocar la fachada, abrir huecos en muros de carga, alterar vigas, pilares, patios o instalaciones generales como la fontanería o la calefacción central sin contar con la autorización expresa de la comunidad.

Por otro lado, en el caso de hacer obras dentro de casa, por ejemplo para cambiar los azulejos o reformar la cocina, debes avisar a los vecinos tal y como señala el segundo límite de la Ley de Propiedad Horizontal. En ese caso, el visto bueno de la comunidad de vecinos no sólo es necesario, sino obligatorio. Ignorarlo puede derivar en denuncias, sanciones e incluso en la obligación de restaurar el inmueble a su estado original.

Pero más allá de los elementos estructurales, la LPH también regula las actividades que, por su naturaleza, pueden alterar la convivencia. El artículo 7.2 es tajante al respecto: no se permiten actividades “molestas, insalubres, nocivas, peligrosas o ilícitas”. Traducido a la vida diaria, significa que una obra no puede provocar daños a otros vecinos, generar ruidos insoportables, filtraciones de agua, vibraciones que afecten al descanso o situaciones que comprometan la seguridad.

Un ejemplo muy habitual es el de las filtraciones: un cambio mal ejecutado en la fontanería puede terminar afectando al piso inferior. O esas reformas con maquinaria pesada que, si se alargan más de lo debido, convierten la convivencia en un infierno. Cuando esto ocurre, los vecinos están amparados por la ley para reclamar y exigir que se detengan los trabajos. De hecho, en algunos casos, los tribunales han dictado sentencias ordenando la paralización inmediata de obras por considerarlas perjudiciales para la comunidad.

¿En qué horario se pueden hacer obras en casa?

La Ley de Propiedad Horizontal no fija un horario concreto para hacer obras, y eso suele sorprender a muchos propietarios. La regulación, en este caso, depende de dos factores: los estatutos de la comunidad y la ordenanza municipal sobre ruidos.

Algunas comunidades establecen en sus normas internas las horas en las que está permitido trabajar con maquinaria o realizar reformas ruidosas. Pero cuando no hay nada definido en los estatutos, la referencia obligada es la normativa local. En la mayoría de los municipios se distingue entre horario diurno y nocturno, con límites de decibelios. Durante el día, por lo general, no se pueden superar los 35-40 decibelios, mientras que por la noche la franja se reduce a 25-30 decibelios. Superar esos límites puede acarrear sanciones municipales, aunque la queja llegue directamente de los vecinos.

Placas solares y otros cambios

Cada vez son más los vecinos que se plantean poner placas solares en sus edificios. La idea encaja con la apuesta por el autoconsumo y la eficiencia, pero no basta con querer ahorrar en la factura de la luz para lanzarse a instalarlas. La Ley de Propiedad Horizontal es clara: si la obra afecta a elementos comunes, como la azotea o la cubierta, no puedes decidirlo por tu cuenta. Hace falta el respaldo de la comunidad. Y no siempre es fácil, porque ahí entran las votaciones, las mayorías y, en muchos casos, las discusiones de pasillo que acaban decidiendo el futuro del proyecto.

Este tipo de iniciativas muestran hasta qué punto la ley busca equilibrar la libertad del propietario con la protección del interés común. Y no sólo pasa con las placas solares: cualquier reforma que implique modificar espacios compartidos, desde garajes hasta trasteros comunitarios, requiere autorización.

La enseñanza que deja todo esto es clara: antes de hacer obras, conviene informarse bien. Las obras en casa pueden convertirse en un quebradero de cabeza si no se respetan los límites legales o los derechos de los vecinos. Al final, lo que parece una reforma sencilla puede acabar en denuncias, sanciones e incluso demandas judiciales que obliguen a rehacer lo ya construido.