Economía
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La grave crisis de Disney en su centenario: subida de precios, fin de Marvel y Star Wars, y posible venta

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Disney cumple su centenario este año enfrentándose a una de las mayores crisis de su historia (y ha vivido unas cuentas a lo largo de ese siglo). No es capaz de rentabilizar su apuesta por el streaming, por lo que va a subir los precios; no sabe qué hacer con su negocio de TV por cable; pretende acabar con las franquicias de MarvelStar Wars, pero no tiene relevo para ellas; los intentos de suceder al CEO han fracasado; y es posible que venda parte de sus negocios… o la empresa entera.

La empresa del ratón Mickey ha vivido una edad dorada precisamente gracias a la adquisición de los derechos de Marvel (2009) y Star Wars (2012), y anteriormente los de Pixar (2006). Pero también hizo una fuerte apuesta por la televisión por cable en Estados Unidos, sobre todo para las retransmisiones deportivas: la cadena ESPN es suya, y tiene como producto estrella la NBA, cuyos derechos han disparado su precio. También es propietaria de la ABC, Disney Channel o FX.

Pero los hábitos de consumo han cambiado, el streaming se ha impuesto como forma de consumo de contenido audiovisual preferida -muy por delante del cine, pese a los éxitos de Barbie Oppenheimer- y el cable tiene los días contados. Y eso, sin contar con plataformas como TikTok, que cada vez atraen más usuarios en detrimento del entretenimiento tradicional.

Por eso, Disney lanzó Disney PlusHulu (sólo disponible en EEUU) para competir con Netflix, HBO, Prime Video, etc. Y aunque ha sido la plataforma que más ha crecido en los últimos años, sigue sin ser rentable. Lo cual explica la decisión de subir los precios un 27%, que irá acompañada de una versión más barata con publicidad y del fin de las cuentas compartidas, siguiendo el ejemplo de Netflix en ambos casos.

Pero eso no resuelve el problema de qué hacer con el negocio del cable. Una posibilidad es dar entrada a inversores minoritarios que le ayuden con el pago de derechos, o venderlo por completo. Pero los potenciales candidatos serían las grandes tecnológicas, que no tienen ningún interés en un negocio anticuado y en declive. Eso sí, si consiguiera librarse de esa unidad, la propia Disney sí podría convertirse en una presa atractiva para los Apple, Amazon, MetaAlphabet.

Adiós a Marvel y Star Wars

Otro problema es el agotamiento de esas cash cows que eran Marvel y Star Wars. Después de ordeñar a esa vaca hasta la extenuación con una enorme lista de películas y series en los últimos años, el público «se ha hartado de ver a un equipo de superhéroes arrasar Nueva York por vigésima vez», como ironiza The Morning Brew. Y por tanto, pretende dejar de producir más contenidos de estas sagas, al menos de momento.

El problema es que no cuenta con otro producto que pueda sustituir a estas franquicias. De Pixar no cabe esperar nada: acaba de estrenar una película que ha pasado totalmente desapercibida. Quedan muy lejos superéxitos como Wall-E, Up, Monstruos S.A., Toy Story o Buscando a Nemo. Tampoco están funcionando las versiones con actores reales de sus clásicos, muy criticadas por su defensa de la ideología woke. Lo único que sigue yendo como un tiro en la empresa son los parques de atracciones.

Desde el punto de vista corporativo, Disney tiene otro grave problema con la sucesión de su consejero delegado, Bob Iger. Éste asumió el cargo en 2005, lo intentó dejar infructuosamente varias veces y, finalmente, en 2020 fue sustituido por Bob Chapek. La compañía llegó a entrar en pérdidas e Iger tuvo que regresar dos años después, en principio hasta 2026. Pero sigue sin haber un sucesor en el horizonte.

A lo largo de sus 100 años de vida, Disney ha superado crisis muy serias, como la que sufrió entre principios de los 70 (Robin Hood) y finales de los 80. Pero en ninguna se le han juntado tantos problemas a la vez, el principal de los cuales es el cambio de paradigma del consumo audiovisual. Y ahora no se divisa un producto que, como hizo La Sirenita en 1989, pueda sacarla del marasmo y abrir una nueva edad de oro.