El Govern catalán quiere «corregir hábitos» de los fabricantes con el impuesto a las bebidas azucaradas
El impuesto catalán de bebidas azucaradas ha entrado en vigor este lunes 1 de mayo, un mes más tarde de lo previsto inicialmente, a través de un decreto ley que se aprobó el pasado miércoles en el Parlament. Con este gravamen, el gobierno autonómico busca «corregir determinados hábitos» de los productores para subsanar cuestiones de salud.
El impuesto tiene dos tipos de gravamen, de ocho céntimos por litro y de 12, según la cantidad de azúcar de la bebida, y debe repercutirse al consumidor final, ya que su objetivo es reducir el consumo excesivo de estos productos.
Aecoc, la asociación de empresas de fabricantes y distribuidores, indicó en un comunicado que, dependiendo del valor del producto y del porcentaje de azúcar que contengan las bebidas, el impuesto puede suponer entre un 8% y un 50% del valor del producto.
El secretario de Hacienda de la Generalitat, Lluís Salvadó, ha asegurado hoy que el nuevo impuesto sobre las bebidas azucaradas forma parte de una «nueva cultura» para «corregir» cuestiones de salud, por lo que «hay la voluntad» de aplicar un impuesto similar en otros productos con exceso de grasa y azúcar.
«El impuesto de bebidas azucaradas forma parte de una nueva cultura de impuestos. El impuesto queda enmarcado en la nueva corriente de usar los impuestos para corregir ciertos problemas que tiene la sociedad», ha señalado Salvadó en declaraciones a Rac1. Para Salvadó, «el objetivo del Govern es corregir determinados hábitos, no tanto de los consumidores como de los propios fabricantes».
«Existe la voluntad de poner este impuesto sobre los alimentos con exceso de azúcar o de grasa», ha avanzado el secretario de Hacienda. Las empresas de la industria, distribución y la hostelería empiezan hoy a aplicar en Cataluña el nuevo impuesto autonómico que grava a las bebidas azucaradas envasadas.
Según ha recordado la Asociación de Empresas de Fabricantes y Distribuidores (AECOC), la medida prevé dos subidas: una de 0,08 céntimos por litro si el producto tiene entre 5 y 8 gramos de azúcar por cada 100 mililitros, y otra de hasta 0,12 céntimos por litro en caso de que el azúcar supere los 8 gramos por cada 100 mililitros.
Los productos afectados son todos los refrescos o sodas, bebidas de néctar de frutas, bebidas deportivas, bebidas de té y café, bebidas energéticas, leches endulzadas, bebidas alternativas de la leche, batidos y bebidas de leche con zumo de fruta, bebidas vegetales y aguas con sabores.
«Hoy, seguramente, no se notará que la bebida es más cara. El impuesto se empieza a repercutir a partir de la fecha que el punto de venta ha comprado el producto al distribuidor», ha aclarado Salvadó, para quien «la idea es que el consumidor pague el impuesto (…) para que se produzca un cambio de hábitos del consumidor».
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