La faraónica obra del nuevo Canal de Panamá: dos pirámides de Keops y 22 torres Eiffel

Sacyr ha culminado la ampliación del Canal de Panamá, la mayor obra de ingeniería del siglo XXI que representa un antes y un después en la historia de la empresa, de la ingeniería española y del continente americano. Más de 10.000 trabajadores de 40 nacionalidades han construido el tercer juego de esclusas superando la complejidad de la geología, superando las dificultades técnicas y burocráticas, afrontando el reto climático y no perjudicando la navegación en el Canal existente. En el proyecto se ha empleado el hormigón equivalente a dos pirámides de Keops (4.500.000 metros cúbicos) y 220.000 toneladas de acero armado, un volumen con el que se podrían levantar 22 torres Eiffel.

Tras seis años de trabajo, el consorcio liderado por Sacyr entrega al Gobierno de Panamá el Canal el 31 de mayo, para que sea inaugurado oficialmente el 26 de junio. La empresa española mantendrá a sus ingenieros unos meses y dejará un retén durante tres años más en virtud del contrato de mantenimiento que ha firmado con la Autoridad del Canal de Panamá (ACP). Todos los controles de calidad se han superado con éxito y todo está preparado para la puesta en marcha de la infraestructura.

La obra ha consistido en la construcción de dos complejos de esclusas de tres niveles cada una con tres tinas de reutilización de agua por nivel, una en el lado Pacífico y otra en el Atlántico. En la desembocadura del río Chagres existe un lago artificial (el Gatún), creado para facilitar el tránsito de los barcos por el Canal.  La nueva infraestructura sirve a los buques a modo de ascensor para pasar del Océano Atlántico al lago Gatún y de ahí al Pacífico, y viceversa. El total de navegación es de 20 horas para realizar los 74 kilómetros de trayecto, lo que supone un notable ahorro de tiempo y recursos frente a los 20 días que dura el trayecto bordeando el sur del continente americano.

Una de las principales novedades del nuevo Canal es que se aprovecha el agua dulce del lago, mediante su traslado a las citadas tinas. Una vez que entra el buque se abren los conductos subterráneos para igualar el nivel de agua, ahorrando el 60% del líquido elemento. Las nuevas esclusas tienen 427 metros de largo, 55 metros de ancho y 18 metros de profundidad. La nueva infraestructura permite duplicar la capacidad de navegación actual del Canal hasta 600 millones de toneladas anuales y el paso de buques de mayor dimensión, los Post-Panamax.

En palabras de Manuel Manrique, presidente de Sacyr, “las obras de ampliación del Canal de Panamá han sido unas de las más emblemáticas de la Humanidad y han significado un verdadero reto para Sacyr. Desde su inicio, hemos tenido que enfrentarnos a desafíos técnicos, logísticos y administrativos de una enorme complejidad. Sacyr ha demostrado su capacidad de gestión e innovación, concluyendo esta magnífica obra con éxito, entregando un producto final de máxima calidad que nos sitúa como compañía, pero también como país, a la cabeza de la ingeniería civil mundial”.

Un poco de historia…

Un paso en Panamá entre el Atlántico y el Pacífico siempre fue una idea utópica que comenzó a plantearse ya en la época de los primeros conquistadores, que con el transcurrir de los siglos pudo hacerse realidad, eso sí, con un elevado coste económico y humano. En 1513 Vasco Nuñez de Balboa fue el primero europeo en divisar el Océano Pacífico desde la costa sur de la actual Panamá y una década después el monarca Carlos I sugirió excavar un canal en algún lugar de la región para acortar los viajes hacia Ecuador y Perú. Sin embargo, la tecnología de la época lo hizo completamente inviable.

No fue hasta el siglo XIX cuando varias expediciones retomaron esta vieja idea viendo el éxito del Canal de Suez, una vía artificial de navegación en Egipto que une el Mediterráneo con el Mar Rojo. En 1879 el artífice de este canal, Ferdinand de Lesseps, consigue la concesión y la financiación, pero abandona las obras en 1894 dejando más de 20.000 trabajadores muertos por enfermedades tropicales, incapaz de superar las complejidades técnicas y en bancarrota por el fracaso de las emisiones de bonos que se habían realizado en Francia para financiar las obras.

El fracaso de los franceses y la llegada de EEUU

Tras la independencia de Panamá de Colombia, en 1903, se firma un tratado con Estados unidos y comienza la construcción del Canal con exclusas. A pesar de que varios ingenieros al frente del proyecto tuvieron que abandonar, en 1914 se inaugura oficialmente con el paso del buque Ancón. Unas 56.000 personas participaron el la construcción del Canal, que fue gestionado por los estadounidenses hasta 1977, cuando se firma el acuerdo Torrijos-Carter que devuelve la infraestructura a la soberanía panameña.

En 2007 los ciudadanos del país centroamericano aprobaron en referéndum la expansión del Canal y dos años después se adjudicó el diseño y la construcción  del tercer juego de exclusas al consorcio Grupos Unidos por el Canal (GUPC), liderado por Sacyr e integrado también por la italiana Salini, la belga-luxemburguesa Jan de Nul y la panameña CUSA.