El fallo que está arruinando las herencias, según un abogado: «Los impuestos de sucesiones…»
Un repaso por parte de un abogado, de los principales fallos de quienes heredan
Giro en el impuesto de sucesiones: Hacienda va a tener que pagarte todo este dinero y sólo por hacer esto
Adiós al impuesto de sucesiones: las comunidades autónomas que se van a librar de pagarlo
Tras el duelo por la muerte de un familiar, aparece otra fase menos visible y, sin embargo, decisiva: la de los papeles, los plazos y las cuentas que tienen que ver con la herencia que se recibe. Es en esos momentos, cuando un pequeño desliz puede acabar saliendo muy caro. Muchas familias terminan pagando recargos inesperados, mientras otras no saben cómo asumir por ejemplo, el impuesto de sucesiones.
Los abogados que trabajan a diario con sucesiones suelen tener claro que los errores son frecuentes y, lo que es peor, muchos se podrían evitar con una llamada a tiempo o con una simple consulta. Hay fallos que se arreglan con una gestión rápida; otros, en cambio, tardan más e implican sanciones o pérdida de beneficios fiscales si no se sabe bien cómo proceder. ¿Y cuál es el fallo que más se repite? El que tiene que ver con el impuesto de sucesiones y sus plazos. Para resolverlo, Manuel Hernández, CEO de Vilches Abogados deja claro algo que pocos hacen: liquidar el impuesto en fecha. Un fallo que sucede más de lo que pensamos al pensar que tenemos tiempo, pero no es así. De hecho, el reloj empieza a correr el mismo día del fallecimiento.
El fallo que está arruinando las herencias, según un abogado
Desde el fallecimiento, los herederos disponen de seis meses para presentar la liquidación. Pero en el caso de que se necesite más tiempo, se puede solicitar una prórroga de cinco meses adicionales, solicitándola eso sí, dentro del plazo inicial. Según explica Hernández, no se trata sólo de cumplir con Hacienda: el retraso puede condicionar también otros trámites posteriores de la herencia o incluso acabar todo en una sanción.
Además, el mapa fiscal no es homogéneo. Cada Comunidad Autónoma aplica su propia normativa y bonificaciones. En unas, el impuesto prácticamente se diluye; en otras, puede apretar hasta el punto de condicionar una aceptación. Por eso conviene hacer números cuanto antes y, si es preciso, planificar pagos o estudiar fraccionamientos para no chocar contra el calendario.
Actos que implican aceptar la herencia (sin quererlo)
Otro fallo común es realizar gestiones que valen como aceptación tácita de la herencia. Ya sea por ejemplo mover dinero de una cuenta. Hernández advierte que este es uno de los pasos que más pasan desapercibidos, pero que puede dejar sin margen para renegociar deudas o usar fórmulas como el beneficio de inventario. Antes de tocar nada, mejor inventariar, pedir información y, si hace falta, firmar con cautelas.
Beneficio de inventario
Para Hernández, el beneficio de inventario es un auténtico salvavidas o de hecho, la diferencia entre responder sólo con los bienes heredados o comprometer tu patrimonio personal. Aun así, se deja pasar por puro desconocimiento o por apurar plazos. Bien gestionado, permite aceptar y, al mismo tiempo, poner un cortafuegos frente a pasivos ocultos. El problema llega cuando se intenta usar tarde.
Seguros, gananciales y banca
Suele ocurrir: nadie pide el certificado de seguros de vida y se queda sin cobrar una póliza que estaba ahí, pagada durante años. Las compañías comunican a la Administración, sí, pero el heredero debe solicitar el dato y tramitar el cobro. Otra cosa que se pospone y que nos recuerda Hernández, es retrasar la liquidación de la sociedad de gananciales. Si había matrimonio bajo ese régimen, tocará separar lo que es del viudo o la viuda de lo que entra en la herencia. Dejarlo para el final alarga procedimientos y bloquea repartos.
Y está la parte bancaria. Acceder a los movimientos de las cuentas del fallecido no es un capricho: es un derecho y una prevención. Ahí aparecen préstamos, cargos, recibos pendientes o ingresos que nadie recordaba. Esa foto real evita sorpresas y ayuda a cuadrar el inventario.
También hay gastos que no deben quedarse por el camino. El entierro, la última hospitalización o determinados costes ligados al fallecimiento pueden minorar la base del impuesto. Muchas familias, en mitad del duelo, pagan esas facturas y, meses después, no las incluyen en la liquidación. Hernández insiste en que este descuido, aunque parezca menor, supone perder dinero que legalmente se podría ahorrar. Por este motivo, guardar tickets, recopilar facturas y presentarlo todo a la vez es una rutina sencilla que a la hora de la verdad puede hacernos ahorrar dinero.
¿Qué es mejor donación en vida o testamento?
Por último, otro abogado, Enrique Sainz, abogado, apunta a tres variables: residencia fiscal, valor del bien y bonificaciones vigentes. En general, dejar un piso en herencia suele ser más ventajoso que donarlo en vida porque existen bonificaciones relevantes en sucesiones y, además, esa transmisión no genera IRPF. Hay otro matiz importante: el testamento se puede cambiar; una donación, no. Si mañana cambian las circunstancias la donación ya estará hecha. Por eso conviene hacer números con calma y decidir con papeles delante, no a golpe de intuición.
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