Economía
Análisis

¡La eterna lucha entre poder y libertad!

“Tenemos un sistema que cobra cada vez más impuestos al trabajo y subsidia el no trabajar”, Milton Friedman.

¿No les da la sensación de que soplan ciertos aires de grandeza infundados en el actual Gobierno populista de España, cada vez que se llenan la boca hablando de los 140.000 millones de euros que componen el plan de recuperación, transformación y resiliencia de nuestra economía?

Bajo esa tan particular y mediocre actitud de aquél que pide ayudas a falta de ideas, la España socialista se ha convertido en un claro ejemplo de medianía, siempre -por supuesto- alegre de percibir transferencias de Europa que forman parte ya de la trivial herencia del socialismo del Sr. Felipe González. Aquel socialismo perezoso y peligroso que como muchas personas siempre habla de lo que piensa hacer y de lo que harán; pero los que de veras hacen algo no tienen tiempo de hablar de lo que hacen, ¡Ay mi querido Goethe!

Ya saben aquello de que la peor enfermedad es el aburrimiento, aburrimiento que me produce la España política que administra nuestros recursos, esa que se ha convertido en toda una banda de ineptos incapacitados para conferirnos nuestro tan merecido estado del bienestar. Me gustaría, francamente, saber cuántos de ustedes, aunque tengan mínimas nociones de la actualidad económica, están conformes con el resultado de nuestra economía actual.

España ha sido el peor gestor económico europeo de esta pandemia, y no crean que es casual señores, puesto que más allá de la excusa pobre con la que nos deleitaba María Jesús Montero acerca de que la caída en la previsión del déficit de 2021 hasta el 8,4% se debe a la tercera ola, impera nuestro criterio como tecnócratas y por ende, lamento decirle Sra. Ministra que no cuela.

Les explico porqué: la revisión a la baja de las estimaciones no se debe a la tercera ola de la pandemia como nos quieren hacer creer, sino más bien a la paupérrima gestión realizada por nuestro gobierno Frankenstein, muy palpable teniendo en cuenta los datos económicos del resto de naciones de la Unión Europea, que por cierto, también han sufrido una tercera ola.

La única realidad imperante es que España ha crecido un 6,5% versus el 10% esperado, dejando nuestra deuda en un 120% del PIB. ¿Con esto pretenden hacernos creer que el mejor escenario en 2024 será dejar la deuda en un “meritorio” 112,1%? La credibilidad brilla por su ausencia… Los hechos de esta gente hablan tan alto, que sus palabras ya no las oigo.

Dicho lo cual, estamos ante todo un infierno fiscal que pretende bajo sus reformas aniquilar a aquellos que tengan el más mínimo interés por la iniciativa privada. Reformas que, ponen de manifiesto la nefasta gestión realizada en España de las transferencias provenientes de Europa.

El ejemplo que constantemente nos presenta el PSOE con respecto a igualar nuestro sistema fiscal al de la media europea, carece de todo sentido. Para empezar porque un claro signo de grandeza sería ofrecer un Estado del bienestar a la altura de Europa, y no es nuestro caso. Por contra, en vez de ello recibimos una bonita factura fiscal. Para pedir hay que dar, a este Estado se le ha olvidado que en esencia no debería ser un ente gestionado para su propio interés, más bien un sistema que gestione los recursos de todos, para todos, ¿no?

Y para que no digan que siempre le saco punta al lápiz… En Estados Unidos tenemos un maravilloso ejemplo de lo que es un ¡Estado Liberal! y por más que les pese a los europeos, los yankees han demostrado en algo más de una década que la celeridad en la toma de decisiones es clave, así como lo es dejar en manos de la iniciativa privada su economía, ¡touché!

Lo hicieron en 2009 rescatando a la banca mediante ampliaciones de capital, lo cual por cierto posibilitó al Estado a posteriori salir del capital de dicha banca con beneficios, mientras en Europa seguíamos debatiendo medidas absurdas durante al menos 4 años más. Y lo han vuelto a hacer cuando la crisis sanitaria, en principio, suponía una ventaja clara para el sistema social europeo, ¡ni con estas les ganamos!

El capital privado ha logrado a través de la ciencia la vacuna que nos permite a todos considerar la vuelta a la normalidad en nuestras vidas. Se ha demostrado tras mucho dolor que la riqueza de un sistema económico ágil ha permitido al Estado mantener a sus ciudadanos con un sistema de pensiones creado de la nada, sin convertir como aquí a las pensiones en un sistema ponzi, meritorio cuanto menos.

Y ¡ojo! que esos “demonios capitalistas” no han dejado a nadie sin la vacuna, la cual por cierto han logrado administrar en un tiempo sustancialmente superior que la Europa social y su tan admirada sanidad pública…

¿Y saben qué es lo mejor? Que Mr. Biden encima propone una reforma fiscal para financiar el plan de choque contra la crisis económica, ¿cómo? financiándose con unas medidas que supondrán 700.000 millones de dólares durante 10 años, y que provendrán del 1% más rico de la nación.

Es cierto que la FED ha logrado manipular los mercados con un pragmatismo que queda implícito en sus actas, y que manipular al consumidor y su efecto riqueza era necesario, pero grabar ahora las plusvalías y las rentas de las personas físicas más ricas de EEUU implica de alguna manera devolver al Estado dicho favor.

No se trata de ahogar a las PYMES, a los autónomos, a los consumidores ni a los ahorradores. Tampoco creo que se trate de hacer tributar doblemente la riqueza construida por una generación mediante el impuesto de sucesiones. Se trata simplemente de crear un Estado Liberal, un Estado con reformas que nos permita algo más que salir del paso y pedir caridad a nuestros socios europeos.

España es un país con una riqueza individual e intelectual bestial, que nos posiciona a la vanguardia de todo aquello que nos dejan esculpir en libertad. Algo que verdaderamente es absolutamente meritorio teniendo en cuenta el corsé estatal en el que tratamos de construirlo. La eterna lucha entre la libertad y el poder.

Como les exponía la semana pasada en ésta, mi tribuna de opinión, me temo decirles que en España estamos ante una batalla que deja mañana a las elecciones de Madrid, y a nuestro futuro, ante un plebiscito entre cinismo o libertad que va más allá de unos simples comicios, puesto que toda capacidad que tengamos de creer en nosotros mismos está en juego.

Estamos lamentablemente ante un sistema ineficiente más centrado en ver de dónde puede rascar recursos, que de incentivarlos. Algo que, cómo no, siempre fomentará más el subsidio a la mediocridad, que la motivación de saber que nadie tiene derecho a arrebatarte la vida, y menos tu libertad. Libertad que terminará el día que aceptes las ideas de otro como tuyas a cambio de tu dignidad.