Economía

Las envidiables finanzas de la Iglesia de Inglaterra gracias a sus «estelares» inversiones

La situación financiera de la Iglesia de Inglaterra es envidiable. Tiene un patrimonio de 9.172 millones de euros y logró el pasado año una rentabilidad del 17%. Unas cifras estelares fruto de la buena gestión del Comisionado de la Iglesia, el fondo liderado por Andreas Whittam Smith que se encarga de gestionar las donaciones de los fieles, las rentas de sus inmuebles, así como de las inversiones empresariales que multiplican su patrimonio.

Son 33 los miembros que forman parte de los Comisionados de la Iglesia, el fondo que se encarga de multiplicar el patrimonio de la Iglesia de Inglaterra y que tiene su origen en el S.XVIII. Es importante apuntar que, a pesar de que la Reina Isabel II es la máxima autoridad de la iglesia anglicana, ésta no recibe ni una libra de las arcas del Estado.

La Iglesia de Inglaterra, la más numerosa de Reino Unido, mantiene un perfil ético en sus inversiones empresariales que impide al fondo realizar operaciones directas en empresas involucradas en la fabricación de armas, así como relacionadas con el juego, el tabaco, la pornografía, las apuestas, la clonación de embriones humanos o la explotación de arenas bituminosas. Además, también mantiene restricciones a las inversiones en empresas de bebidas alcohólicas.

Algunas de las operaciones realizadas por este fondo han sido criticadas y se han visto obligados a retirarlas. En marzo de 2010, la iglesia anglicana vendió todas sus acciones en la compañía minera Vedanta por 3,8 millones de libras por “motivos éticos”. En aquel entonces, la iglesia declaró que no estaban satisfechos con su inversión porque “la empresa no respetaba los derechos humanos” en las zonas de India donde operaba.

En 2012 vendió las acciones que tenía en el grupo de medios de comunicación de Rupert Murdoch, llegó a la conclusión de que ya no era ético mantener sus títulos tras el escándalo de las escuchas ilegales a la familia real de Inglaterra en 2006 por parte del periodista Clive Goodman.

Además, el pasado 2015 el Grupo Asesor de Inversión Ética de la Iglesia (EIAG) anunciaba que no iban a invertir en aquellas empresas que hacen una contribución significativa a las emisiones de gases de efecto invernadero globales como los productores petroleros o grandes usuarios de energía. La Iglesia de Inglaterra, según sus propios miembros, están comprometidos con el cambio climático.

La iglesia anglicana, absolutamente a la vanguardia, tiene también invertido su capital en Google. Según The Times, aunque no especifica la cantidad, sí que señala que en 2011 el Comisionado tenía una inversión en Alphabet de 22,5 millones de dólares. Una inversión algo controvertida tras ser acusada de evasión fiscal, un detalle que también se considera poco ético.

Por supuesto, la iglesia anglicana también tiene un fuerte patrimonio inmobiliario (religioso y laico) que le da importantes réditos, aunque la mayoría de templos son costosos de mantener.

La Iglesia de Inglaterra supero con creces su objetivo en 2016

La entidad atribuyó este «resultado estelar» a la fuerte rentabilidad de las inversiones en acciones (32,9%), que reflejó en parte el impacto de la depreciación de la libra.

Por su parte, el retorno de las estrategias privadas de crédito fue del 33,1% y el del capital privado un 26,1%, mientras las explotaciones de bosques madereros ofrecieron una rentabilidad del 24,3% y la inversión en propiedades residenciales del 14,1%.

«Nuestro objetivo es la inflación más cinco puntos porcentuales. En 2016, el retorno del fondo fue del 17,1% cuando la inflación más cinco puntos fue del 7,5%, por lo que estuvimos muy por delante», declaró Andreas Whittam Smith, primer comisionado del vehículo inversor de la Iglesia de Inglaterra. De este modo, el fondo que gestiona los activos de la Iglesia de Inglaterra ha obtenido una rentabilidad media anual del 9,6% en los últimos 30 años, frente a una meta del 8,3% al tener en cuenta la inflación.

Desde el estallido de la crisis financiera en 2007 que acabaría desencadenando la Gran Recesión, el fondo ha logrado una rentabilidad media anual del 8,3%, frente a una meta del 7,8%.

En los últimos cinco años, el retorno medio anual alcanzado por la entidad se sitúa en el 13%, por encima de una meta del 7,2%, mientras que en los últimos tres ejercicios la rentabilidad media ha sido del 13,2%, frente al 6,8% del objetivo anual al tener en cuenta la inflación más cinco puntos porcentuales.