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Las empresas inmobiliarias frenan las operaciones corporativas por el temor a una recesión en el sector

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El deterioro del mercado inmobiliario español en los últimos meses ha encendido las alarmas en el sector. Se ha impuesto el miedo que el ciclo que ha llevado los precios a máximos en algunas zonas se haya terminado y se avecine una recesión en el sector. Y eso ha provocado que muchas operaciones corporativas que se estaban estudiando en el sector se hayan puesto en stand by a la espera de tiempos mejores. La única posible excepción es la compra de Metrovacesa por FCC que adelantó OKDIARIO.

«En el mundo inmobiliario la gente está guardando la caja por lo que pueda pasar, porque hay mucho miedo a una crisis importante. Así que nadie va a hacer movimientos que puedan hipotecarle de cara al futuro», explica una fuente del sector. Otra añade que «se lleva tiempo anticipando una crisis y no termina de llegar. Pero, cuanto más se demore, más profunda será».

Las señales empiezan a ser claras. Según los registradores, la venta de viviendas cayó un 6,7% en mayo, cifra que los notarios elevan hasta el 11,4%. Y ambos colectivos coinciden en que las hipotecas se hundieron el 24,2% en ese mes.

Es cierto que el mercado inmobiliario es mucho más amplio que la vivienda. Pero en las oficinas también se observa que muchos inversores han optado por esperar antes de realizar compras y la actividad se ha concentrado en los activos de mayor calidad (y menor riesgo, por tanto). Incluso la joya de la corona de los años posteriores a la pandemia, la logística, está empezando a acusar el frenazo del consumo de los hogares.

Incertidumbre y recesión

Las causas más evidentes de este frenazo son la pérdida de poder adquisitivo de las familias por culpa de la inflación y el encarecimiento de las hipotecas por la subida de los tipos de interés. Pero las fuentes consultadas añaden otros elementos que también preocupan mucho en el sector.

Por ejemplo, la incertidumbre sobre el resultado de las elecciones y el temor a que Pedro Sánchez siga en el poder, lo que prolongaría e incluso acentuaría la inseguridad jurídica y las medidas que lastran el sector inmobiliario, como la Ley de Vivienda o el tratamiento fiscal de la inversión en este mercado, según Julián Salcedo, presidente del Foro de Economistas Inmobiliarios. Asimismo, tiene un impacto la paralización de la actividad de la Administración hasta que comience a funcionar el nuevo Gobierno.

A eso hay que sumar el endurecimiento del crédito (más allá de la subida de tipos), ya que la banca también está adoptando una actitud más prudente ante una posible crisis como le pide constantemente el BCE. Y, por encima de todo, está el temor a una recesión de la economía como la que ya sufre Alemania. El consenso del mercado sostiene que una posible recesión será moderada y poco duradera. Pero la historia enseña que las crisis pueden ser mucho más largas de lo que se prevé, e incluso dobles, como la recesión de 2008 y 2011 en España.

La excepción: Metrovacesa

La única excepción a este frenazo de las operaciones corporativas puede ser la compra de Metrovacesa por FCC-Realia. Carlos Slim cuenta con los 965 millones de la venta de su filial de servicios y tiene los ojos puestos en Metrovacesa para fusionarla con Realia, dado el buen encaje de ambas compañías. Esta operación tiene un carácter marcadamente financiero, de ahí que no dependa tanto de las perspectivas del mercado.

El obstáculo para conseguirlo es el precio, que tendrá que ser muy superior a los 7,2 euros por acción de la opa del año pasado para que Santander y BBVA -los principales accionistas de Metrovacesa con un 49,3% y un 20,8% del capital, respectivamente- acepten vender su participación.