UNIÓN EUROPEA

El Consejo Económico y Social afirma que los fondos europeos no tienen «la fluidez y eficacia deseada»

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Distintas monedas de euro sobre la bandera de la UE.

Alberto González Menéndez, consejero del Consejo Económico y Social de España (CES), ha declarado que la rapidez con la que fueron diseñados los fondos de la Unión EuropeaNext Generation EU’ para responder a la situación generada por el Covid-19 ha provocado que no estén llegando «con la fluidez y eficacia deseada a la economía real». Esto se debe, según argumenta, a la complejidad legal y administrativa de los mismos y el grado de libertad de cada país para organizar su despliegue han provocado que los fondos.

En una entrevista concedida a Europa Press, el también director -junto a Cristina Estévez- del Curso de Verano sobre Retos de la Presidencia Española ante la Agenda Social y Económica de la Unión Europea (celebrado los días 17 y 18 de julio en la Universidad Complutense de Madrid) ha destacado la apuesta «fuerte» del Gobierno español por estos fondos.

González ha puesto en valor los cambios estructurales planteados desde España sobre todo en relación a dos ejes: la transformación digital (con casi el 30% de los fondos) y la transición verde (casi el 40%), pero ha reconocido que medir estos cambios profundos en el país en un espacio de tiempo tan corto es una tarea «francamente complicada».

España tiene ventaja

Según la información facilitada por la Secretaria General de Fondos Europeos del Gobierno de España, España, con más de 50.000 millones de euros comprometidos, es el país más aventajado en lo referente al despliegue de los mismos y eso nos ha permitido solicitar ya el cuarto pago. «Por tanto, si atiende a la variable habilitación y aplicación de fondos, parece que el ritmo es bueno», ha valorado el consejero del CES.

Desde su punto de vista, el objetivo es que sobre estos fondos se apalanque la recuperación de España, generando sinergias entre las estrategias diseñadas para impulsar diferentes ámbitos de actuación y consiguiendo la mayor eficiencia posible en los distintos pilares del Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia diseñado por el Gobierno.

«El reto es ser capaces de aprovechar todos los fondos que se nos han asignado y, a ser posible, aspirar a más como premio a esa eficiente gestión», ha enfatizado.

Retos de España

España asume por quinta vez la presidencia rotatoria de la Unión Europea y lo hace en un contexto marcado por el cierre de legislatura de la UE y por la convocatoria electoral en el país celebrada el pasado 23 de julio. También marca esta presidencia la salida de una pandemia que ha cambiado el mundo y un conflicto bélico abierto en territorio europeo que ha tocado algunos pilares económicos que hasta ahora se consideraban sólidos y estables.

Alberto González considera que son muchos los frentes que desde el punto de vista económico tiene la UE, y a los que la presidencia española tendrá que atender: profundizar en el mercado interior tras 30 años de funcionamiento del mismo, la revisión del marco financiero plurianual, concretar acciones específicas en relación con la autonomía estratégica de la Unión, el replanteamiento de las relaciones y acuerdos comerciales con diferentes bloques económicos, consolidar una agenda de competitividad para el tejido empresarial europeo e impulsar una política comercial y fiscal que asegure la inversión e impulse el europeo como un territorio competitivo, sostenible y generador de actividad económica y bienestar de primer orden a nivel global.

Según González, se hará un especial énfasis en la política fiscal europea, a través de la revisión del marco de reglas fiscales y enfocándose sobre los ingresos generables.

También hará especial hincapié en la política educativa y de formación permanente que permita reducir el desajuste actual entre oferta y demanda laboral, reforzar los sistemas de orientación profesional y rediseñar el sistema de obtención y capacitación en nuevas competencias, adecuado al actual mercado laboral.

Digitalización

González también considera que Europa debería prestar más atención a los procesos de digitalización que están transformando el mundo y tomar un papel más protagonista en su desarrollo e implantación. «Nos guste o no, vivimos en una sociedad cada vez más digital de cuyos entornos, dinámicas, dispositivos y servicios dependemos más cada día. Nos estamos jugando mucho», ha enfatizado.

Según un estudio del Ministerio de Hacienda, el 23% del PIB de nuestro país ya es generado por la economía digital. Y el objetivo es que en 2030 este porcentaje se incremente hasta el 40%. Por otra parte, según el índice de Economía y Sociedad Digitales (DESI), publicado por la Comisión Europea, España ha pasado del puesto 10º en el ranking en 2021 al 7º en 2022, y está en niveles muy similares a los más avanzados de Europa, los países nórdicos y Alemania.

De su lado, el consejero del CES considera que se debe evaluar y atenuar los riesgos generados por la Inteligencia Artificial -sustitución de mano de obra, menoscabo de la seguridad, aspectos éticos, sesgos generados por los algoritmos, desinformación y manipulación de la opinión pública-, pero ha señalado que es algo «que ha venido para quedarse y su progresión será vertiginosa».

Tanto España, con la Estrategia Nacional de IA, como Europa, que revisó en el año 2021 su Plan Coordinado sobre IA, están actuando ya. En concreto, la Comisión Europea persigue maximizar los recursos y coordinar las inversiones en IA a través de los programas Horizonte Europa y Europa Digital invirtiendo 1.000 millones de euros al año en IA. Adicionalmente, estima que se movilizarán inversiones del sector privado y de los Estados miembros hasta alcanzar un volumen de inversión anual de 20.000 millones de euros hasta el año 2030.

Medioambiente

De su lado, Alberto González también ha instado a prestar atención al cambio climático, una realidad que ya está afectando profundamente y sobre la que se dispone de muy escaso tiempo para evitar que sus consecuencias se conviertan en irreversibles.

«Dicho de otra forma, el cambio climático tendría que estar en el centro de la agenda europea y la descarbonización del sector energético convertirse en un objetivo prioritario», ha recalcado.

Eso sí, el consejero del CES ha señalado que al plantear los objetivos se debe ser muy cuidadosos, porque existen profundas asimetrías en el ámbito de las emisiones y eso puede generar desequilibrios de distinta índole.

Por ejemplo, González ha explicado que entre países ya desarrollados que ahora se centran en la reducción de emisiones y los que se han industrializado más recientemente reclaman capacidades mayores de emisión que no lastren su trayectoria ni competitividad (conflicto USA-UE/China-Asia).

Por otra parte, González ha indicado que el cambio climático tiene efectos colaterales insospechados con efecto multiplicador de amenazas relacionadas, por ejemplo, con los flujos migratorios o los conflictos humanos.

«Lo cierto es que, en un marco demográfico mundial creciente, el consumo de energía se está disparando. Y, según todos los estudios de prospectiva, si no se cambian los paradigmas de generación actual rápidamente, la situación puede tornarse muy complicada», ha advertido.

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