Economía
IMSERSO

Confirmación oficial del IMERSO: la pensión que puedes pedir aunque tengas 55 años

Muchas personas piensan que, hasta no cumplir los 65 años, no es posible acceder a ningún tipo de pensión. Sin embargo, lo cierto es que el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) ha confirmado que sí existen alternativas para quienes se encuentran en una situación de vulnerabilidad y todavía no han alcanzado la edad ordinaria de jubilación. Una de esas posibilidades es la pensión no contributiva de invalidez, una ayuda pensada para personas con discapacidad que se encuentren en situación de necesidad económica.

Este tipo de pensión del IMSERSO está disponible incluso para personas que no hayan llegado a los 55 años, lo que supone un importante alivio para quienes, por su situación física o mental, no pueden acceder al mercado laboral. La clave está en cumplir con los requisitos exigidos y acreditar un grado de discapacidad igual o superior al 65%, además de residir en España y no superar ciertos niveles de ingresos. Así, esta pensión se convierte en una vía real de protección social que muchas personas desconocen. Con esta ayuda, el IMSERSO no sólo proporciona un respaldo económico, sino también acceso a asistencia médica gratuita y servicios sociales específicos. No se trata de una pensión contributiva, por lo que no exige haber cotizado previamente a la Seguridad Social. Esto la convierte en una opción especialmente interesante para quienes no han podido desarrollar una vida laboral completa. A continuación, te explicamos en detalle en qué consiste esta pensión y qué necesitas para solicitarla si tienes 55 años o incluso menos.

¿Qué es la pensión no contributiva de invalidez del IMSERSO?

La pensión no contributiva de invalidez es una ayuda económica gestionada por el IMSERSO, dirigida a personas con discapacidad que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Esta pensión está diseñada para quienes no han cotizado nunca, o no lo han hecho el tiempo suficiente como para acceder a una pensión contributiva, pero necesitan apoyo para cubrir sus necesidades básicas.

A diferencia de la pensión de jubilación, que exige haber cumplido una edad determinada (generalmente 65 años), esta prestación puede solicitarse desde los 18 años. Por eso, una persona de 55 años con discapacidad puede acceder a ella sin problema, siempre y cuando cumpla el resto de condiciones exigidas.

Además de la ayuda económica mensual, esta pensión garantiza acceso a servicios complementarios como asistencia médica gratuita, medicamentos subvencionados y otros beneficios sociales específicos. En definitiva, es una herramienta fundamental para garantizar la dignidad y la inclusión de este colectivo.

¿Quién puede solicitar esta pensión con 55 años o menos?

Para poder acceder a esta pensión del IMSERSO, no basta con no haber cotizado: se deben cumplir una serie de requisitos muy concretos. El primero es tener entre 18 y 64 años en el momento de la solicitud. Por tanto, cualquier persona de 55 años entra automáticamente en este rango, lo que ya abre la puerta a este tipo de ayuda.

Además, el solicitante debe haber residido en España durante al menos cinco años, dos de los cuales deben ser consecutivos e inmediatamente anteriores a la fecha en la que se hace la solicitud. Esta condición de residencia es esencial, ya que se trata de una prestación nacional.

El tercer requisito, y probablemente el más importante, es acreditar una discapacidad igual o superior al 65%, reconocida oficialmente por los servicios competentes. Este reconocimiento debe estar ya vigente en el momento de solicitar la pensión.

Por último, se deben carecer de ingresos suficientes. En 2025, se entiende que existe necesidad económica cuando los ingresos anuales de la persona no superan los 7.905,80 euros. Si se convive con familiares, estos límites pueden variar en función del número de personas en el hogar.

¿Qué cantidad se cobra y cómo se solicita?

La cuantía de esta pensión no contributiva depende de diversos factores, como si se convive con otras personas, los ingresos del núcleo familiar o si se perciben otras ayudas compatibles. En líneas generales, la cantidad mensual ronda los 484 euros, aunque puede incrementarse en ciertos casos.

Para solicitarla, se debe presentar una solicitud ante el organismo competente de tu comunidad autónoma, o bien en los centros de atención del IMSERSO. Es necesario aportar documentación que acredite la discapacidad, los ingresos y el empadronamiento. Aunque el trámite puede parecer largo, muchas comunidades han habilitado procedimientos online que facilitan la gestión.

Cabe destacar que esta pensión se revisa periódicamente, por lo que si la situación del solicitante mejora o varían sus ingresos, puede verse modificada o incluso suspendida.

¿Puedo cobrar esta pensión junto a la de jubilación?

Una duda habitual es si es posible cobrar esta pensión junto a la pensión de jubilación. La respuesta es clara: no. El IMSERSO no permite percibir ambas prestaciones de forma simultánea, ya que cada una está destinada a un perfil diferente y exige requisitos propios.

La pensión no contributiva de invalidez se puede cobrar desde los 18 hasta los 64 años, mientras que la de jubilación solo se concede a partir de los 65 años (aunque en algunos casos, con cotizaciones suficientes, puede adelantarse un poco). Por eso, cuando una persona llega a la edad de jubilación, debe pasar a cobrar esa pensión si reúne los requisitos, y dejar de percibir la de invalidez.

En muchos casos, al cumplir los 65 años, se realiza un estudio para determinar cuál de las dos pensiones resulta más beneficiosa, teniendo en cuenta la situación del solicitante. Si la persona nunca ha cotizado o lo ha hecho de manera muy baja, es probable que continúe en el sistema no contributivo con la pensión de jubilación del IMSERSO.