Economía
Oferta de IFM

La Caixa está segura de que el Gobierno no vetará la opa sobre Naturgy y venderá parte de sus acciones

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La Caixa, principal accionista de Naturgy a través de Criteria, está convencida de que el Gobierno no vetará finalmente la opa del fondo australiano IFM sobre la mayor gasista española, a pesar de que una parte del Ejecutivo (Podemos y el asesor de cabecera de Pedro Sánchez, Iván Redondo) es partidaria de prohibirla. De hecho, su intención es acudir a la opa para desprenderse de parte del 24,8% del capital de Naturgy que posee en la actualidad, según fuentes cercanas a la entidad.

Las fuentes citadas aseguran que «en La Caixa nadie trabaja con el escenario de un veto gubernamental a la opa, sino que están convencidos de que saldrá adelante sin problemas». «La única cuestión que están estudiando es el porcentaje en que van a reducir su participación en el capital de Naturgy», añade. La fundación no puede vender todas sus acciones porque la oferta de IFM se dirige solo a un 22,69% del capital y, además, habrá un prorrateo si acude un cifra superior, como es previsible dada la prima ofrecida por el fondo de pensiones australiano.

Un portavoz de la fundación bancaria que preside Isidre Fainé, máximo accionista también de CaixaBank, no quiso hacer comentarios a esta información. Hasta ahora, la posición oficial de La Caixa ha sido mantener un perfil bajo de esperar y ver cómo se desarrollan los acontecimientos.

División en el Gobierno por la opa

En las últimas semanas diversos medios han publicado que hay una división en el Ejecutivo de Pedro Sánchez entre los partidarios de vetar la operación y los defensores de autorizarlas. Los primeros son su socio de coalición, Podemos, apoyados por Iván Redondo, el asesor de cabecera del presidente. Es sabida la animadversión de Pablo Iglesias a cualquier fondo de inversión y, además, su objetivo a medio plazo es nacionalizar una energética, que bien podría ser Naturgy. Redondo tampoco ve con buenos ojos que una empresa estratégica -Naturgy es la mayor gasista del país con diferencia- esté controlada por una serie de fondos: IFM ha reconocido tener un acuerdo con CVC y GIP (de las entidades españolas GVC Gaesco y Banca March).

En el otro lado se encuentra el ala más moderada y pragmática del Gobierno, capitaneada por la ministra de EconomíaNadia Calviño, que considera que el veto lanzaría un mensaje muy negativo a los inversores internacionales en un momento en que España los necesita desesperadamente para poder recuperarse del hundimiento del PIB en 2020 (del 11%) y de la enorme destrucción de empleo que ha conllevado esta gravísima crisis. «Si al primero que quiere entrar en una gran empresa española le dices que no, difícilmente van a venir más», opina una de las fuentes.

«El decreto antiopas durante la pandemia se hizo pensando en la posible entrada de inversores de países hostiles, como China o algunos países árabes, para evitar que parte del tejido empresarial cayera en sus manos aprovechando las bajas cotizaciones bursátiles. No se hizo pensando precisamente en Australia, que no es un país peligroso y donde, además, algunas constructoras españolas tienen importantes intereses que podrían verse afectados en caso de veto. Y menos tratándose de una opa parcial que no le da el control de la empresa», explica otra fuente.

Ahora bien, otros observadores advierten de que, al final, se trata de una decisión política y que Sánchez no ha tenido ningún reparo hasta ahora en vetar iniciativas de los ministros ‘sensatos’, como Calviño o José Luis Escrivá, o en imponerles iniciativas planteadas por Podemos. Es decir, «si el presidente tiene interés en que Iglesias le apoye en cualquier otra cosa, le concederá sin dudar el veto en el asunto de Naturgy aunque eso suponga pegarse un tiro en el pié. De hecho, lleva ya muchos», señala una fuente.

Fainé suele salirse con la suya

A pesar de este riesgo, Fainé solo trabaja con el escenario de la aprobación de la opa, siempre según las fuentes. Hay que recordar que el presidente de La Caixa ha conseguido del Gobierno y del regulador todo lo que ha pedido en la fusión de CaixaBank con Bankia: no tendrá que lanzar una opa ni siquiera pedir una dispensa. «Si ha sacado todo lo que ha querido en Bankia, sería muy raro que veten la operación de Naturgy».

Como explicó OKDIARIO, La Caixa saldrá ganando tanto si acude a la oferta como si no, una situación de las denominadas ‘win-win’; e incluso es probable que conserve la gestión en manos de Francisco Reynés pese a quedar en minoría en el capital. Tanto es así, que el mercado está convencido de que es una operación pactada desde el principio.

Si vende -o reduce su posición-logrará unas importantes plusvalías que compensarían la esperada reducción del dividendo de Naturgy. Además, podría utilizar esos ingresos para reforzar el capital de la fusión de CaixaBank y Bankia, algo que vería con muy buenos ojos el BCE porque la sorpresa más negativa de la operación ha sido su nivel de capital, inferior al esperado y demasiado justo para los estándares del supervisor (si bien por encima de sus requerimientos oficiales).

Y si se quedara con la participación actual -que no es su idea actual-, tampoco le iría mal: a corto plazo, cobraría menos dividendo, pero a medio plazo podría salirse cuando venda IFM, ya que los fondos no tienen vocación de permanencia, sino de vender al cabo de unos años a un precio muy superior al que compran ahora. Para subir esa valoración, podrán forzar la venta de algunos negocios.