Economía
MERCADOS FINANCIEROS

Las bolsas confían en que el BCE sea sensible a la contracción económica y detenga la subida de tipos

Las bolsas confían en que el BCE sea sensible a la contracción económica y detenga la subida de tipos de interés. Las actas de la última reunión del BCE, publicadas el pasado jueves, muestran que varios miembros de su Consejo ven la economía de la zona más débil de lo que se preveía y están preocupados por un posible escenario de estanflación -nulo crecimiento y persistencia de tensiones en los precios-.

La próxima reunión del banco es el 14 de septiembre, y es entonces cuando decidirá sobre el rumbo que va a seguir la política monetaria. Los analistas están más divididos que nunca sobre cuál será el veredicto final porque la legendaria pelea entre los llamados halcones -partidarios del rigor monetario extremo- y de las conocidas como palomas, proclives a tener en cuenta los datos de la coyuntura, tanto en lo que se refiere al crecimiento como a la marcha del empleo, está en su máximo apogeo. Pero los inversores tienen «fundadas esperanzas» de que en esta ocasión se produzca al menos una pausa hasta valorar con más nitidez los resultados de los reiterados aumentos del precio del dinero desde junio del año pasado, y que el BCE sea sensible a la contracción económica y detenga la subida de los tipos de interés.

La reunión del BCE se va a producir dos semanas después de la cumbre de banqueros centrales celebrada en la localidad americana de Jackson Hole, en el estado de Wyoming, en la que los principales responsables de las autoridades monetarias mundiales parecen haberse confabulado para combatir la inflación contra viento y marea, pero donde los matices en los discursos de unos y otros son el germen de intensas especulaciones de los analistas sobre las decisiones que se adoptarán en breve. El presidente de la Reserva Federal de EEUU, Jerome Powell, aseguró  que la inflación es aún demasiado alta, danto a entender que una nueva vuelta tuerca en los tipos de interés podría ser procedente, y en el mismo sentido se pronunció Christine Lagarde.

Christine Lagarde y Jerome Powell

Pero los datos de la coyuntura muestran con claridad los síntomas evidentes de desaceleración de la actividad. En EEUU, el crecimiento del PIB en el segundo trimestre se ha limitado al 0,5%, lo que representa un ritmo de expansión similar al de los tres primeros meses de 2023 y una décima menos de la estimación preliminar, quedando por debajo de lo previsto por el mercado.  Y en el conjunto de la Unión Europea, el PIB se estancó entre abril y junio, después del crecimiento del 0,2% en el primer trimestre del año. En comparación con el segundo trimestre de 2022, el PIB de la zona euro creció un 0,6% y el de la UE un 0,5%. Estos datos apoyarían el sentimiento de las bolsas, que confían en que el BCE sea sensible a la contracción económica y detenga la subida de los tipos de interés.

En cuanto a la inflación, la zona euro se mantuvo en agosto en el 5,3% y en Estados Unidos en el 3,3%, en ambos casos con ligeras subidas. Según los analistas, esto viene a reflejar que  llegar al 2%, como han declarado reiteradamente tanto Jerome Powell (FED) como Cristine Lagarde (BCE) va a ser difícil. El repunte del petróleo, que tras el anuncio de Rusia de volver a recortar la producción cerró el pasado viernes en 86 dólares para el crudo ligero y en casi 89 dólares para el Brent, no augura nada bueno, y la iniciativa de China de promover un grupo BRICS ampliado que controle un buen porcentaje de las materias primas críticas tampoco es tranquilizador, a juicio de los medios consultados.

Todo lo anterior explicaría la debilidad bursátil de agosto, aunque los mercados han cerrado el mes con buen tono, con el Eurostoxx subiendo el 1,1% en la semana, el Dow Jones el 1,4%, el S&P el 2,5%, el Nasdaq el 3,2% y el Nikkei el 3,4%. Básicamente, los analistas creen que la debilidad económica llevará a la Fed y al BCE a detener más pronto que tarde las subidas de tipos, opinan los citados medios.

Complacientes con los riesgos

En definitiva, las bolsas han terminado agosto siendo de nuevo complacientes con los riesgos asociados a las malas noticias. Un empleo débil, un consumo débil, una China débil, una Europa estancada y un consumo americano que da muestras de cierto agotamiento tienen riesgos asociados y esos riesgos no están recogidos en las cotizaciones, probablemente porque los beneficios empresariales son, en general, buenos y porque todavía hay mucha liquidez en el sistema. No hay que olvidar que a fin de julio, el balance del BCE estaba en 7,1 billones de euros (recordemos que en 2008 estaba en menos de 2 billones) y el de la Fed en 8,1 billones de dólares.

En opinión de los inversores, lo ocurrido en las bolsas no altera en absoluto la idea de que estamos ante un ajuste de la economía y de los mercados que, a cambio de no ser traumático, va a ser profundo y duradero, y tampoco altera la idea de que vamos a una economía de innovación disruptiva con mercados financieros muy divergentes, de ganadores y perdedores exponenciales, asegura Juan Carlos Ureta, presidente ejecutivo del banco Renta 4. Y los factores que esencialmente van a determinar estar entre los ganadores o los perdedores son la fortaleza de capital (balance), la gestión de riesgos y la capacidad de innovación.

A su juicio, los mercados irán reflejando poco a poco los riesgos asociados a la inevitable contracción de la economía, una contracción que, a cambio de no ser traumática será probablemente profunda, estructural y duradera. Por eso, las bolsas esperan del BCE cierta sensibilidad en lo que a la subida de tipos de interés se refiere.