Economía
La subida de tipos encarece la financiación de la economía y contrae el crédito

El BCE lo ve muy negro: pronostica estancamiento en España y advierte que la inflación va para largo

El Banco Central Europeo augura un estancamiento progresivo de la economía española y del conjunto de la eurozona en los próximos meses como consecuencia del efecto de las subidas continuadas de los tipos de interés, que están encareciendo la financiación de las empresas y de las familias, así como provocando un contracción agresiva del crédito. Por otra parte, aunque el aumento del precio del dinero ha empezado a dejar sentir sus efectos sobre la inflación, ésta tardará todavía tiempo en corregirse y encaminarse a la senda del 2% que constituye el objetivo fundacional del banco emisor, según las fuentes consultadas por OKDIARIO.

Ambas premoniciones representan un jarro de agua fría sobre el escenario diseñado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la pasada campaña electoral, en la que aseguró repetidamente que la economía española era la más robusta de Europa y que la inflación era la menor, habiéndose situado por debajo del listón del 2%. Según los datos en poder del BCE y los cálculos de su equipo técnico, las impresiones del actual Ejecutivo español -y de su vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, que es la que más ha insistido al respecto- son un puro espejismo, pues a corto y medio plazo, el ritmo de la producción en nuestro país irá a peor y la inflación, sobre todo la subyacente, seguirá mostrando una férrea resistencia a la baja.

En España, el Producto Interior Bruto (PIB) creció tímidamente durante el segundo semestre del año. La economía española avanzó un 0,4% entre los pasados abril y junio gracias al repunte del consumo de las familias. El dato que mide el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final ha crecido una décima menos (0,5%) que en el primer trimestre de 2023 por el desplome de las exportaciones tanto de bienes como de servicios. Según el BCE, el deterioro del sector exterior es una consecuencia directa de la desaceleración de la actividad en los países europeos, adonde van destinadas el 70% de las ventas de bienes y servicios españoles.

El dato del 0,4% tan solo se ha sustentado en la demanda nacional (consumo e inversión), que aportó 1,9 puntos, pero este resultado «es engañoso», porque a medio plazo, y una vez que concluya la temporada turística, la dificultad de acceso al crédito y la preocupación de los españoles por conservar la tasa de ahorro -dadas las malas perspectivas futuras- debilitarán el conjunto de la demanda interna», aseguran los citados medios. Y también es seguro un empeoramiento del mercado laboral a la vuelta del verano conforme se asienten las peores expectativas sobre la economía española, apostillan.

En lo que respecta a Europa, el Producto Interior Bruto (PIB) de la eurozona creció un 0,3% durante el segundo trimestre del 2023 con respecto al primero, que en aquella ocasión  se mantuvo sin variaciones. En el conjunto de la Unión Europea, el PIB se estancó entre abril y junio, después del crecimiento del 0,2% en el primer trimestre del año. En comparación con el segundo trimestre de 2022, el PIB de la zona euro creció un 0,6% y el de la UE un 0,5%. Todos estos datos confirman los pronósticos del BCE en la dirección de una desaceleración de la actividad inevitable por la subida del precio del dinero. «No hay más alternativa: si queremos controlar la inflación, el efecto colateral es el de un enfriamiento de la economía». En su reunión del pasado 27 de julio, la entidad que preside Christine Lagarde decidió subir el tipo de interés por novena vez consecutiva un cuarto de punto hasta el 4,25%, el nivel más alto en dos décadas.

A pesar del implacable rigor monetario, la tasa de inflación interanual de la zona euro sólo se moderó en dos décimas durante el mes julio en comparación con los datos del mes anterior, hasta el 5,3%. Aun siendo el dato más bajo desde enero del año pasado, la inflación subyacente se mantiene sin cambios  en el 5,5%. De acuerdo con los medios consultados, estas cifras demuestran que el efecto del aumento de las tasas de interés se está dejando notar, «pero todavía costará tiempo que la inflación esté definitivamente aplacada, como demuestra la evolución de la tasa subyacente». «Esta nos indica que las presiones alcistas se han ido trasladando al conjunto de la economía, en gran parte como consecuencia de las subidas de costes, principalmente salariales», añaden los citados medios.

De hecho, la moderación en julio de la escalada de los precios obedece principalmente a la caída del 6,1% en el coste de la energía, frente a la bajada del 5,6 en junio, mientras que el encarecimiento de los alimentos frescos fue del 9,2%, dos décimas por encima del dato del mes anterior. Asimismo, en el caso de los servicios, los precios subieron un 5,6% interanual, dos décimas más que en mayo, al tiempo que los bienes industriales no energéticos se encarecieron cinco décimas menos que el mes anterior, con una subida del 5%.

En España, que hasta ahora ofrecía unos registros sensiblemente más moderados que la media de la UE debido al efecto base -los precios subieron más en los primeros meses del año pasado-, el (IPC) volvió a aumentar en julio un 2,3% con respecto al mismo mes del 2022 y cuatro décimas en comparación con el pasado junio, por el repunte impulsado por los carburantes, el vestido, el calzado y los paquetes turísticos. La expectativa para los próximos meses es que la inflación siga moderadamente al alza, contrariando el mensaje eufórico del Gobierno.