Economía
Crisis empresarial

La banca acreedora no ejecutará la deuda de Grifols si Brookfield toma el control después de la OPA

En caso de que Brookfield sea el primer accionista de Grifols tras la oferta

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La posible OPA de exclusión sobre Grifols que negocian la familia fundadora y el fondo Brookfield puede enfrentar un obstáculo muy importante: la banca acreedora de la compañía puede ejecutar su deuda (créditos y préstamos) en caso de cambio de control de la compañía. Sin embargo, los bancos no tendrán problemas en mantener la financiación de la empresa en ese caso, según fuentes conocedoras de la situación.

En los contratos de crédito, se suele incluir una cláusula de «cambio de control», que da derecho a los bancos a reclamar la devolución anticipada de la deuda cuando alguien compra una empresa. Se trata de una medida de protección para los acreedores en caso de que entre un accionista muy especulativo o que ponga en peligro la estabilidad de la compañía.

De hecho, esta cláusula también se incluye en las emisiones de bonos y podría invocarse en este caso. En el caso de que así ocurra y que la empresa no pueda devolver toda su deuda de golpe -que es lo normal en estos casos-, los acreedores tienen derecho a quedarse con ella o con sus activos.

Pero a la banca no le interesa quedarse con empresas que no sabe gestionar, y menos de un sector tan complicado como el biofarmacéutico. Por eso, suele renunciar a ejercer estas cláusulas en caso de OPA, y es lo que va a ocurrir también en la de Grifols, según las fuentes citadas. No obstante, matizan que aún no ha habido conversaciones entre la banca y la empresa.

En los casos de OPA, la CNMV exige que el comprador certifique que no va a tener problemas de deuda tras la compra de la compañía, lo que implica que necesita ese visto bueno de los acreedores para poder lanzar la oferta.

Hay un precedente, que es la OPA de la húngara Ganz-Mavag (Magyar Vagon) sobre Talgo. Al tratarse de una OPA sobre el 100% y tener el compromiso de venta del principal accionista (Trilantic), está claro que habrá cambio de control si la OPA sale adelante. Pero los bancos acreedores de la ferroviaria han accedido a no ejecutar la cláusula y mantener el crédito actual de la compañía.

¿Cambiará el control?

En el caso de Grifols, no está claro si la familia fundadora mantendrá el control de la empresa -que tiene en la actualidad- o éste pasará a manos de Brookfield. Como explicaba OKDIARIO este domingo, éste es el principal punto de fricción entre ambos en las negociaciones que mantienen para lanzar la OPA.

Los Grifols desean mantener la gestión de la compañía que crearon, pero necesitarían poner más de 1.000 millones en la oferta (la cifra depende del precio final de la misma) para alcanzar el 50% del capital. Y existen muchas dudas en el mercado respecto a que cuenten con recursos suficientes para ello.

Además, Brookfield no tiene intención de gastarse varios miles de millones en la operación y no hacerse con el control. Un control que probablemente encargará a un profesional reconocido del sector y que necesita para reestructurar Grifols, lograr que alcance caja positiva (en el primer trimestre sufrió una salida de 253 millones) y reducir su endeudamiento.

Asimismo, deberá deshacer todas las oscuras relaciones entre la empresa cotizada y Scranton, el holding de la familia, que han sido el principal objeto de crítica por parte del fondo bajista Gotham City, cuyos ataques han tumbado la cotización de Grifols este año.

Los problemas de la compañía catalana se agravaron este viernes tras el cierre del mercado, cuando Moody’s anunció que deja de calificar el rating de su deuda porque la información que les suministra es «insuficiente o inadecuada», lo cual seguramente se traducirá en un nuevo castigo a su  cotización en Bolsa.

Como también adelantó OKDIARIO, el precio que baraja el mercado para la OPA es de 12 euros por acción, lo que valora el 100% de la compañía en 8.150 millones. Este precio es el que quieren recibir los accionistas institucionales de Grifols y supone una prima cercana al 30% sobre la cotización media de los últimos seis meses.