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Economía
España

Adiós a una de las marcas más icónicas de España: cierra sus puertas tras dos siglos y su stock está a precio de saldo

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Son quizá las vajillas más míticas en las mesas españolas, inspiradas en el estilo inglés que caracterizó a los icónicos platos de La Cartuja de Sevilla. Fundada en 1841 por el británico Charles Pickman, la histórica fábrica de loza fina ha anunciado el cese de su actividad, poniendo fin a más de 180 años de tradición artesanal que ha marcado la historia del arte de la mesa y el buen comer.

«Estimados clientes, les informamos que, por razones técnicas, nos hemos visto abocados a parar la producción y detener la comercialización durante un plazo no determinado, a la espera del resultado de las actuaciones técnicas y normativas pertinentes. En este sentido, hemos habilitado el correo comunicacion@lacartujadesevilla.comy el número de teléfono 611 27 36 03 para poder regularizar la situación en los próximos días. Muchas gracias y tendrán más noticias nuestras».

La Cartuja cierra sus puertas

El cierre se produce tras una larga serie de problemas económicos que la empresa propietaria, Ultralta, no ha podido superar. La familia Zapata, propietaria de La Cartuja de Sevilla a través de Ultralta, ha solicitado al Juzgado Mercantil número 3 de Sevilla la reapertura del concurso de acreedores y la entrada en fase de liquidación. La imposibilidad de cumplir el convenio aprobado en julio, así como la falta de acuerdo con acreedores como la Seguridad Social y la Agencia Tributaria, ha precipitado esta situación. Según fuentes oficiales, las deudas superan los dos millones de euros, consolidando una crisis que se venía gestando desde hace varios años.

En el plan de liquidación, la compañía contempla la venta de su stock a través de una outlet con descuentos que podrían alcanzar hasta el 75 %, buscando dar salida a una gran cantidad de piezas. La plantilla, conformada por 32 trabajadores actualmente en ERTE, afrontará ahora un ERE extintivo, lo que significa la pérdida definitiva de sus puestos de trabajo.

Durante los últimos meses, varias empresas se mostraron interesadas en adquirir la fábrica, pero las elevadas deudas y el riesgo derivado de los pasivos públicos disuadieron cualquier oferta firme. Los intentos de Ultralta por obtener financiación externa o buscar compradores no fructificaron, lo que ha llevado al cierre definitivo y a la liquidación de activos.

La Cartuja de Sevilla es una de las fábricas más icónicas de la historia industrial de España. Durante décadas, sus vajillas han sido sinónimo de elegancia y buen gusto. Entre sus modelos más emblemáticos destaca el 202 Rosa, de 1845, que sigue en tendencia y que hasta ahora se fabricaba con reproducciones exactas de las planchas grabadas en cobre traídas desde Inglaterra por Charles Pickman.

A lo largo de su historia, la fábrica sobrevivió a guerras, cambios de siglo, crisis económicas y modificaciones de la propiedad. En 1979, tras la declaración del Monasterio de la Cartuja como Conjunto Monumental Histórico, la fábrica trasladó su producción al municipio de Salteras, donde continuó operando hasta la actualidad. Parte de la colección histórica se trasladó al Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla en 1973.

«El Monasterio de la Cartuja, conocido también como la Cartuja de Santa María de las Cuevas, combina el pasado conventual, la tradición cerámica y el arte contemporáneo. Desde el siglo XII albergó hornos almohades, y en 1248 los franciscanos construyeron una ermita tras la leyenda de la Virgen en las cuevas. En 1400, el Arzobispo Gonzalo de Mena impulsó el monasterio, consolidado posteriormente por Per Afán de Ribera y la familia Colón».

Con este cierre, Sevilla pierde uno de sus símbolos industriales. La Cartuja Pickman era la historia de un oficio y de generaciones de trabajadores que hicieron de la cerámica un arte reconocido en todo el mundo.

Fábrica de Sevilla

«Nuestra historia comienza a principios del siglo XIX, cuando el británico Charles Pickman compra el monasterio cartujano para instalar su fábrica de loza. Se estima que entre 1838 y 1840 se realizaron las primeras obras necesarias para la ocupación y adaptación del conjunto del monasterio, y en esas fechas ya se había comenzado a producir, ya que una buena cantidad de piezas aparece en el inventario que figura en la constitución de la sociedad. Pickman decidió establecer la fábrica en el monasterio de la Cartuja, solicitando su arrendamiento y posterior compra a la Junta de Enajenaciones de Conventos Suprimidos de la provincia de Sevilla en 1838.

Con la declaración del monasterio como Conjunto Monumental Histórico en 1964 y el expediente de expropiación de los terrenos en 1971, se decidió construir una nueva fábrica en otra ubicación. En 1979 comenzó a funcionar la planta de cerámica en Salteras, aunque el desalojo definitivo del monasterio no tuvo lugar hasta 1981. Durante este proceso, y ante la incertidumbre sobre la conservación de la colección histórica, parte de ella se depositó en el Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla en 1973 para su exposición permanente, donde aún hoy existe una sala dedicada a la producción cerámica de Pickman La Cartuja», detalla La Cartuja en su web.