El estadio Nacional de Varsovia fue un pequeño Santiago Bernabéu en la final de la Supercopa de Europa que enfrentó a Real Madrid y Atalanta en la capital polaca. Más de tres cuartas partes del graderío era de aficionados madridistas y estos, en los prolegómenos del encuentro, dieron un toque de color mostrando un gran tifo en el que se pudo ver la imagen de Vinicius, Modric, Bellingham, La Cibeles y la Decimoquinta, símbolos del Real Madrid. Todo esto acompañado de la siguiente frase: «All in». También aparecieron unos dados y una fichas de casino.
El Real Madrid comienza en Varsovia una temporada apasionante en la que aspira a siete títulos. Es la primera vez que la entidad madridista opta a lograr tantos trofeos en un sólo curso. Este apasionante y largo camino comienza con la Supercopa de Europa que enfrenta a los blancos con la Atalanta en Varsovia. Luego, llegará la Liga, la Champions, la Supercopa de España, la Copa del Rey, la Copa Intercontinental y el Mundial de Clubes. El recibimiento al Real Madrid en Varsovia fue muy bueno, con este tifo que también demostró la gran afición que tiene el club blanco.
Esta temporada también su lado negativo. En el mejor de los casos, los blancos jugarían 70 partidos, que podrían ser dos más si no se clasifican directamente a los octavos de la final de la Champions. Una maratón de partidos que ya ha provocado las quejas de los jugadores, como sucedió en la previa de este encuentro con Carvajal.
«No tiene ningún tipo de sentido, me reitero en declaraciones que he hecho anteriormente. Es imposible que podamos mantener un nivel óptimo y el máximo rendimiento con tantos viajes, la Intercontinental, un Supermundial de Clubes que cuando acaba la temporada te aleja un mes de casa cruzando un continente y con fechas FIFA de por medio. Si llegásemos a todo, es imposible rendir en 72 partidos. Los estamentos oportunos deberían analizar esto. Los partidos bajan de nivel y los que lo sufrimos somos nosotros y nuestras familias», aseguraba el segundo capitán madridista.
