Alerta en Mestalla: las dos últimas visitas marcaron a Ancelotti y Benítez

El Real Madrid visita este miércoles al Valencia en Mestalla en el partido correspondiente a la jornada 16 de Liga, que tuvo que aplazarse porque el conjunto merengue estaba disputando en esas fechas el Mundial de Clubes en Japón. El equipo blanco llega a esta cita como líder en solitario del campeonato doméstico con un punto más que el Barcelona y dos partidos menos que los catalanes, por lo que los de Zidane pueden dar un golpe sobre la mesa en tierras valencianas para afianzarse en lo más alto de la tabla.

Si el Real Madrid vence en Mestalla y hace lo propio en Balaídos ante el Celta, otra cita que tuvo que aplazarse, se pondría con siete puntos más que el Barça y tendría media Liga en el bolsillo, pero tanto el vestuario como el cuerpo técnico prefieren centrarse en el próximo partido, una visita que no se le suele dar demasiado bien al Real Madrid.

Mestalla, territorio comanche

Y es que Mestalla es territorio comanche para el conjunto merengue en los últimos años. Sin ir más lejos, la pasada temporada el partido ante el Valencia en territorio ché acabó marcando un antes y un después, pues el Real Madrid no pasó del empate (2-2) y la directiva decidió cesar a Rafa Benítez por los malos resultados para apostar por Zidane, una decisión que con el tiempo ha sido un acierto rotundo, pues con el francés en el banquillo el equipo recuperó sensaciones, jugó mucho mejor, acabó ganando la Undécima y posteriormente también levantó la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes. 

Al Valencia se le suele dar bien enfrentarse al actual líder de la Liga en casa, pues justo un año antes del adiós de Benítez, un 4 de enero de 2015, el Real Madrid de Carlo Ancelotti ponía fin en Mestalla a su racha de 22 victorias consecutivas. Fue un punto de inflexión para un equipo que estaba recibiendo elogios de todo el mundo del fútbol, pues a raíz de esa derrota ante el Valencia el equipo fue en clara curva descendente y el decepcionante final de temporada acabó en el cese de Ancelotti, que no consiguió enderezar el rumbo tras el Mundial de Clubes.