Deportes
El rutómetro

De todoterrenos

Hugh Carthy era el líder natural del Education First en la pasada Vuelta. Su descarte para la general liberó a un ciclista con cara de vikingo de los condicionantes y exigencias que atan a los gregarios a su jefe de filas, y nos descubrió un corredor total, capaz de esprintar, escalar y ser protagonista de numerosas fugas. Magnus Cort Nielsen ganó tres etapas de diferente perfil, y se quedó a las puertas de completar el ciclo al quedar segundo en la contrarreloj en Santiago de Compostela. De haber ganado lo habría hecho en todas las modalidades habidas en una carrera de tres semanas, a falta de la crono por equipos.

En estos primeros días de Tour de Francia ha sido el protagonista de todas las fugas. Podríamos decir que es su fuerte. Cazador y provocador de fugas. Ha aprovechado al extremo conocer como nadie las carreras en su país y se ha erigido como el gran animador de este primer tercio de Tour, salvando del tedio y de algún bostezo al espectador. Ha sido capaz de coronar, como cabeza de carrera, todas y cada una de las siete primeras cimas de esta edición, algo que se dice que no ocurría desde 1958, cuando lo consiguió Federico Garcia Bahamontes.

Cort Nielsen luce el maillot de topos rojos. Es una indumentaria que despierta simpatía y quien mejor que el carismático Magnus para portarlo . A pesar de su condición nórdica y tez blanquecina, a este pelirrojo de bigote decimonónico parece que el calor no le afecta. Su peculiar imagen reviste con perfecta distinción su concepción del ciclismo. Mide riesgos hasta que deja de medirlos. Se recrea con seguridad en sus límites, casi siempre con éxito. Es valiente y atrevido. Divertido y popular. Un cóctel que le otorga perfil propio dentro del pelotón, y uno de los motivos más interesantes ― por el momento ― para no rendirse y caer en los brazos de Morfeo. Este danés reencarna lo mejor de la genética competitiva de esta pequeña nación que ha dado grandes deportistas.

Dinamarca vive un momento especialmente dulce en materia ciclista. Lejos quedan los tiempos oscuros de Bjarne Riis, el agresivo gigantón que evitó el sexto Tour de Indurain o la vergüenza universal de Michael Rasmuassen, alias “el Pollo”, descalificado yendo líder por mentir bajo sospecha de dopaje, dejando el maillot amarillo a Alberto Contador. Ahora, Dinamarca vive orgullosa de sus ciclistas. Se ha visto en las carreteras y ciudades por las que ha pasado la Grande Boucle. El público las ha convertido en auténticas gradas. Repletas de aficionados, han apoyado orgullosos a los Jonas Vingegaard, Mads Pedersen, Kasper Asgreen, Andreas Kron y … Magnus Cort Nielsen.

Y también se ha presenciado como un príncipe del pedal nacido en el ciclocross es el nuevo dominador de la ronda, que ya pisa suelo francés. La etapa que precede a la que nos teletransportará por unos kilómetros a Roubaix, ha catapultado definitivamente a Wout Van Aert a un liderazgo primerizo que tiene visos de complicarle un poco más la vida al gran favorito, Tadej Pogacar. Con Gran Bretaña en el horizonte, el viento litoral era la gran amenaza para los más rápidos del pelotón. La impaciencia se respiraba, Había cansancio de finales al sprint. A falta de diez kilómetros de Calais, con el pelotón alineado y compacto, a velocidad de vértigo, en el repecho oportuno, la estrategia del Jumbo ha detonado la carrera más previsible. Allí estaba el líder de amarillo completo ejerciendo como tal. Una victoria que confirma que el Jumbo Visma tiene dominado el Tour.

Sus rivales del UAE han perdido la iniciativa. Van Aert es otro todoterreno. Capaz de ganar en cualquier lugar. En la pasada edición lo hizo en el Ventoux, contra el reloj y al sprint. Ayer lo hizo escapado. Si no hay guerra de líderes, las abejas han dado primero y tienen dos cartuchos más en la recámara. El Tour ya no es una fiesta folklórica. A partir de mañana, cada día tendrá su trascendencia, y en cualquier momento, Pogacar desplegará su contraataque. Atentos.