Nadal se gana los cuartos ante Marterer
El campeón no da pie a la sorpresa. Rafael Nadal superó su cuarto escollo en París al derrotar a Maximilian Marterer (6-3, 6-2, 7-6), novato en la segunda semana del Grand Slam parisino, en un encuentro en el que el número uno fue puesto en complicaciones, que solventó con sobriedad y algún problema, a base de ritmo y experiencia. Sin el sobresaliente pero aprobando sobrado, el campeón sacó su billete para los cuartos de final de Roland Garros, donde le espera un nuevo duelo con el ‘peque’ Schwartzman.
Después de dos compromisos muy asequibles gracias al juego desplegado y al miticismo que transmite en Roland Garros, Nadal se plantaba en cuarta ronda mirando enfrente para encontrar a un rival desconocido, de los pocos a los que aún no se había enfrentado dentro de los pertenecientes al top 100. Maximilian Marterer, un espigado y potente alemán, con tarjeta inmaculada en el complejo parisino, sería el encargado de complicar el pase a los cuartos de final de su torneo al número uno.
Marterer, a pesar de levantarse más de 190 centímetros desde el suelo, no es un pegador al uso. Su movimiento en tierra es bueno y la capacidad de sufrimiento debe añadírsele a sus pros, pero la altura y peso de los tiros de Rafa comenzaron a superarle poco a poco hasta convertir en un martirio su estancia en la pista. Vives la oportunidad de tu vida en uno de los mayores escenarios del mundo, juegas bien –sobre todo de derecha en el caso del alemán– pero la presencia del número uno está llamada a amargar tu estancia. Es la historia a vivir en casi cada duelo en el que Nadal forma parte en Roland Garros.
Haciendo gala de la valentía y el desparpajo del novato, Marterer contó con ventajas en su haber tanto en el primero como en el tercer set, algo que lejos de favorecerle le provocó un nerviosismo desaconsejable. Nadal, sin ser el elemento devastador que desea en cada partido, remontó en ambos casos con paciencia y sin pasar apenas apuros. Si en el primero y el segundo la solución resultó asequible, en el tercero y a la postre definitivo, el español necesitó del tie break para dar buena cuenta de un hombre a tener en cuenta en próximos meses.
Marterer y su derecha, gratas sorpresas
La condición de zurdo, antaño incómoda para Nadal, no ayudó a Marterer como tampoco lo hizo con Pella en segunda ronda. Rafa ha encontrado la velocidad de crucero con su histórica derecha, tanto que ni yendo a parar a la del contrario se puede conseguir reducir su efecto devastador. El alemán compitió de manera impresionante con una derecha que recordó por momentos a la del diez veces campeón, pero la regularidad hecha persona estaba al otro lado de la red, y acabó encontrando solución para cada problema que le planteaba el destacado jugador teutón.
A medida que pasaban los juegos, los golpes de Nadal dañaban mucho más en los intercambios de fondo de Marterer, que solo pudo seguir remando mientras lamentaba el desperdicio de sus ventajas y esperaba el inevitable final, que llegó tras más de dos horas de juego y con el billete para cuartos de final en el bolsillo de Rafael.
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