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Liga Santander: Espanyol 0 - Barcelona 4

Messi destroza al Espanyol

Dos goles de falta de Leo Messi decantan el derbi de Barcelona

Dembélé y Suárez cerraron la goleada

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Si Luka Modric ganó esta semana el Balón de Oro, quizá habría que inventar un premio para Leo Messi: el Tobillo de Oro. Los dos goles de falta que anotó el argentino en el derbi catalán podrían ser perfectamente su tarjeta de presentación para ganar cualquier concurso. Su exhibición de golpeo permitió al Barcelona sacar adelante un partido que últimamente se le había complicado.

Leo anotó el primero y el cuarto gol del Barça y fue una auténtica pesadilla para la zaga blanquiazul, que ni con las faltas pudo pararle. Dembélé, que cada día casa más con sus compañeros, y Luis Suárez completaron una goleada que pudo ser mayor en la mejor primera mitad que se recuerda a los culés en bastante tiempo.

El partido comenzó con un Espanyol muy organizado y en disposición de competir, como en los últimos tiempos, a un Barça que compareció agarrotado. Los pericos se permitieron el lujo hasta de disfrutar de las primeras ocasiones, pero ni Borja Iglesias ni Hernán Pérez vieron puerta en sus intentonas.

Los locales, como viene siendo costumbre, rascaron y de lo lindo a un Leo Messi que se desató. No sabemos si fue por la decisión del Balón de Oro, si por el juego duro de sus rivales o simplemente por ser un derbi, pero al argentino se le vio extramotivado y muy fino en cada una de sus intervenciones. Y si Leo está así, mal negocio para cualquier rival, por muy enchufados que estuviesen.

Messi, en una de sus múltiples arrancadas, fue cazado nuevamente y esta vez no perdonó. Desde 25 metros, Leo –que no tendrá el Balón de Oro, pero si el Tobillo de Oro– sacó una falta de clínic que se coló por la escuadra de Diego López. Imposible lanzarla mejor. Cualquier apelativo que empleemos quitaría méritos a ese golpeo lleno de efecto.

Ese tanto dio alas a un Barça que hasta esos 16 primeros minutos no había tirado a puerta. Messi empezó a castigar una y otra vez las pérdidas de balón en la salida de los pericos y el segundo gol volvería a dejar en evidencia que se le da tan bien marcar como asistir.

En un barullo en la frontal, con cinco rivales rodeándole, Leo vio lo que nadie puede y abrió a la izquierda a Dembélé abierto. El francés armó su zurda, pero terminó empleando su ya clásico recorte para anotar con la derecha en un lanzamiento que también lamió la escuadra.

El Espanyol estaba groggy y no habíamos cumplido la media hora de partido. El Barça olió sangre y pensó en grande y en golear a su rival de la Ciudad Condal. Si no les cayó un saco al descanso fue de milagro. Primero Suárez –tras otra excelsa asistencia de Messi– envió un balón al poste y apenas dos minutos después fue Leo quien cabeceó el esférico contra el poste.

El Espanyol pedía la hora. El descanso podría reconfigurar el ambicioso plan de Rubi, pero el reaparecido Luis Suárez tenía también cuentas pendientes. El uruguayo pidió un balón al hueco a Dembélé y se inventó un gol sello de la casa ganando la marca a los centrales locales. Su fe mueve montañas y, aunque se encontraba excesivamente escorado, disparó por debajo de las piernas de Diego López colando el balón dentro de la portería con la colaboración del ex portero del Real Madrid.

El Barça celebró con júbilo la sentencia del partido a un minuto del descanso, mientras la afición de Cornellá no sabía donde meterse ante el baño al que asistían. Ver a Messi desatado no tiene parangón. Pura magia y puro fútbol.

Messi y el VAR no tienen piedad

El Espanyol apareció en la segunda mitad con un reset global. El equipo local atacó en oleadas a un Barça que puso el modo ahorro, todos menos Messi. Cuando los pericos estaban mejor –tirando holgadamente más córners que sus rivales–, volvió a emerger la figura del argentino en un lanzamiento de falta todavía más complicado que el anterior.

Pese a que el ángulo era para un diestro, Leo tenía una cuenta pendiente con Diego López –que le había sacado dos de mucho nivel– y colocó en la escuadra un balón desde todavía más lejos. Messi dejó a todos incrédulos con su tobillo de oro.

El Espanyol se volcó con todo. Rubi metió a Baptistao, a Sergio García y casi resucita a Tamudo en busca del gol del honor. La suerte fue esquiva al equipo local hasta tal punto que el propio VAR anuló el gol de Duarte por fuera de juego en una decisión que el asistente Jaime Latre prolongó en exceso por lo milimétrico de la posición.

El Barça durmió el partido en sus brazos en los minutos finales y eso que Coutinho –que volvía a su antigua casa y que fue suplente por sorpresa–intentó buscar la manita sin éxito en un partido de máxima solvencia de los de Ernesto Valverde. El técnico sabe que con Messi en este momento de forma son imbatibles.