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El resto de opciones parecen inviables

McLaren, hipotecada con Honda: necesitan 250 millones para romper con ellos

Es una relación nociva, contaminada, un ligue a medias que, a pesar de no compaginar del todo, te salva un domingo. Honda y McLaren viven en un idilio monetario, que no deportivo. Una atracción puramente física, esperando una reconversión interna que transfigure la conveniencia hacia el amor. El proyecto mastodóntico prometido es ya una bebida gaseosa abierta hace tres años. Los test están dejando al aire la espalda de los japoneses: no hay rendimiento, no hay fiabilidad. Entonces, ¿por qué siguen juntos?

Honda utiliza a McLaren como el Joker a Batman diciéndole eso de «no puedes vivir sin mí». Son esa fuerza irresistible que choca contra un objeto inamovible: Woking ataca pidiendo más potencia; Sakura clama paciencia… enseñando los billetes. Son prisioneros de una inyección fundamental para sostener la compañía: 250 millones de euros (esponsorización y colaboración técnica) de los 465 de presupuesto en total vienen de Japón, según fuentes consultadas por el medio.

La disyuntiva es importante: están hipotecados con Honda, 10 años de contrato, con revisión en el tercero. Dennis fue el salvador en 2014 cuando andaban con la cartera vacía, pero, ahora, tres años después, sin rendimiento deportivo, las dudas aparecen. Y ya no está Ron. Las opciones para romper pasan por encontrar esos 250 millones de euros en otro lado: o por parte de los accionistas (Mansour Ojjeh y el fondo bareiní Mumtalakat) o patrocinadores u otro motorista dispuesto a ello.

La opción Renault… o BMW

En lo estrictamente deportivo, la rumorología dispara una teoría loca y una más cabal para montar un nuevo V6 Turbo en el McLaren: BMW es la utópica; Renault, la real. En la hipótesis menos verosímil se encuentra una certeza tangible: la asociación entre alemanes y británicos ya está creada. Ambos colaboran en investigación de motores de nueva generación, tanto híbridos como eléctricos. Su legado: el McLaren F1, V12 de 6.1 litros y 627 caballos de potencia. ¿La velocidad máxima? 386 km/h.

Un dato curioso: para motorizar tal bestia, McLaren llamó primero a Honda… que se negó. La otra maniobra aceptable es la de Renault, un rumor creciente que parece otro globo sonda de Woking para seguir con su táctica de presión. Una coacción que empieza a ir más allá: los accionistas, Mansour Ojjeh y el fondo bareiní Mumtalakat, según fuentes consultadas, estarían dispuestos ahora a aumentar su inversión en McLaren.

Un trivial de factores con un objetivo manifiesto: volver a ganar. Sea con Honda o sin ella, McLaren se mueve para encontrar una solución a tan alargada sequía. Lo de 2017 parece otra macabridad incontrolada para ambos interesados. McLaren y Honda, condenados a entenderse por una hipoteca difícil de romper… pero, visto lo visto, no imposible.