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GP Japón de Fórmula 1

Max Verstappen gana en Japón con Carlos Sainz sexto y Fernando Alonso octavo

El piloto holandés vuelve a ganar en Suzuka y podría proclamarse campeón mundial en Qatar

Red Bull se proclama campeón mundial de constructores

Max Verstappen ha reinstaurado su dictadura en el Gran Premio de Japón. Después del lapsus en Singapur, el piloto holandés volvió a ganar con mucha comodidad una carrera de Fórmula 1 dominando de principio a fin. Le acompañaron en el podio los pilotos de McLaren, Lando Norris y Oscar Piastri, el incontestable segundo mejor equipo del día, mientras que Carlos Sainz y Fernando Alonso concluyeron sexto y octavo, respectivamente.

La victoria de Sainz en la carrera nocturna de Marina Bay fue un pequeño oasis en el desierto que Verstappen ha vuelto a extender sobre la Fórmula 1 en el circuito de Suzuka. Su decimotercera victoria de la temporada, sumado al descalabro de Sergio Pérez, acercan todavía más ese tercer título que ya tiene en el bolsillo desde hace tiempo. De momento, Red Bull ya se ha proclamado campeón mundial de constructores.

Por detrás del extraterrestre Verstappen, que ya suma 400 puntos en el campeonato y tendrá su primera bola de partido en Qatar (8 octubre), el fuego real se disparó en las peleas por el podio y por los puntos, y esta vez Sainz no pudo salir victorioso de la refriega. Con McLaren un punto por encima de sus escuderías rivales, los cuatro pilotos de Mercedes y Ferrari batallaron por los puestos del cuarto y el séptimo. El madrileño acabó sexto tras rebasar a un desfondado Russell.

Fernando Alonso se desespera

Las otras 52 vueltas de la prueba fueron el día soñado por los cerebros de la Fórmula 1, ya que casi todo se jugó en una intensa batalla de estrategias y con pocos duelos rueda a rueda sobre el asfalto. Russell fue quien más arriesgó al construir su carrera a una sola parada, pero en su moneda al aire salió cruz y solo pudo ser séptimo.

McLaren no dio opción a sus adversarios en la pelea por los otros cajones del podio y, por detrás, Fernando Alonso se desgañitaba buscando maneras de mejorar. Peleó como un jabato, se hartó de lamentarse por la radio del equipo y exigió soluciones sus ingenieros, pero lo cierto es que no tenían ninguna lámpara mágica que frotar. El mejor momento de Aston Martin ya pasó y la octava plaza del asturiano era el mejor resultado que podía cosechar. No hay más cera que la que arde.