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Mariano, el año de la confirmación

El año 2016 no se le olvidará fácilmente a Mariano Díaz. El delantero del Real Madrid ha vivido su confirmación como futbolista, y eso que a estas alturas hace 365 días su futuro estaba totalmente en el aire. El de Barcelona acababa contrato y a partir del 1 de enero era libre para negociar con cualquier club. Parecía que los 11 goles que había hecho en los 14 partidos que había disputado en su segunda temporada en el Castilla no eran suficientes para que le llamasen desde el club y renovar. Por ello, todo apuntaba a que el delantero de moda de La Fábrica estaba cerca de salir en busca de oportunidades en otro equipo.

El año comenzó y Mariano volvió a hacer lo que mejor se le da, marcar goles. En el partido del adiós de Zidane del Castilla, un día antes de que cambiara la historia del Real Madrid y la del propio atacante, el catalán hacía un gol ante La Roda. Ese 3 de enero sería el principio del cambio. Una semana después, Víctor Fernández hacía esa llamada que tanto anhelaba una parte del club, Zidane incluido, y el jugador. El director de la cantera blanca se reunía con el agente del jugador el 8 de enero para renovar un contrato que se prolongaría hasta 2021 y llevaría a Mariano a tener ficha del primer equipo. Aunque su comportamiento no cambió.

Trabajar, trabajar y trabajar es su filosofía de vida y la que mantiene hasta el día de hoy. Por ello, con el futuro un poco más asentado, comenzó una dura batalla para ganarse la confianza de Luis Miguel Ramis, sustituto de Zizou en el segundo equipo blanco. El técnico apostó por Borja Mayoral en un primer momento relegando a Mariano al banquillo y a contar con minutos en las segundas partes. Pero tras superar unas molestias y a base de pundonor se terminó ganando la confianza de un Ramis que ya nunca más iba a dejar de confiar en él. Ni en Mayoral. El Castilla jugaba con los dos artilleros en ataque, sin duda una delantera de primera para intentar ascender a Segunda.

De esta forma Mariano fue cogiendo confianza, continuó marcando goles —terminó la primera mitad de 2016 con 14 goles—y su nombre cada vez sonaba con más fuerza. Eso sí, Zidane, uno de los hombres que más han apostado por él, nunca le llegó a dar la oportunidad de jugar con el primer equipo. La respuesta sólo la conoce el francés.

Mayoral y Mariano celebran un gol del Castilla.

Volviendo al Castilla, Mariano terminó con la espina de no poder lograr el ascenso a Segunda División, aunque en lo personal no podía pedir mucho más. Así alcanzó el ecuador de un año futbolístico simplemente brillante. Aunque todavía quedaba lo más difícil.

Convenció a Zidane y enamoró al Madrid

Mariano se fue de vacaciones con la sensación del trabajo bien hecho. Él lo había dado todo para lograr los objetivos y ahora tocaba dar un paso más. Tras descansar, volvió a Valdebebas, pero esta vez su lugar estaba junto a los mayores. Tenía por delante algo menos de un mes y medio para demostrar que estaba preparado. Para hacer ver a Zidane que no se había equivocado apostando por él. Y tanto que lo demostró.

El delantero dejó a todos impresionados en Canadá, primera parada veraniega de los blancos. Zidane y el cuerpo técnico alucinaban con el portentoso físico de Mariano. Además, Cristiano Ronaldo le acogió con los brazos abiertos. El luso admiraba las ganas y esfuerzo del canterano. Así se fue ganando la confianza de todos.

Mariano fue aprovechando cada minuto, cada oportunidad que le daba Zidane, tal y como hizo ante el Chelsea, frente al que se estrenó como goleador con el primer equipo en su segundo partido. 82 minutos necesitó para batir las redes enemigas.

Mariano celebra su gol ante el Chelsea. (Realmadrid.com)

El Madrid volvía a casa y comenzaba a preparar la Supercopa de Europa. Mariano, aún sin número, tenía multitud de ofertas. Sevilla, Espanyol, Leganés, Deportivo de La Coruña, Celta, Osasuna, Alavés… y así aumentaría una lista interminable de equipos nacionales e internacionales que habían llamado a la puerta del jugador. Todos le querían, pero él se quería quedar en el Madrid.

Y llegó la hora de la verdad

Borja Mayoral salía cedido, era el primero de los tres jugadores que estaban llamados a buscar minutos lejos de Chamartín —los otros dos eran Marcos Llorente y el propio Mariano—. Ambos viajarían hasta Trondheim, Noruega, formando parte de los convocados que lucharían por ganar la Supercopa de Europa. Ninguno de los dos jugarían, aunque Llorente sí se sentó en el banquillo. Mariano, por su parte, tuvo que sufrir desde la grada. El Madrid ganaría la final y el barcelonés lo celebraría como uno más, pero su futuro seguía en el aire.

 

Mariano celebra su gol al Stade de Reims. (AFP)

A la vuelta llegó la hora de la verdad. Mariano Díaz tenía que decidir si seguir en el Madrid o salir. En algún momento parecía que tenía pie y medio fuera, más si cabe cuando el Villarreal se cruzó en su camino, pero dos palabras fueron suficientes para que la decisión fuera la de seguir peleando por un sueño: «Mariano, quédate». DIARIO MADRIDISTA adelantaba en exclusiva esas palabras que pronunció Zidane y no dudó en hacerle caso. Antes, Mariano se estrenaría con gol en el Trofeo Santiago Bernabéu.

Con la decisión tomada, Mariano, ya con número, el ’18’, sólo tenía entre ceja y ceja seguir trabajando al máximo. El resultado han sido 157 minutos repartidos en seis minutos y cinco goles anotados. Unos números pobres en cuestión de participaciones, pero impresionantes en el bagaje anotador. Un gol cada 32 minutos, cuatro de ellos en Copa del Rey y uno clave en la remontada liguera ante el Deportivo de La Coruña, que le han convertido en uno de los jugadores más queridos por el madridismo.

Mariano, la gente que le rodea, la afición y, posiblemente, Zidane piensan que debe jugar más, aunque nadie dijo que esto fuera a ser fácil. La apuesta era arriesgada y las consecuencias, fácil vislumbrarlas. Ahora, con otro mercado de fichajes a la vuelta de la esquina, muchos equipos se vuelven a fijar en el goleador. El Sevilla o el Eintracht alemán son de los que más fuerte están apostando por él, aunque la postura sigue siendo la misma: seguir.

En el club están encantados con él y ni se les pasa por la cabeza venderle. A Zidane siempre le ha encantado. Y Mariano quiere seguir peleando por su sueño hasta que se le acaben las fuerzas y, sólo cuando eso suceda, será el momento de abandonar el club blanco para probar suerte en otro lado. Sin duda, cierra un año lleno de emociones, pero parece que 2017 no lo será menos.