Llull: «Tendrá que pasar un año para que me olvide de la rodilla, pero estoy casi al 100%»
Sergio Llull está de vuelta y para quedarse. En la Final Four que parecía predestinada a encumbrar a Luka Doncic como la próxima gran sensación del baloncesto europeo, el menorquín ha irrumpido como un ciclón para recuperar los galones que prestó al esloveno durante los más de ocho meses que estuvo en el dique seco tras ocho meses de baja.
«Ojalá que no me hubiese ido nunca, pero he estado ocho meses y medio fuera», dice. «Creo que el trabajo que hemos hecho durante la recuperación ha sido increíble con el staff técnico, con la confianza que me han dado tanto Pablo Laso como mis compañeros», alaba el jugador, que fue el máximo anotador blanco junto a Doncic en las semifinales con 16 puntos frente a CSKA.
A Llull no le ha afectado ni la presión por volver e intentar volver a ser el mismo ni la psicología del miedo que puede haber tras salir de un proceso tan largo y duro. «Personalmente creo que tengo un carácter fuerte y mentalmente soy una persona fuerte. Encaré la lesión desde el principio con muchas ganas, como un reto nuevo y ahora que estoy aquí hago lo que puedo, lo mejor que sé e intentando aportar mi granito de arena para que el equipo gane», explicó.
Al internacional español le dan igual los minutos de juego porque su consigna es clara: «Yo siempre voy a intentar jugar al 100% sea 10, 15 o 20 minutos y es lo que voy a seguir haciendo en la final». Eso sí, Sergio admite que si no estuviese cerca de su máximo nivel no habría venido a Belgrado. «El porcentaje mío es de casi el 100%, en partidos así si no estás casi a tope mejor que te quedes en casa porque son duelos de una exigencia muy grande y es cierto que en lesiones de este calibre, de tan larga duración, hasta que no pasa un año no te olvidas de la rodilla», añade.
Llull, sin embargo, valora positivamente la experiencia de haber estado toda la temporada fuera y que quizá eso le ha ayudado a madurar en algunos aspectos. «He aprendido a ser más disciplinado en el gimnasio, he perdido cinco o seis kilos que eran importantes para no hacer sufrir a la rodilla y creo que ha sido un aprendizaje muy positivo para mí porque he visto mucho baloncesto, he visto mucho juego, pese a no estar para jugar», afirma.
Aunque donde el base madridista se siente como en casa es en una cancha de baloncesto y por eso no teme admitir que «el primer día que hice la rueda de calentamiento era el hombre más feliz del mundo. He aprendido a valorar la posición en lo que estamos y lo privilegiados que somos». El Real Madrid ha recuperado a su líder justo a tiempo.
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