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LIga Santander: Leganés – Barcelona

El Barça sufre ante el colista

Victoria pírrica del Barcelona ante el colista. Dos goles a balón parado, el segundo de medio churro, dieron a los de Valverde la remontada ante el Leganés. La obraron Luis Suárez y Arturo Vidal, que anularon el gol inicial de En-Nesyri. Los azulgrana volvieron a demostrar que fuera de casa sufre ante cualquiera.

Valverde se lio la manta a la cabeza y puso en Butarque un once entre el descaro y el suicidio, eso se vería después. Cuatro delanteros –Messi, Suárez, Griezmann y Dembelé– y sólo dos centrocampistas, Busquets y De Jong. Era una alineación más desequilibrada que una mesa con tres patas. Era una alineación de puerta grande o enfermería. Quizá usted, querido lector, pensará: ante el Leganés ya podrá. Pues también.

Empezó el Barça obedeciendo a un guión más previsible que el de un capítulo del Equipo A. La pelota era azulgrana y el repliegue pepinero. No les importaba a los de Javier Aguirre juntarse todos en su propio campo para reducir los espacios al Barça. El plan era aguantar y contraatacar.

Y le salió bien al Lega, que resistió los primeros diez minutos y se puso por delante en la primera que tuvo. Fue una contra que comandó En-Nesyri. Retrató a un lentísimo Umtiti, se plantó en el área y definió a la escuadra. Fue una definición que habría firmado el mismísimo Messi, un gol maravilloso. Si no lo han visto todavía, véanlo, háganme caso. El Leganés, contra todo pronóstico, se ponía 1-0 a las primeras de cambio.

El Lega golpea primero

Incluso pudieron los locales ponerse 2-0 si Óscar hubiera culminado a puerta un jugadón marca de la casa. El Barcelona necesitaba un tiempo muerto. Y un centrocampista. Y un entrenador. Poco a poco el Lega volvió a retroceder y los azulgranas, comandados por un activo Messi, volvieron a atacar. Luis Suárez desperdició un mano a mano con Cuéllar en el minuto 23. Era el primer aviso de que a los pepineros se les iba a hacer más largo el partido y pesado que la tesis doctoral de Pedro Sánchez.

Acorralado el Lega, el Barça empezó a apretar y a acumular ocasiones, la más clara con un cabezazo de Luis Suárez pasada la media hora. Voló Cuéllar para echarla a córner. Lo intentaron los azulgrana hasta el descanso, que sobrevino con el sorprendente e inesperado 1-0 a favor el Leganés.

En la reanudación pudo empatar Piqué a las primeras de cambio, pero su cabezazo a la salida de un córner lo repelió el palo derecho de Cuéllar. Respiraba Javier Aguirre, consciente de que aún le quedaban varios sobresaltos por pasar. El primero de ellos, soportar la subida de pulsaciones que provocó el 1-1. Lo marcó Luis Suárez con un cabezazo picado (se la comió un poco Cuéllar) después de una falta botada por Messi con una precisión milimétrica.

Luis Suárez comanda la remontada

El gol hizo reaccionar a Ernesto Valverde, un entrenador que a veces parece que estuviera pintao. El técnico recompuso su equipo con más cordura y menos postureo. Entraron Rakitic y Artur Vidal por Busquets y Griezmann. El monólogo visitante era absoluto. El Leganés había pasado del repliegue a la táctica del murciélago: todos colgados del larguero.

Ansu Fati por De Jong fue el tercer cambio del Barcelona en el 70. Era una crono para los de Valverde: 20 minutos para ganarle al colista. Llegó entonces la jugada tonta de la semana: marcó Vidal a la salida de un córner. El chileno estaba en fuera de juego, pero la pelota venía involuntariamente de Rubén Pérez, así que habilitaba al chileno. El VAR concedió el gol y el Barça marcó el 1-2 con suspense.

El gol ‘in extremis’ acabó con las últimas fuerzas de un Leganés fundido y dio alas al Barcelona, que sólo tuvo que guardar la ropa y esperar a que pasaran los minutos. Al final, los azulgranas sellaron una victoria pírrica y sufrida que demuestra que al equipo de Valverde le falta fútbol y consistencia cuando sale del Camp Nou.