Federer anula a Nadal con un ‘partido perfecto’
El segundo duelo de la temporada entre Rafa Nadal y Roger Federer se resolvió en poco más de una hora de juego y con una de las exhibiciones de juego del año, a pesar de los dos meses y medio que llevamos de temporada. La desplegó el suizo y presenció y, sobre todo, sufrió el español, que se marcha de Indian Wells en octavos, con una dura derrota por 6-2 y 6-3 y sin explicarse cómo su amigo, la leyenda, se había superado a sí mismo para borrar su tenis.
Tras más de un año huérfanos del partido clásico de los clásicos en el circuito, solo 49 días después de la final histórica del Open de Australia, en la que Federer demostró estar un punto por encima del tope que tanto él como Rafa dibujaron, los octavos de Indian Wells iba a significar la reválida entre dos leyendas que quieren seguir dominando el circuito. Por si el duelo tuviera pocos alicientes, la eliminación de Djokovic, sumada a la de Murray, dejaba al vencedor del duelo como principal favorito al triunfo final.
Los primeros 25 minutos de juego atienden a un juego de otro planeta. La pista central del primer Masters 1000 de la temporada vio como Roger Federer, el jugador de los 89 títulos y las 302 semanas como número uno de la ATP, estaba jugando como nunca. Como nunca, al menos de revés.
El golpe ante el que Nadal siempre ha centrado sus ataques y sobre el que ha fundado sus 23 victorias en este duelo directo estaba destruyendo al manacorense, algo tan inexplicable como mirar el marcador, ver un 5-1 y tener que asegurar que Rafa estaba jugando de forma notable en los puntos en los que el revés de Federer no resultaba más determinante que el disparo de un fusil Kalashnikov.
Y qué decir de Rafa Nadal. Superado por la sublimación del tenis, no se resignó, siguió con su juego, sus golpes agresivos y sus gritos de ánimo en los por entonces pocos puntos ganados. Un competidor de otra época. Cayó el último juego del primer set (6-2) como lo habían hecho los anteriores, con brillantez y una sensación de superioridad similar a la de quién juega contra un niño.
Se cierra el show de Federer
Con la lógica inseguridad de quién se ve luchando con un monstruo, Nadal decidió pelear en batallas cortas en busca de una bocanada de confianza que le agarrara al partido. Se veía en desventaja a pesar de que el segundo set había empezado en unas tablas que poco duraron. Esta vez fue la derecha de Federer la que apareció entre el miedo de Rafa al golpe contrario de su rival para poner un nuevo break que dejaba el choque todavía más difícil para el español.
Tuvo alguna –mínima– opción un Rafa que, repetimos, en las contadas ocasiones que pudo jugar lo hizo bien, pero cada vez que el zurdo levantaba el puño un winner llegaba desde el otro lado, cada cual, para formar un escenario más idílico, con una mayor precisión y limpieza a la salida de cuerdas. No pudo Nadal siquiera forzar a Federer a terminar el show con su saque. Cansado de luchar contra un muro inteligente, se despidió elegante de un torneo que ha levantado en tres ocasiones y que, si juega en los tres partidos restantes como hoy, en la edición de 2017 llevará grabado el nombre de Roger.
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