EUROCOPA 2016: ESPAÑA 1-2 CROACIA

‘Sorpasso’ de Croacia a España

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Los jugadores de Croacia celebran el 1-2. (Reuters)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Conservador como Rajoy y cabezón como Paco Martínez Soria. Así es Del Bosque, inamovible en el once inicial con el que España debutó en la Eurocopa. Repitió ante Turquía y volvió a repetir frente a Croacia. Ni premio para Iker, ni descanso para los que llevan una temporada más cargada que Ortega Cano en la boda de Rociíto. El once de gala. El once de siempre.

Con su equipo favorito salía España ante Croacia dispuesta a refrendar su candidatura a la Eurocopa. Y con Iniesta, ese muchacho al que le negaron un Balón de Oro para dárselo a Messi, con el fútbol en ebullición. Vestíamos de blanco, que pega con todo. Y salimos con menos brío y algo más de calma que frente a Turquía. El duelo nació algo trabado, como el discurso de un tartamudo.

Mucha presión, mucha imprecisión. La pelota cambiaba loca de pie en pie y no parecía rodar demasiado. Ya saben, que si el césped y tal. A base de un juego directo y siempre en largo, Croacia logró rondar el área de De Gea desde el principio, pero sin demasiado peligro.

El que sí tuvo España en su primera llegada. Fue una maniobra perfecta gestada entre Silva y Fábregas después de varios toques precisos. El mediapunta del Chelsea se infiltró en el área croata y la puso para que Morata sólo tuviera que empujarla en el segundo palo. La Roja encontraba el gol antes que el fútbol. Era el minuto 6 y sólo dos después Nolito tuvo en sus botas el 2-0 tras una buena asistencia de Silva. España había puesto la máquina de atacar en funcionamiento.

Morata, a la primera

Croacia, huérfana de brazalete y fútbol sin Modric, acusó el golpe y la selección empezó a dominar a sus anchas. Un regalo de Ramos de último hombre permitió a De Gea demostrar que España tiene portero. El meta del United desvió a córner el disparo Kalinic con agilidad y solvencia. Otro regalo, esta vez de Piqué, complicó a De Gea, que se hizo un lío y la pelota acabó en los pies de Rakitic, cuya vaselina se estrelló primero contra el larguero y luego contra el poste. España presumía de la suerte de los campeones.

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De Gea despeja el tiro de Kalinic. (Reuters)

La Roja atacaba con calma y defendía con un punto de pereza. Pero Silva y Fábregas se movían a la perfección entre la nutrida defensa de Croacia, incapaz de sujetar la movilidad, la imaginación y el talento de los españoles. Un disparo del canario a los 22 minutos lo repelió con apuros Subasic. España empezaba a aplicar el rodillo.

Croacia se puso a repartir como Steven Seagal, pero eran palos de impotencia. Sólo a balón parado sufría algo España porque los croatas se fueron arriba más por necesidad que por convicción. Un cabezazo de Pericic tras un buen centro de Srna fue el tercer aviso de Croacia rondando ya el descanso.

También tuvo la suya Ramos después de una asistencia de Nolito a la salida de un córner botado con mucho arte. El cabezazo del capitán se marchó desviado a la derecha de Subasic. Y luego a Morata se le escapó un control que le habilitaba para el mano a mano. España rondaba el 2-0 que podría sellar el partido al filo del intermedio.

Duerme España, iguala Kalinic

Pero fue Croacia la que logró un inesperado empate en el 44. La jugada la inició Pericic en la banda izquierda. Sentó a Juanfran con una bicicleta y la puso al área. Allí, Rakitic le robó la cartera a Busquets y peinó al centro del área donde Kalinic hizo lo propio con un despistadísimo Sergio Ramos y batió a bocajarro a De Gea. A España le marcaban el primer gol de la Eurocopa y a los de Del Bosque les tocaba, como a Garci, volver a empezar en la segunda parte.

El seleccionador se debió remangar en el descanso, porque España saltó al campo en la segunda mitad con un aire más serio, así como un inspector de Hacienda revisando la declaración de Messi. Pero Iniesta no tenía su noche y La Roja le echaba de menos. Croacia, satisfecha con el empate, se pertrechaba atrás y lo fiaba todo a una contra. O a aguantar el paso de los minutos sin encajar otro gol.

Morata rondó el segundo tras una buena asistencia de Silva, pero Jedvaj tapó bien con el cuerpo el remate del 7 de España, que se las tenía tiesas contra toda la defensa croata. España gobernaba el partido, pero era un gobierno débil. Cualquier contra de Croacia era una moción de censura. Una doble intervención de De Gea, la primera con la mano y la segunda con el pie cual Joseja Hombrados, evitó que a La Roja se le pusiera el partido negro. Era el minuto 57 y Del Bosque se hartaba: metía a Bruno al campo para sujetar el partido.

España coqueteaba con la derrota y el seleccionador se convertía en digno heredero de Javier Clemente y blindaba el centro del campo a costa de sacrificar a un agotado Nolito. Ay, las rotaciones. Volvíamos a los oscuros tiempos del doble pivote, lo que fuera por aguantar al menos el empate. Luego sacaba de campo a Morata para dar entrada a Aduriz. Antes del 65 Del Bosque consumía dos cambios.

La Roja más gris

España dormía la pelota y se dormía con ella. Ramos, otra vez Ramos, tuvo en su cabeza el 2-1 a la salida de un córner ejecutado por Silva con precisión quirúrgica. Y a los 70 un penalti cuanto menos dudoso de Vrsaljko sobre Silva dio a Ramos la tercera oportunidad de marcar, pero no era la noche del capitán, que marró la pena máxima después de que el portero de Croacia se adelantara un latifundio. Pero ya es suficiente con que te piten un penalti como para que te lo manden repetir si lo fallas.

La selección parecía cansada, pero es lo que tiene que al seleccionador se le ponga en sus partes jugar todos los partidos con los mismos once. Una falta de Rakitic a la estratosfera permitió respirar a todos los españoles de bien, Camacho el primero. Pasaban los minutos y España aguantaba el empate con oficio. Del Bosque llamaba a Thiago para suplir a un exhausto Fábregas.

Un Piqué inexpugnable sujetaba a España desde atrás, mientras Croacia trataba de nadar hacia el triunfo guardando la ropa del empate. La selección especulaba y en ese perfil no salimos tan guapos. Ni parecemos tan buenos. Pero éramos Benjamin Button: el tiempo jugaba a nuestro favor. O eso nos creíamos. Porque una contra comandada en estampida por Kalinic y Pericic ponía el 1-2 en el marcador y dejaba el inesperado sorpasso a falta de tres minutos para el final.

España no tenía tiempo para reaccionar a pesar de la ocasión postrera de Silva, pero sí para reflexionar en los días venideros. Sobre todo Del Bosque, que se ha empecinado en agotar al equipo y a fe que lo ha conseguido. Y lo hemos pagado muy caro. Reflexione, don Vicente.

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