Emilio García Silvero, de Richelieu de Cardenal a candidato ¿de consenso?
Emilio García Silvero ya ha dado su «sí, quiero» a la alianza con Tebas y Cardenal para intentar asaltar la Real Federación Española de Fútbol. Al candidato de LaLiga para monopolizar el control del fútbol le han dado todas las garantías que necesitaba para poder filtrar su anhelo por dirigir el organismo para el que trabajó como empleado hasta 2012. Bajo la bandera de la neutralidad y la regeneración, venderá una candidatura donde nada es lo que parece.
Porque la trayectoria de este abogado coruñés está marcada por su afinidad y lealtad al padrino de su primer hijo, el ex Secretario de Estado para el Deporte Miguel Cardenal, al mismo tiempo que colaboró en el hundimiento y olvido del que fuera su valedor y ahora ex amigo Gorka Villar.
Con el hijo de Ángel María dio múltiples cursos de derecho deportivo en Latinoamérica, algo que le ha obligado a ir declarar como testigo –quién sabe si volverá como investigado– en el juicio por el Caso Haití. Cardenal fue uno más en esos viajes en business a tierras con ponencias en cursos en Caracas o Cartagena de Indias, pero aquello se terminó en cuanto fue elegido para dirigir el CSD.
García Silvero estudió en la Universidad de Extremadura, lugar donde su amigo Cardenal se sacó un doctorado e impartió clases. Ambos comenzaron una relación que se prolongó en las aulas de la Universidad Rey Juan Carlos, lugar en el que impartieron numerosos cursos, al tiempo que ambos cobraban de la RFEF –Cardenal hasta imponía un peculiar modo a Jorge Pérez por sus creencias religiosas– por llevar asuntos legales y organizar seminarios para dar doctrina sobre derecho deportivo.
El brazo armado en la sombra
Pero llegó el momento de la independizarse de la RFEF. 2012 fue un gran año para los dos. Cardenal ascendió a la cúspide del CSD y García Silvero prosperó marchándose a Suiza para dirigir el Comité de Disciplina e Integridad de la UEFA. Algunos empleados de la Federación se preguntaron acerca de la integridad de Emilio tras destaparse el dineral que se llevó de la RFEF como colofón a sus años allí: más de 200.000 euros firmados por Jorge Pérez.
Aun así, la relación entre ellos nunca se cortó. Al contrario, Cardenal descolgó en numerosas ocasiones el teléfono para hablar con su amigo y pedirle asesoramiento en múltiples cuestiones. Otras, era Emilio el que llamaba a su compadre Miguel para actualizarle con las noticias internas más jugosas que le llegaban desde la Federación y así, Cardenal se hacía más fuerte en la guerra contra Villar, que desconocía estas filtraciones.
Es evidente que los dos mantenían su influencia en la RFEF como cómplices de Jorge Pérez, su confesor en todos los asuntos federativos de los presidentes regionales, a los que mantenían a raya por el método del chivatazo.
Un ejemplo de ello es que Cardenal se guardó en un cajón de su despacho una denuncia muy comprometida contra Eduardo Herrera, presidente de la Federación Andaluza, a cambio de su lealtad en la cruzada que iba a emprender contra Villar. Sin embargo, a los fieles del presidente, en cuanto pudo, los empapeló con la inestimable ayuda de Emilio García Silvero y de Jorge Pérez. El método era bien sencillo.
Pese al poder que ostentaba, Cardenal no era feliz y echaba de menos a su Richelieu hasta el punto de que le propuso ser su director general de Deportes en el CSD. García Silvero rechazó la propuesta de plano por las condiciones económicas que se le prestaban: no estaba dispuesto a perder un sueldo de 400.000 euros al año en Suiza para volver a España por menos dinero. Cardenal se enfadó, pero entendió que su íntimo le rechazase.
García Silvero, pese a aquel desplante, hizo y deshizo como quiso en el CSD. Aconsejó a Cardenal fichar a un Director de Comunicación que el propio Miguel ni conocía, pero traía el aval de su amigo. Resulta curioso que el Secretario de Estado para el Deporte encargase al candidato de Tebas que elaborase un documento de buenas intenciones sobre el funcionamiento que debían tener las Federaciones.
Un personal amplio en el CSD y Emilio García Silvero era quien elaboraba documentos sobre el funcionamiento de las Federaciones –y además sobre buenas prácticas – cuando él cobró durante ocho años de la Federación más perseguida posteriormente por Cardenal.
La confianza entre ambos, como se puede interpretar de estas actuaciones, es ciega y así ha seguido siendo pasado el tiempo. Silvero siempre que regresa queda a tomar cordero –su plato favorito– con Cardenal. ¿Son estos datos los de un candidato neutral?
El día en que Silvero fue Policía de Cardenal
Uno de los días más complicados de Miguel Cardenal al frente del CSD fue aquel artículo en El País que enfadó a más de media España y que tituló «Orgullosos del Barça». Fue inaudito que un Secretario de Estado para el Deporte saliese en defensa de un club que había delinquido –tal y como admitió el propio club pagando 5,5 millones de euros al Estado años después– en el caso Neymar.
«Me rebelo ante la desmesura a la que asisto estos días. No haría honor a la responsabilidad que me han confiado si callara mientras un escudo que ha aportado a nuestro deporte tanto como el que más es acosado y acusado», dijo Cardenal en un texto que hubiese firmado un forofo. García Silvero actuó como la Policía privada de su amigo intentando saber a quién había ofendido con aquellas palabras y advirtiendo de las consecuencias de dejar de apoyar a Cardenal.
Cambio de opinión
Otra de las cuestiones que más ha sorprendido a los presidentes federativos autónomicos es el drástico cambio de opinión de García Silvero de un tiempo a esta parte. En el mes de septiembre, sus afines publicaban que él mismo había descartado la posibilidad de presentarse a la RFEF.
Repentinamente, esa postura ha cambiado por completo en el candidato del consenso. ¿Quizá por haber tenido que declarar por el caso Haiti? ¿Quizá porque Tebas le ha prometido un rescate como a Luis Gil si fracasa? ¿Quizá Cardenal ha prometido un pucherazo del Consejo de Estado para repetir las elecciones al completo en la RFEF sin motivo legal alguno? A García Silvero le han prometido una baraja repleta de ases, veremos si consigue sacar uno de la manga.
Pero Tebas es famoso por quemar cartuchos y con ellos quemar a mucha gente -ahí están Gerardo González Otero y Jorge Pérez- y hará lo mismo con Emilio o con quien le siga el juego, además, como se suele decir: Prometer, prometer hasta meter, una vez metido…
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