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FINAL LIGA ENDESA: SEGUNDO PARTIDO

Dubljevic asalta el Palacio y dinamita la final (79-86)

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El Valencia Basket robó el factor cancha en el segundo partido de la final de la Liga Endesa. Un excelso Bojan Dubljevic lideró a los taronja ante un Real Madrid que pagó muy caros los cinco rebotes ofensivos que concedió a su rival en el cuarto final y que a la postre decantaron un duelo muy igualado.

El pívot montenegrino se coronó en un gran escenario con 20 puntos y nueve rebotes para ser la mayor pesadilla de un Real Madrid que no encontró la manera de detener su impacto en el juego. Tampoco fue el mejor final de un Llull que sólo pudo anotar dos puntos en el periodo final, siendo muy añorado por los blancos en los momentos calientes.

El Valencia Basket salió en tromba al choque. No le quedaba otra tras ver cómo el Real Madrid le arrebató el triunfo en los últimos segundos en el primer partido. Por medio de un tremendo Dubljevic, los taronja comenzaron a labrar sus primeras rentas hasta marcharse al 10-21 a mediados del primer cuarto.

Laso estalló contra sus pupilos. Había falta de tensión y sobretodo muchas pérdidas en la circulación de balón ante la agresiva defensa planteada por los visitantes. Mención especial merece la defensa de Vives sobre Llull. El Madrid, muy mermado por el exceso de faltas de sus interiores, encontró en el Chapu Nocioni un bastión sobre el que apoyarse para enderezar el rumbo.

El Valencia, sin embargo, no había venido a dejarse remontar tan fácilmente y a través de un gran San Emeterio supieron contener una segunda unidad madridista donde Luka Doncic mostró su versión sin cafeína. Pese a todo, el Madrid remó y remó hasta limar la ventaja a sólo dos puntos para los visitantes.

Aparecen Llull y Felipe

Los problemas para Laso, sin embargo, siguieron en la segunda mitad viendo a Ayón fuera con cuatro faltas a las primeras de cambio. Fue ahí donde apareció un providencial Felipe Reyes para hacer de pívot y acompañar a Llull en una cabalgada que llevó a los blancos a conseguir el liderato en el marcador por primera vez en el minuto 28 de partido.

Los blancos lo daban por hecho llegándose a marchar por cinco puntos en las postrimerías del tercer periodo, sin embargo, no contaron con la resurrección de un tremendo Dubljevic. El montenegrino irrumpió en el último cuarto encabezando un parcial inicial de 2-8 que encendió todas las alarmas en el Palacio.

El Madrid se sabía el guión del Valencia con balones todo el rato a Dubljevic para que generase puntos y juego. Los blancos, sin embargo, no contaron con dos factores que le dieron la espalda en los minutos finales: la suerte y cerrar el rebote. Con el marcador empatado a menos de un minuto, el pívot valenciano se sacó un tiro imposible que mermó la moral de unos blancos que no fueron capaces de encontrar a Llull con su habitual acierto.

Por si fuese poco, los locales concedieron dos rebotes ofensivos en el último minuto –cinco en total en el periodo final– que pusieron la puntilla a un partido que el Valencia fue a buscar y que mereció ganar. El Madrid tendrá que hacer ajustes de cara a La Fonteta si quiere seguir peleando por el título de campeón. Hay que recuperar el factor cancha y mejor cuanto antes. El miércoles, nuevo asalto.