Todos contentos: el Sevilla cae ante el Granada, el Barça es campeón y los de Emery a la Supercopa

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Peñaranda se saluda con Beto en un lance del juego. (EFE)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

El Sevilla recibía la semana pasada al Granada en el Sánchez Pizjuán con la clasificación para la final de la Europa League en el bolsillo lograda tres días antes en el mismo escenario. Con la satisfacción del deber cumplido, el equipo de Unai Emery no se jugaba nada en el duelo ante el equipo granadino… o puede que sí.

Los números hacían previsible una victoria del Sevilla, uno de los equipos más sólidos del campeonato como local: 14 victorias, un empate y sólo tres derrotas en esta Liga antes de la visita del Granada al Pizjuán.

Enfrente, el equipo nazarí se plantaba en Nervión con un balance de sólo cuatro triunfos en 18 partidos lejos de Los Cármenes. Con los números en la mano, una victoria del Granada en el Pizjuán si no imposible, sí parecía muy improbable.

La alineación de Unai Emery, plagada de jugadores suplentes y futbolistas que no han jugado en todo el año como el portero Beto o el central Nico Pareja, era una clara declaración de intenciones. Al Sevilla no le importaba el partido. Así se vio no sólo en el marcador final (1-4, la mayor derrota de los hispalenses esta temporada en casa), sino en la actitud de los jugadores sevillistas durante todo el partido. El Sevilla puso la alfombra roja al Granada, que se adelantó con gol de Isaac Cuenca al filo del descanso.

El equipo de Emery empató en el minuto 73 con un tanto de Diego González, pero el Granada sólo tardó seis minutos en poner el 1-2… y en lograr tres goles en nueve minutos, algo inusual para un equipo que había marcado hasta su llegada al Pizjuán 16 goles a favor en 19 partidos como visitante.

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El Granada celebra la salvación en el Pizjuán. (EFE)

Una derrota muy lucrativa

La derrota del Sevilla puede llenar las arcas de Nervión. El Granada –cuyo presidente Quique Pina siempre ha mantenido una estrecha relación con el ex presidente del Sevilla, José María del Nido, que le ayudó y asesoró como abogado en la compra del Cádiz– selló su salvación matemática, lo que permitirá al equipo de José González jugar sin ninguna presión ni nada en juego ante el Barça. Tal como reconoció el portero Kelava, los jugadores del equipo nazarí llevan «tres días de celebraciones y no hemos entrenado bien».

Al Barcelona, con el triunfo del Granada en el Pizjuán, se le queda cuesta abajo su última etapa hacia el título liguero que garantizaría al Sevilla, de paso, disputar la Supercopa de España pase lo que pase en la final de Copa ante los azulgrana. Si cuantificamos esa presencia garantizada en la Supercopa, hablaríamos de una cifra que podría llegar a los tres millones de euros para el club de Nervión.

Sin duda sería una jugada maestra. Y maquiavélica. Imagínense. El Sevilla se deja ir ante el Granada y pierde. Tiene coartada porque viene de jugar la Europa League. El Granada, ya salvado, se deja ir ante el Barça y pierde. Tiene coartada porque ya no se juega nada. El Sevilla, con el título liguero del Barcelona, se garantiza estar en la próxima Supercopa aunque pierda la final del Calderón, algo que no ocurriría si el campeón de Liga fuera el Real Madrid, puesto que entonces la Supercopa de España la disputarían los blancos y los azulgranas.

¿Jugada maestra o casualidad? Juzguen ustedes mismos.

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