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Según la revista Forbes

La crisis del coronavirus golpea a Michael Jordan: pierde 500 millones en un año

La fortuna de Michael Jordan se ha visto tocada por la crisis del coronavirus. El mito del baloncesto habría perdido, según la revista Forbes, la friolera de 500 millones de dólares en el último año

  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

Michael Jordan es el actual poseedor de una de las mayores fortunas provenientes de deportistas en la historia. El ’23’, considerado casi por unanimidad como el mejor jugador de baloncesto de la historia, cuenta con ganancias multimillonarias gracias a su marca, Jordan Brand, y todo lo obtenido en su carrera profesional, pero el impacto del coronavirus en la economía le ha pasado factura de forma grave, hasta el punto de perder hasta 500 millones de dólares en el último año, coincidiendo con el inicio de la crisis del Covid-19.

Jordan es una de las 500 personas con mayor poder adquisitivo en Estados Unidos pero estas pérdidas, de alrededor de 423 millones de euros según la revista especializada Forbes, le merman y mucho en esta clasificación. El ex jugador contaría con un patrimonio de 2.100 millones de dólares  –1.777 millones de euros–, en el mes de abril del 2020, pero esta cantidad, casi un año después se habría reducido un 24%, hasta los 1.600 millones de dólares (alrededor de 1.354 millones de euros).

Se desconoce la procedencia de las pérdidas de Jordan en este último año, pero estos negocios se han reflejado en las cuentas del mito, cuya marca sí ha podido sufrir pérdidas pero no así la franquicia de la NBA de la que es propietario, los Charlotte Hornets, que sigue reportándole beneficios pese a la crisis del coronavirus.

Donaciones para hospitales

La generosidad de Jordan en un momento muy complicado para los más necesitados también puede explicar un porcentaje de estas pérdidas que se reflejan en su riqueza. Michael aportó 12 millones de dólares para la apertura de dos clínicas en su ciudad natal, Wilmington, Carolina del Norte, en pos de reforzar la «atención primaria integral, incluidos servicios de apoyo social y de salud conductual, a las comunidades más vulnerables de la zona».