El coronavirus desangra al PSG

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El PSG se encuentra en una situación límite.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El Paris Saint Germain puede que se esté convirtiendo en una inversión ruinosa para el Emirato de Qatar. El club francés ha echado el cierre por culpa de la pandemia del coronavirus y no tiene ingresos mientras paga millonarias cifras a sus jugadores siendo el equipo europeo tras el Barça que mayor carga salarial soporta.

Los culés poseen una ventaja sobre sus rivales franceses y es que cuentan con herramientas como un posible ERTE o una negociación con sus futbolistas para que acepten reducir sus salarios. El PSG, por contra, ve cómo ninguno de sus empleados ha dado el paso adelante para aceptar una rebaja salarial e incluso Neymar se ha dado a la fuga de Francia. Aquello que dijo el ex agente de Verratti, Donato Di Campli, de que «viven en una jaula de oro» se está volviendo en contra de la entidad comprada por el Emirato de Qatar en 2011.

Las circunstancias actuales no ayudan ni mucho menos a unos dirigentes que se han visto afectados sobremanera por la actual crisis del petróleo. El barril de Brent ha perdido casi dos tercios de su valor y los precios se encuentran en mínimos del año 2003. La guerra ruso-saudí ha afectado y de qué manera a una crisis que todavía se ha acentuado más por la falta de demanda de petróleo por el coronavirus.

Así las cosas, si como todo el mundo espera, la competición no se reinicia hasta mediados de mayo, el PSG tendría que pagar dos meses de sus salarios a sus futbolistas sin ingresar nada. La factura que debería pagar Qatar Investment Authority –el nombre de palo que se ha puesto el Gobierno del país para controlar al equipo– asciende a casi 150 millones de euros por el coronavirus.

Sólo Neymar y Mbappé suman en salarios –incluidos los impuestos al estado francés– un total de 21 millones en dos meses. Si a ellos les sumamos que 13 de los 15 futbolistas que más ingresan de la liga francesa pertenecen a la plantilla gala con vacas sagradas como Cavani, Thiago Silva, Di María o Verratti por encima del millón de euros de salario bruto, el agujero es doloroso a la vista.

El Emirato de Qatar, que desconoce lo que va a durar la guerra del petróleo y cómo va a quedar el orden mundial tras el coronavirus, podría tomar medidas frente a esta situación. La más práctica es reducir gastos, aunque una venta grandilocuente de una estrella podría aliviar unas cuentas maltrechas. Que el petróleo cueste menos de un 60% que hace tres meses preocupa y de que manera a un Emirato que además tiene otra gran preocupación.

La cara visible del PSG, tocada

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Neymar y Al Khelaifi, el día de su presentación.

La imagen del presidente Nasser Al-Khelaifi se encuentra por los suelos tras haber sido implicado en diversos casos de corrupción con causas abiertas en varios países europeos por irregularidades en la venta de derechos televisivos y en la compra de eventos deportivos. El dirigente, sin ir más lejos, donó un millón de euros a la FIFA el mes pasado para evitar un juicio con el organismo más importante del fútbol mundial.

Con esta situación no sería de extrañar que el verdadero jefe de Al-Khelaifi, el jeque Tamim bin Hamad Al Zani, pueda pensar en una hipotética retirada de fondos del PSG si las cosas siguen tan complicado. El estado de Qatar tiene gran parte de su presupuesto comprometido con el Mundial de Fútbol de 2022 y, pese a haber tradicionalmente el dinero por castigo, este nuevo escenario hace que los petrodólares se tengan que cuidar más que de costumbre.

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