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PRIMERA DIVISIÓN / JORNADA 12

El Cádiz deja sin fiesta a Joao

Pierde donde no caía desde hace 33 años y el Madrid se puede alejar mañana a 11 puntos

Horroroso planteamiento de Simeone y pésimo manejo de los cambios

El Cádiz marcó a los 30 segundos y logró el gol de la victoria en el 98

Joao remontó con dos goles un 2-0 y tuvo en la cabeza el 2-3 en el descuento

Cuatro días después de entregar la Champions el Atlético abdica también de la lucha por la Liga. Su derrota en Cádiz le deja a merced del Real Madrid, que puede sacarle 11 puntos de diferencia si mañana le gana al Girona en el Bernabéu. El equipo está en plena descomposición y hoy es obligado señalar a Simeone, horrible en el planteamiento y pésimo en el manejo de los cambios. Joao marcó dos goles y tuvo el 2-3 en el descuento, pero quien hizo barraca al final fue de nuevo el Cádiz, con un gol de Rubén Sobrino en la última jugada del partido.

A Simeone ya sólo le salvan los servicios prestados en el pasado. Su presente es cada día más desalentador. Sin margen de error en la Liga decidió prescindir de salida de Griezmann, su jugador más decisivo, para aparecer con una alineación que era un expediente X, y la forma en la que movió al equipo durante el partido no pudo ser más desafortunada. Dejar en el campo a cinco defensas y a Kondogbdia y Saúl con la segunda parte avanzada, con el rival encerrado a cal y canto y teniendo la obligación de remontar un marcador adverso, delata el estado de desconcierto en el que se encuentra el entrenador argentino.

30 segundos necesitó el Cádiz para sacarle las vergüenzas al Atlético. Balón largo a Espino, que llegó por fe hasta la línea de fondo aprovechando la dejadez de Nahuel, y su pase hacia el corazón del área lo remató el congoleño Bongonda ante la pasividad de Savic y Witsel. Por primera vez el equipo se vio por detrás en el marcador en un partido de Liga fuera del Metropolitano.

Para el Atlético el arranque fue una pesadilla. Después de recibir el gol se lanzó a por el empate, pero la primera consecuencia fue mucho más dramática. A los nueve minutos el senegalés Mbaye golpeó en el tobillo a Morata dentro del área y no sólo no se señaló penalty, sino que para colmo el delantero madrileño se lesionó y tuvo que abandonar el partido. El internacional tiene motivos para sentirse frustrado. Marca goles legales que le anulan y parece que los defensas tienen barra libre ante él. Cunha fue su sustituto mientras en el banquillo Joao, totalmente recostado, observaba los acontecimientos, como si con él no fuera lo que estaba sucediendo en el campo.

Obligado a ir a tumba abierta, el Atlético se fue a buscar al Cádiz donde más daño podía hacerle. A los 14 minutos un pase de Reinildo en el área  no encontró rematador y uno más tarde De Paul, desde el vértice, resolvió un ataque con un disparo suave que Ledesma siguió con la mirada, pero que para su desgracia no cogió portería. Luego fue Correa, cuyo centro chut no acabó de embocar nadie, y más tarde un remate a la media vuelta de Witsel tampoco obtuvo recompensa. Saúl fue el siguiente a los 34 minutos mientras en la banda el Cholo se desesperaba ante la nueva exhibición de sequía de sus jugadores.

Poco a poco la presión rojiblanca fue periclitando y el Cádiz no sólo disfrutó de un final de primera parte tranquilo, sino que suya fue la última ocasión del acto inicial, en un pase largo que dejó a Sobrino solo ante Oblak, pero el esloveno se hizo gigante en su salida y el balón acabó impactando sobre su cuerpo. Fue el epílogo de una de las más tristes exhibición del Atlético en lo que llevamos de curso, que ya es decir.

Diez minutos tardó en aparecer el Atlético tras el entreacto. Correa recibió de Carrasco y, favorecido por un rebote, remató a gol en el área pequeña, pero apareció una mano milagrosa de Ledesma para evitar el empate. Fue el momento en el que Simeone decidió echar mano de Joao y Griezmann, aunque antes de que el portugués y el francés pisaran el campo aún hubo tiempo para que derribaran a Carrasco en el área y tanto el árbitro como el VAR miraran hacia otro lado.

Simeone se jugó un órdago con el debut de Pablo Barrios, convencido de que había que pegar un golpe sobre la mesa, y el canterano salió con una personalidad que adivina lo que está por llegar. Sin embargo antes del revolcón final llegó otra mala noticia para el Atlético. Álex Fernández apareció a la espalda de de la defensa a los 82 minutos para en apariencia decidir un partido en el que no parecía haber vuelta atrás, con tan sólo ocho minutos por delante.

Sin embargo, como había sucedido el miércoles ante el Bayer Leverkusen, la chicha se reservó para el final. Y de qué manera. A los 82 minutos una tijera de Joao impactó contra el cuerpo de Luis Hernández y acabó venciendo la resistencia de Ledesma, y tres minutos más tarde un disparo desde fuera del área del portugués también se alojó en la red. El Cádiz se hundió y cuando el cuarto árbitro levantó la pizarra anunciando ocho minutos de descuento todo el estadio se quedó en silencio. El Atlético se lanzó a tumba abierta y tuvo dos veces el 2-3, primero en un remate horrible de Saúl y luego en un cabezazo a placer de Joao en el área pequeña tras un pase de Witsel que no cogió portería. El menino, rabioso, se ganó la amarilla por golpear el balón en un gesto de puro desespero. El Cádiz, satisfecho con el empate, montó un ataque más con el objetivo de no perder el balón que de otra cosa, pero la defensa rojiblanca volvió a hacer aguas y en el minuto 98 Rubén Sobrino empujó un centro desde la derecha para volver loco a todo el estadio y confirmar la nueva zozobra colchonera. Adiós a la Champions y adiós a la Liga. Y todo, en la misma semana. La temporada se va a hacer muy, muy larga.